|27|

298 52 39
                                    

TaeHyung.
      
       
       
     
      

Todo el día no había dejado de pensar en lo que Wang JungKook significaba para mí.

Decir que lo amaba no sería lógico, porque si eso sentía, no era hacia él. Sino más bien, a la semejanza entre Jeon y él.

Sin embargo, a pesar de la manera tan extraña en la que ambos comenzamos esta relación, había algo que seguía causando una ligera molestia en mi interior; Wang era tan distinto a lo que conocí de JungKook.

Y el problema, recaía precisamente en el hecho de que aquello, no sabía si me molestaba o me gustaba.

¿Quería acaso que Wang tuviera la misma manera de actuar que Jeon?.

No lo sabía.

Y sinceramente, tenía miedo de averiguar aquello. Si de alguna manera, una especie de obsesión se hubiese formado por querer tener a Jeon en Wang, entonces, definitivamente yo no estaba bien.

—¿Por qué esa cara?

Me levanto al estar recargado en el barandal cerca de los ventanales. Sonrío y observo a uno de los doctores de urgencias.

—Sólo pensaba —indico, restándole importancia

—Debió ser sobre algo importante, tu rostro se frunció así

Suelto una risa al mirar la mueca seria y molesta con la que imita mi expresión.

Si de algo me sentía aliviado al cambiarme de hospital, era por aquel doctor tan extrovertido y amistoso. Ambos trabajamos codo a codo en la sala de urgencias, único puesto que pude conseguir; al llegar, las enfermeras y demás doctores fueron un poco más reservados y distantes conmigo, y lo entiendo, era el nuevo.

Pero aquel doctor, Lee HeeMin había sido tan amable; quizá era un poco ensimoso e infantil, pero me hizo sentir cómodo el hecho de que fuera el único en acercarse a mí.

Así que la confianza rápida que tomó conmigo, no me molestó en absoluto.

—Lee, ¿no tienes que estar en urgencias? —pregunto aún con la sonrisa pegada a mi rostro

—Quise tomarme un pequeño descanso, el día de hoy estuvo realmente como el infierno, ¿no lo crees así?

—Admito que no esperaba estar corriendo de un lado a otro todo el día

—¿Ves? No pasará nada con que me ausente un par de minutos —suspira, luego, me observaba curioso—. ¿Quieres hablar con alguien?

—¿Por qué? —lo observo confundido

—No soy un experto, pero puedo jurar que algo te está causando gran conflicto ahí dentro —dice, señalando mi cabeza

—No es nada —río—. Pero si alguna vez necesito hablar, iré con el psicólogo del hospital

Vuelvo a reír cuando observo como entrecierra sus ojos y abre la boca con indignación.

—¿Crees que no soy de confiar? —cuestiona mientras se cruza de brazos

—Estaba bromeando Lee, de todas maneras, ¿no es raro que te siga hablando de tú cuando eres mi superior?

—Mmh... no, la verdad no —se encoge de hombros—. ¿Sabes? No me gusta eso del respeto por la edad o por el rango laboral; quiero decir, sí, respeto es respeto y siempre hay que dar lo que se quiere recibir, pero no por tutearnos no significa que no nos podemos tener respeto tú y yo

—Claro, bueno, admiro la manera en la que piensas... a veces desearía haber pensado así desde hace mucho tiempo

—¿Por qué? —me observa curioso

El amor es para los cuentos  [к.т.н + ʝ.ʝ.к]  •(Segundo Libro)•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora