Sus pasos se escuchaban pesado sobre el corredor del departamento. Entró azotando la puerta, su nivel de enojo era uno que sólo Dazai podía provocar, necesitaba calmarse, sentía como poco a poco su cuerpo irradia la luz roja que indicaba que su habilidad se activaría y comenzaría a quebrar las paredes de su hogar, y eso, era algo con lo que no quería lidiar.
Se quitó sus zapatos, abrigo y sombrero, y se apresuró a prender y conectar sus bocinas a su celular para poner la primera pista de su reproductor a todo volumen.
— Pierde el control, y las rocas se desmoronarán —
— Mis pies arden y mi espalda se rompe —
— Me mareo y todo se nubla —
— Realmente, no quiero ir ahí—
Necesitaba que algo que lo distrajera y lo sacara de su mente, llevaba más de 8 horas torturándose, pensando una y otra vez en su encuentro con Dazai.
Lo odiaba.
Entro a su habitación, giró hacia el baño y abrió la llave de la tina, desde la entrada aventó al bote de ropa el resto de sus prendas quedando completamente desnudo, esperó a que el nivel del agua fuera suficiente y se sumergió en la tina, tomando de la mesita de al lado, sales de baño y una botella de vino que había abierto en la mañana y la había paseado por toda su casa mientras se arreglaba, dejándolo estratégicamente en su baño para disfrutarla por la noche, pero después de cómo había ido su día sería difícil lograr su objetivo.
Odiaba a Dazai, pero se odiaba más a él por tener cero auto control en cuanto al detective se trataba. Siempre había sido así, Dazai le hacía perder los estribos en los momentos menos adecuado, pero al menos mientras estaban juntos el suicida compensaba esos arrebatos de ira de muchas formas muy creativas, sobre todo cuando se encontraban solos.
A Chuuya aún le incomodaba pensar que apenas medio año atrás ellos estaban juntos y de cierto modo felices.
En perspectiva, Chuuya estaba muy feliz, más feliz que en ese momento sumergido en su tina rodeado de burbujas, bebiendo una botella de un vino realmente caro, escuchando a todo volumen su playlist en la comodidad de su lujoso departamento. Detalles tan insignificantes como llegar a su casa después de un día agotador en la Mafia, tomar un baño y un buen vino, le parecía ahora actividades banales e innecesarias menos disfrutables.
¿Qué había cambiado? Dazai ya no estaba más con él para recibirlo, lo cual agradecía, ya que las recepciones del detective eran como lanzar una moneda al aire, dependiendo del humor de este, Chuuya podría encontrarse con el cielo o el infiero.
Ciertamente sus gustos seguían igual, actividades como las de esa noche las llevaba a cabo desde sus principios como ejecutivo, luego de que Dazai desertara, continuó disfrutando de su tiempo a solas, ¿Qué es entonces lo que había cambiado esta vez?
Muy en el fondo Chuuya sabía que, por mucho que afirmase odiar a Dazai, lo extrañaba, porque, a pesar del humor negro del detective, todas las banalidades que Chuuya disfrutaba, era mejor con él.
Chuuya soltó un gran suspiro, la situación se había complicado, y la palabra de Akutagawa resonaban en su mente ¿Aprovechar esta oportunidad? ¿Para qué? No es como si no lo hubieran intentado antes y en múltiples ocasiones.
Ellos no encontraban un área neutral, habían pasado por varias etapas, desde encuentros violentos que terminaban en actos sexuales también violentos sin sentido y para satisfacción de uno más que del otro, hasta ridículas declaraciones empapadas de amor, disfrazadas de actos altruistas que intentaban compensar el mal trato que se daban el resto del tiempo, porque Chuuya mantenía una herida por su pasado y por Sheep (que aún resentía con Dazai) y simplemente estaba la naturaleza de Dazai huir de la vida.
Chuuya había tenido que lidiar no solo con sus burlas, manipulaciones e innumerables intentos de suicidios, y cuándo Dazai desertó de la Mafia, una parte de Chuuya se sintió libre, pero otra resintió su partida.
Cuatros años después, lo volvieron intentar, para volver a fallar y ahora Dazai ni siquiera era capaz de recodarlo.
¿De verdad valía la pena intentarlo otra vez?
Quizá Dazai había hecho lo correcto por el bien de los dos, olvidarse de él y por mucho que enfureciera a Chuuya, fue una acción quizá, si se atrevía a admitirlo, inteligente de hacer, era literalmente empezar desde cero con alguien más, sin la noción de la contaminada relación que tuvo con el ejecutivo.
Si, fue una jugada inteligente, pero muy cobarde, porque Chuuya también había experimentado el dolor de su ruptura y no había salido corriendo a intentar olvidarse de Dazai.
Otra razón para resentirlo, pensó Chuuya mientras tomaba un largo trago directo de la botella. Sien embargo ya era demasiado tarde para lamentarse, Chuuya siempre supo que tanto física como emocionalmente era más estable que Dazai, y había hecho las paces con eso y un pacto consigo mismo por el bien del detective, porque a pesar de todo lo malo que venía en ser alguien cercano a Dazai Osamu, Chuuya lo quería y si Dazai había decidido olvidarse de él, con todo su pesar lo aceptaría y está vez sería él quien desaparecería de la vida del detective.
~ Hoy es el día en que me desharé de las piedras ~
~ Estoy por mi cuenta ~
~ No hay monedas en mi fuente ~
~ No puedes comprar la belleza del silencio ~
~Hey bebé, tengo una misión ~
Espero poder subir el siguiente capítulo esta semana, por que habrá otro encuentro con Gogol XD
Gracias por leer. ♡♡♡