TAN SOLO Y TAN SEGURO EN MIS VERDADES

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            Desde ese día las cosas en mi mente cambiaron un poco, me sentía ligeramente solo, no quería soltar más lágrimas, sentía que no me hacía bien; dejé que mis pensamientos corrieran, pensando miles de cosas y razones por las cuales pasaban las cosas, pero ninguna me daba una respuesta clara.

           He pensado mucha veces en la muerte desde el lado del familiar, pienso que lo más duro no está al momento de perderse a ese ser querido, ya que ahí cuentas con un montón de personas que tan dan apoyo, y te dicen lindas palabras que muy pocos entienden y generalmente se pierden en el ruido; lo difícil está cuando se llevan las sillas, cuando la gente retorna, cuando los familiares se van, todos con la mente en un constante "bueno, ya pasó todo" ahí sientes la soledad de verdad, ahí lo extrañas, ahí te das cuenta que tu vida cambió, pero sigues el mismo ritmo esperando que el mundo te de razones para continuar, y realmente te las da. Siguiendo con esto, se realizó una novena, esta hizo las veces de rezos, pero no con el mismo sentido, ya que el caso era especial, de igual manera, seguíamos acudiendo a esa casa, se rezaban algunas oraciones, un rosario, se cantaba un poco, y al final se daba un pequeño compartir. En esto pude notar que las personas que asistían olvidaban el porqué de la situación, y estaban felices, mientras las personas más allegadas estaban normales, pero por el hecho de atender a estas personas, y su mente estaba ocupada.

              Asistimos a la mayoría de estos encuentros, asistimos a misas, al último día se hizo algo mayor; recuerdo llegar junto a mi familia, y ver un montón de personas, que nos entregaran uno de estos recuerditos característicos, un llavero y una franela; la idea no era mala, él merecía resaltar y aun lo sigue haciendo. Al final todo se hizo de buena manera, y una despedida simple, sin mucho interés, nos dio la noticia de que era momento de enfrentarnos solos.

            Era diciembre, la navidad y la decisión de pasar una nueva navidad, esta de una manera diferente, con regalos, con buena comida, algo nuevo que nos despejara la mente. Así se hizo; el mes pasó volando, las misas de aguinaldo, sentir ese frío tan especial, llegar a casa, acostarte nuevamente, todo esto daba un empujón a todo. No lo negaré, en momentos olvidaba lo ocurrido, para mí esa idea se bloqueó un poco, realmente no quería pensar en eso, solo quería luchar para continuar mi camino. Para mí las fechas como 25 de diciembre, y 1 de enero, son días tristes, no sé por qué pero es así; ese año al acostarme después de ver los regalos, al igual que después de desearnos un excelente año, me sentí sentimental, un poco triste, y por supuesto que su recuerdo llegó a mí. Pensaba en lo feliz que sería él, qué estaría haciendo, comería estando allá, y un sinfín de preguntas parecidas, todo esto consumió mis sentimientos durante esos días, los cuales tomaban fuerza al pasar el tiempo, ya para el 6 de enero, recordar lo pensado era estúpido, era insólito.

              Volvió ese miedo a retomar clases, esta vez no tenía la capacidad de ir a buscar consejos, o darlos, simplemente me tenía que enfrentar al mundo, solo, como era costumbre. La mañana que recomenzaron las clases, me arreglé como era costumbre, y salí con una mentalidad diferente, pero una misma misión, la de terminar rápido ese año, y centrarme en cosas mayores al 3er año. Recuerdo llegar, ver a todos mis compañeros reunidos, saludar a los más allegados, y sentarme en las primera silla que vi; rápidamente nos informaron que el horario había cambiado, ahora serian clases mañana y tarde, incluso, los lunes teníamos clases toda la tarde. Esto me cayó como un balde de agua fría, toda mi vida he odiado ver clase en la tarde, aun lo mantengo, y para un jovencito en mi posición, era enfrentarse a un nuevo reto.

           Luego de tomarle esa secuencia a la rutina, me di cuenta que no era tan difícil el estar solo, que sus recuerdos me mantenían estable, quizás me mandaba fuerza desde el cielo. Lo que no cambió fue mi disgusto por las clases en la tarde; a esas horas el liceo estaba llena de gente grande, de diferentes profesores, ya nadie jugaba futbol, todos tenían propósitos diferentes, como motos, o ingerir bebidas alcohólicas. Nunca olvidaré que veía biología a la ultima hora, y esta profesora, de la cual aprendí que la vida es una constante fuente de problemas, nos dejaba ahí hasta las 6:45 pm, incluso más tiempo; al salir ya estaba oscuro, y no había nadie en ese tétrico establecimiento, en la salida habían un sinfín de motos y carros, todos parecidos, cuya misión era encontrarse con sus novias o en su defecto, encontrar una. Debías salir rápidamente, no mirabas a nadie, y justamente a esa hora, el pueblo era un caos, cientos de carros, motos, luces encendidas, ruido y locura suelta; al llegar a casa te sentías a salvo. Esto me afectaba bastante, más porque quería salir bien, pero esta profesora amaba verte sufrir, y ella te arruinaba la felicidad, te colocaba ejercicios de genética mendeliana, y debías resolver 3 en 5 minutos, luego cambiaba la pizarra, y colocaba otras cosas, si no lograbas resolver, eso era problema tuyo, ella era feliz. Una tarde fui a clases cansado, todas las personas estaban locas, yo me hacía nuevamente solitario, llovía, hacia frío, y para finalizar, teníamos prácticas de biología, llegamos, mi grupo no entró a clases por irse a dar vueltas por el pueblo, yo tuve que hacer todo solo, el tiempo se me venía encima, no pude resolver nada, solo hice un montón de enredos; la profesora vio mi estrés, todos pensarían, "es mucha presión para él" pero ella decidió burlarse mío frente toda la clase, reírse porque no hice las cosas como ella quería, y estaba haciendo un dibujo horrible de la célula. Esto me molestó bastante, al final le dejé el trabajo en la mesa y me fui; ella se reía, salí del liceo, afuera todos reían bajo la lluvia, me fui así a mi casa, llegué empapado, tomé una toalla y me fui a bañarme, cuando el agua salió, me sentí libre, comencé a llorar, llorar con dolor, pensar qué coño estaba haciendo mal, estaba haciendo lo moralmente correcto, ¿por qué me pasaba eso? Pensaba si sería todo el tiempo así. Salí y fingí estar bien, al momento de acostarme, le pedí a DIOS que me diera fuerza, que sí me ayudaba a salir bien, yo rezaría todos los días, además, que sería bueno con los demás, que me diera la fuerza necesaria para vencer. Al acostarme me tapé la cara, y mientras me quedaba dormido, recordaba la burla del día, y me decía a mí mismo "Se reían bastante, dentro de un año yo me voy a reír". No me daba cuenta que ese sería el inicio de un cambio.

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