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¿Una marca de nacimiento podía ser traspasada a otra persona, como si de un objeto se tratase? ¿Cómo podía ser eso cierto? Aunque, Chiara lo dijo con tanta seguridad en sí misma, que no se atrevía a dudar de que fuera posible

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¿Una marca de nacimiento podía ser traspasada a otra persona, como si de un objeto se tratase? ¿Cómo podía ser eso cierto? Aunque, Chiara lo dijo con tanta seguridad en sí misma, que no se atrevía a dudar de que fuera posible. Pero, ¿por qué hacerlo si ella no tenía que verse involucrada de esa forma? Y, ¿ser su Luna? ¿Significaba eso que Chiara no tenía pareja, ni cachorros, ni nada remotamente parecido a lo que ella creyó que sí tenía? ¿La manada le había permitido estar libre, en cierto sentido, con la edad que tenía? Pero, ¿qué edad tenía la alfa?

Los minutos continuaban pasando y Alana aún permanecía mirando a Chiara, apenas parpadeando una o dos veces cada largo tiempo por la incredulidad que no lograba digerir. Su respiración lenta y pausada, así como su ritmo cardiaco, permanecieron constantes en todo momento, haciéndole saber a la alfa que algo no estaba saliendo como ella creyó que sucedería en un principio.

No había felicidad, ni tampoco furia por la proposición que acababa de hacerle. Simplemente, no había ningún rastro de emoción y eso la estaba inquietando de sobremanera.

Entonces, Alana pareció recobrar su sentido, pues una tímida sonrisa se plasmó en sus labios, mientras sus ojos adquirían un brillo especialmente particular. Chiara, por su parte, también sonrió al pensar que la omega ya tenía una respuesta que ofrecerle, más toda esperanza murió para ella al escuchar las palabras que fueron pronunciadas por la omega.

— ¿Podemos ir al instituto ya? —inquirió con suma emoción.

«Una patada en mis partes nobles habría dolido menos»
Comentó Skyler con un leve toque de humor que no poseía en ese momento.

— Sí, vamos —comentó Chiara en respuesta, casi de forma automática.

Se levantó con excesiva rapidez de la cama y, en tan solo tres zancadas, Chiara ya estaba pasando por el medio de Eva y Fidel, cortando la discusión incoherente de la pareja. Entonces, ambos suspiraron de una forma totalmente sincronizada, en un gesto que denotaba el cansancio y el estrés ante un nuevo problema que tendrían que acabar resolviendo, pues la expresión de la alfa lo decía todo.

— Tú te encargarás de esto —comentaron Eva y Fidel al unísono, señalándose el uno al otro de forma sincronizada— ¿Yo? —volvieron a decir a tiempo, señalándose a sí mismos— Ni de coña, ahora te toca a ti.

Ciertamente, una nueva acalorada discusión se avecinaba. ¿Cómo se atrevía a decirle que ahora le tocaba resolver el problema a él si ya se paseó con un montón de revistas eróticas, aun cuando sabía que su vida peligraba? Y, ¿cómo se atrevía a decirle que le tocaba resolver el problema a ella si tuvo que enfrentarse a una charla incómoda con su hermana para explicarle sobre el sexo?

— ¡Qué no! —gritaron al mismo tiempo— ¡Qué ahora te toca a ti, joder!

Fue el turno de Alana para pasar por el medio de la pareja en una digna carrera para tratar de alcanzar a la alfa, quien ya había desaparecido de su campo de visión, cortando el inicio de la nueva discusión.

Foyer #2 © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora