Capítulo 47. Tapete de bienvenida.

599 42 16
                                    

Narra ______.

Henrie volvió, pero no pude hablar con él. Nos tienen separados en las bancas y esposados. Me pregunto, ¿Qué le habrá dicho a Harry?
Parece que lo invoqué, después de unos minutos llegó Harry uniformado, sin decir nada todos callamos para esperar sus palabras.

—Quítenles las bancas. -Nos señala- Que estén de pie todo este tiempo. -Le dice a los otros oficiales- Torturémoslos un poco. -Dice al sonreír cínicamente al vernos-

¿¡Qué mierda!? ¿Qué mierda está pasando? ¿Qué acaba de suceder con Harry? Ese no es Harry. Todos con caras de extrañados, nos volteamos a ver entre nosotros. Entraron oficiales a ponernos de pie y llevarse las bancas largas. Ahora sólo tenemos la pared o reja para recargarnos de pie.

—¿Qué mierda hiciste? -Le susurré a Henrie-

Él finge no escucharme, incluso se dio la vuelta para darme la espalda.

Tres horas después.

Ya no siento las piernas, ¿Sigo despierta? ¿Es esto un sueño? Desde que mis piernas se entumieron, no he cambiado de ángulo o de lugar, todos estamos muertos. ¿Cómo pudo Harry hacer esto? Me muero de hambre, de sueño, juro que no aguanto este dolor de piernas y cabeza.

—¿Qué creen que hacen? -Escuchamos una voz masculina-

Volteamos, no solo es un hombre, sino varios, vestidos de traje y portafolio. Deben ser...

—Somos sus abogados y exigimos que se les trate con respeto, ¡Por Dios! -Exclama uno al principio- Todos somos inocentes hasta demostrar lo contrario, ¿No es así?

—¡Jefe! -Grita un oficial-

Escuchamos unos pasos acercarse, es Harry. Después llegó Gunner por detrás también uniformado.

—Son los abogados, exigen hablar con sus clientes. -Le dice el oficial-

—Ambos sabemos que eso es tortura, oficial. -Dice el abogado del inicio, espero que sea el mío- Y si no quiere agregar eso a la lista de cosas que puedo usar en su contra, será mejor que los libere y nos den espacio para trabajar en sus casos.

Harry duda, tienen razón. Molesto da la autorización para quitarnos las esposas y llevarnos con nuestro debido abogado.

Me meten a un cuarto sola, donde solo hay dos sillas viéndose de frente y una mesa en medio. Esto es tan familiar. Tomé asiento, sinceramente solo quiero dormir, me arden las piernas por pasar horas de pie. Ya debe ser de madrugada.
Se adentra el abogado que quería que fuera mío, gracias al cielo. Unos cuarenta años, cabello castaño peinado con gel, viste de traje azul, tes bronceada y ligera barba. Toma asiento frente a mi, sube su portafolio a la mesa y comienza a sacar papeles.

—Señorita Miller. -Me dice- Soy el abogado Matthew Haller. Mark me ha mandado a su defensa en este caso que se está construyendo contra usted.

—¿Cómo está el panorama?

—Terrible, si me permite ser honesto. Completamente horrible, me han informado que tienen evidencia de todo.

Bufé, estoy harta, quiero berrear de coraje y tristeza.

—Mira _______. -Me dice- Seré completamente honesto y crudo contigo, porque por algo soy tan buen abogado. -Se halaga él mismo al crear una media sonrisa, después la quita- En este tipo de casos donde tienen tanta evidencia en contra de todos, bueno tuya, me enfocaré en ti. Ya no podremos pelear para ver si es negociable que vayas a prisión o no... -Lo interrumpo-

—¿Qué? -Pregunto molesta- ¿Cómo que ya no es negociable si vaya a prisión o no? ¿Entonces a qué viene a pelear por mi?

Pasa saliva, me ve directo a los ojos.

La Criminal. Tercera Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora