NADA VA A SER IGUAL

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            Las vacaciones fueron buenas, algo diferentes al resto, me olvidé bastante de todo ese rol de ser fuerte y cumplir objetivos; a pesar de que la situación del país se viera cada día peor, nosotros siempre tuvimos una razón para seguir luchando, seguir teniendo sonrisas y seguir teniendo esperanza que saldríamos de eso pronto. Esperaba que las cosas mejoraran, pero en el fondo las dificultades se veían próximas, durante esos días mantuve una cierta distancia entre mi actitud, y mis pensamientos, tratando que estos no se apoderaran mucho de las circunstancias y trajeran con ello un sinfín de sentimientos. Me salía a la perfección hacer eso.

         Cuando se acercaba mi cumpleaños, y con esto el inicio de mi último año de preparatoria; pensaba mucho en Yan, en lo grande que estaría si estuviese vivo, de lo inteligente que seria, y las muchas cosas que le hubiera enseñado, pero lamentablemente no era así, solo me quedaba seguir con mi vida, entrar a esa nueva etapa, disfrutar cada momento al máximo y sobre todo, vencer. A pesar de que no hace mucho tiempo de eso, no recuerdo como fue mi primer día de clases, lo que sí recuerdo es que 2 compañeros también usarían lentes, y para ellos era tétrico el solo imaginar cómo sería llegar frente a todos con algo diferente, yo, lo pensé, pero sabía que no me importaba lo que los demás dijeran y mucho menos sus críticas. Era raro, pues prácticamente nadie me preguntó sobre mis lentes, o nuevo atuendo, el cual resaltaba pues, generalmente cumplía con el uniforme al pie de la letra, pero ese año llevaba pantalones azules marinos con un tono más claro a lo común, llevaba zapatos deportivos con el uniforme formal, suéter cerrado con gorro, muy moderno para lo acostumbrado; viéndolo desde otro plano, era un cambio bastante significativo.

            Un día nos informaron que cambiarían los horarios, que debido a los pocos estudiantes, y los pocos profesores, se vería clases solo en las mañanas, era increíble pues era más gente, sin embargo, estando todos los años y secciones, el liceo no estaba lleno en su totalidad; otra marca que nos daba la vida, de que la situación del país era critica. Para mí, esto era genial, como ya lo he dicho, odio ver clases en la tarde; poco a poco y sin darme cuenta, todo se iba tornando como yo quería, o al menos la mayoría de las cosas, pues el sistema educativo era el mismo, con materias absurdas, nosotros aprovechábamos esas horas para cumplir servicio comunitario, así no teníamos que ir los sábados o a destiempo al liceo. Mi proyecto era la principal preocupación, este era bastante grande, la idea proveniente de mi hermana, con su ayuda total en cumplir el sueño de hacerlo; se trataba del cáncer de mama en los hombres, un tema bastante desconocido en ese pueblo. Daba todo de mí para seguir resaltando, el proyecto iba perfecto, algunas correcciones y ya, química era complicada, pero podía sacar 20 en casi todo, aunque si me preguntan cómo lo hacía, no tengo ni idea, era un enredo total que se volvía éxito; biología se volvía pesada, pude notar algo bastante sobresaliente, la profesora cambió su actitud ese año, era como si le molestáramos un poco, obvio nunca lo dije.

             Esos meses fueron muy buenos, pues tuve la compañía y ayuda de mi hermana, ella siempre me ha orientado de la mejor manera, y aunque en ocasiones pienso que exagera, es la mejor maestra que puede existir. Los meses pasaron volando, cuando entré en razón, ya era diciembre, solo faltaban algunos exámenes, entregar trabajos y ya, vacaciones; algo que marcó mi mente fue el hecho que una mañana, mientras caminaba por los pasillos de la institución, una profesora me notificó que veríamos premilitar, que debía decirle a mis compañeros que esa misma tarde debíamos asistir. Esto me alteró bastante, me rompía los planes, era súper pesado, debía volver al liceo, en la tarde y para rematar, a ver premilitar, una materia ligada totalmente al régimen gobernante, el cual repudio totalmente. Se los informé a todos, para ellos era divertido; en la tarde llegué puntual, mi actitud era odiosa, lo admito; nos hicieron formar por secciones, y un señor con actitud de todo, menos profesor, nos dijo que debía seleccionar la voz de mando de cada sección. Tantas personas, y justamente me seleccionó a mí, estaba molesto, me tocaba ser el líder ahí, dar la voz de mando y todo eso; cuando hicimos la primera práctica todos reían, yo estaba colapsado de la rabia, no contra ellos, sino contra el sistema. En un momento llegó el profesor a evaluarme, hice lo debido, le pareció muy bueno, escuché algunos comentarios burlándose, e inmediatamente respondí de la misma manera; el tiempo se paró un momento, pude darme cuenta de algo que había omitido, me había vuelto un líder totalmente, esas personas no me obedecían, pero me respetaban, mi carácter era fuerte, mi posición era buena, resaltaba totalmente.

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