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26 DE ENERO 2020
1:23AM
Villa, edifico Campos.

Narra Camila Decker.

- ¿Y tu historia?. - preguntó prendiendo un porro.

- No tengo nada interesante. - mentí.

- Todos tenemos algo interesante Camila. - me miró y me pasó el porro.

- Yo no. - insistí en mi idea llevándome el porro a la boca.

rodo los ojos con una sonrisa burlona y volvió a hablar.

- Bueno hablame de tu familia.

- Mi madre murió, a mis 18 años. - suspiré, no quería hablar del tema.

- No lo cuentes si no querés. - acarició mi pierna en señal de apoyo y asentí pasándole el porro y volviendo mi mirada a la luna.

- Cuando te conocí pensé que realmente eras policía. - me miró y se acercó a mi. - Creí que realmente querías meterme dentro de la carcel y busqué por todos lados algo que me dijera lo contrario porque desde que te vi en ese bar no podía dejar de pensar en vos.

mi corazón comenzó a latir rápidamente, un nudo se instaló en mi garganta y la cercanía no ayudaba.

miró mis ojos, vió el brillo y se dió cuenta de que quería llorar.

- ¿Estás bien?. - acarició mi cara preocupado y susurrando contra mi boca.

- Solo... - bajé un poco la cabeza. - Recordé a mi mamá. - mentí. - Todavía duele.

- Ella estaría orgullosa de vos Cami. - sonrió y levantó mi cabeza con su mano, conectando nuestras miradas.

sonreí y miré sus labios, quería besarlo por más que me costara mi carrera, quería que las cosas pasen y una vez en mi vida no pensarlas tanto.

me tomé el atrevimiento de unir nuestros labios porque no podía soportarlo más y porque sabía que si no lo hacía iba a arrepentirme.

profundizó el beso agarrando mi nuca y se separó luego de unos minutos.

- ¿Vamos adentro?. - susurró, su respiración agitada provocó una sensación extraña en mi y cerré los ojos antes de asentir.

se paró y entró, lo seguí y al cerrar la puerta sus labios volvieron a conectarse con los mios mientras acariciaba mi cadera.

comencé a desabrochar su camisa, algo torpe y desesperada ganandome una pequeña risita de su parte.

lo logré y la saqué, tirándola a algún lado de la habitación, llevé mis manos a su pelo tirando de el y el se encargó de sacar la musculosa que traía puesta.

su boca entreabierta me volvía loca y ver la expresión con la cual miraba mi cuerpo me hacía delirar.

sacó mi corpiño, con una mano apretó mi culo aferrando mi cadera a la suya para poder sentirlo y con su boca comenzó a besar mi cuello, bajando hasta mi pecho.

suspiré, me dejó en la cama y llevó sus manos hacia la pollera que llevaba, la bajó de un tiron y con ella mi tanga, dejándome expuesta ante el.

sus labios volvieron a mi pecho pero siguió bajando, mi abdomen se contrajo al sentir sus besos y al sentirlo cerca de mi zona el calor me invadió junto con los escalofríos por su boca caliente.

no tarde mucho en comenzar a gemir cuando senti su lengua en mi, se aferró a mi intimidad y su lengua me estaba dejando sin aire, metió dos dedos y se separó admirando mi cara desbordada de placer, nuestros ojos se conectaron y sus ojos se volvieron mas oscuros de lo que ya eran.

mordí mi labio mirando su expresión y me senté, sacó sus dedos y llevé mis manos a su bermuda, desabrochando el botón y bajando el cierre.

bajé las prendas que nos estorbaban y llevé mi mano a su miembro mientras el se encontraba parado frente a mi.

lamí la punta de su pene y con mis ojos miré su expresión de placer, lo metí a la boca y escuchar sus jadeos me motivo a seguir con más ganas.

llevó su mano a mi pelo para meter más su miembro en mi boca, suspiró y cerró sus ojos con fuerza.

- Camila. - gimió y me separó rapido.

se alejó y de su bermuda sacó un preservativo, lo saqué de sus manos y lo abrí bajo la atenta mirada oscura del peliverde.

lo saqué del envoltorio y lo posicione en su pene, suspiró ante el tacto y me acosté en la cama mientras el se ponía encima mío.

- No aguanto más. - suspiró besando mi cuello y ubicándose en mi entrada. - Me volvés muy loco Decker. - gimió al entrar en mi y agarró mis manos, llevandolas hacia arriba de mi cabeza para sostenerse y moverse rapidamente.

- ¡Tomás!. - quise reprimir el grito pero fue imposible, el placer que me daba no me dejaba respirar y la habitación no tardo en llenarse de gemidos pesados y gritos.

𝘾𝙧𝙞𝙢𝙞𝙣𝙖𝙡 𝘾.𝙍.𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora