LA RESPUESTA FAVORITA DEL DESTINO

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            Mi familia (papá, mamá y hermana) siempre visitábamos a otros familiares en San Juan de lagunillas, debido a que las visitas a mi amigo se habían vuelto algo cotidiano, también los visitábamos para así despejar un poco la mente de esto. Ellos siempre nos invitaban a comer, pero por diferentes razones, no podíamos asistir; de tanto insistir e insistir, un viernes, para ser más específicos, el 27 de noviembre del 2015, se quedó que ese domingo, se iríamos a almorzar allá. Esto constaba de ir en la mañana al hospital, visitar a Yan, luego irnos para San Juan, comer, e irnos para Pueblo Llano. Sinceramente, no me agradaba la idea, no soy muy familiar que digamos, no me gustaba la idea de ir a comer allá, no sabía si me gustaría o no. O quizás era algo más que no entendía...

            Irónicamente, me faltaba solo 1 día de clases para terminar ese año, el cual era el lunes próximo; el sábado 28, salimos a comprar algunas cosas, y de verdad no recuerdo haberlo visitado ese día, no sé si mi mente lo bloquea, o simplemente no pasó. Fue un día bastante rápido, el tiempo en la ciudad se pasaba volando, era como despejar la mente del reloj, y que este se adelantara; mi mente estaba en paz, sentía que todo estaba bien, en el fondo podía estar feliz, pues estaba con mi familia, estos me hacen la vida sencilla de cierta manera. La noche llegó, solo quedaba dormir y empezar un nuevo día...

           Domingo 6:00 am, nos despertamos para comenzar el día asistiendo a misa, cosa que hacemos desde que recuerdo. Está estuvo "común" sabíamos lo que debíamos hacer ese día, así que nos dirigimos al apartamento para desayunar y luego subir hasta el hospital para visitar a nuestro paciente; recuerdo ver la hora, el reloj marcaba las 11:00am, aún era temprano, de igual manera se debía asistir al almuerzo. Llegamos al hospital, subimos hasta el piso 8, al final del pasillo se encontraba la puerta de su habitación, ahí estaban reunidos algunos familiares; adentro estaba él con su mamá. Pasaron algunos minutos, ella salió y nos comentó que Yan estaba molesto, que no se quería dejar cortar las uñas, pero al enterarse que yo había llegado, accedió inmediatamente; otra prueba del amor y respeto que este de cierta manera me tenía. Me coloqué el tapaboca, entré, este estaba jugando con un globo, lo lanzaba y daba golpecitos con la cabeza; yo lo saludé, e inmediatamente vi en su rostro que algo no estaba bien. Le comencé a hacer preguntas, muchas no las contestaba, era como si no quisiera hablar conmigo. Le pregunté si quería que me fuera, y me dijo que no; en ese momento me contó que unos payasos los habían visitado y le habían regalado el globo. Yo le hice cosquillas, y al verlo sonreír vi que liberó presión, de igual manera, no quería hablar mientras alguien más estuviera en la habitación; quedamos nosotros 2, le seguí haciendo preguntas, me respondía muy pocas, prácticamente ninguna. Al paso de unos minutos me explicó que no se quería bañar, de igual manera no se podía bañar porque no había agua. La situación del país era complicada, y afectaba todos estos servicios. Estuve otros minutos con él, pero su ánimo me hacía darme por rendido; esto hizo que la psicología a la inversa hiciera efecto, e hizo que me hablara más. En ese momento llegó el agua, y su mamá lo fue a buscar para bañarse, él se levantó cuidadosamente, y fue al baño. Pensé salir de la habitación, y me levanté, pasando frente al baño, donde la puerta estaba entre abierta, y me hizo señas de que esperara. Salí, mi madre me preguntó:

        | ¿Ya?

Yo sin ni siquiera dudarlo, respondí:

       | Sí.

Salimos del hospital, y nos dispusimos a ir a almorzar.

            Almorzamos, luego nos fuimos para Pueblo Llano, ahí estaba oscuro, al llegar comencé a alistar los trabajos que debía entregar al día siguiente, dejé todo listo, cenamos y nos acostamos a dormir.

         Ese lunes fui al liceo, prácticamente no había nadie, entregué los trabajos, me aseguré que no faltara nada, y regresé a casa. Estaba feliz porque ya estaba de vacaciones, y tenía todo un mes libre, sin necesidad de estar estresado, ni nada por el estilo. Arreglé mis cosas ordenadamente, y esperaba que la vida me sonriera. Además, la emoción de que llegaba diciembre, y con esta la hermosa tradición de adornar y dar regalos a todos.

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