Entre Tus Espinas [L]GTB

La mascara del ángel

El salón estaba lleno de una marea de gente al momento de despedirse. Sus mejillas dolían por la forma en que tuvo que fingir una amplia sonrisa e interés en las burdas felicitaciones. Ninguno en ese lugar sentía verdadera felicidad, solo estaban allí por la comida y el licor gratis.

Por eso, al estar en el auto rumbo a casa logro sentir un alivio de que el día haya terminado. Se paso de tragos, lo reconocía en su interior, pero la justificación perfecta para eso era el cumpleaños de su esposa.

—Estas callada —pronuncio Iris sin mirarla, desde que subieron al auto no ha dicho una sola palabra —. Bebiste más de la cuenta.

—Estoy bien.

Estos eran los momentos en que solo necesitaba estar en silencio, sin preguntas o afirmaciones que consideraba estúpidas. Sus niveles de alcohol se encontraban un poco elevados, pero lúcida como para saber que aún quedaban algunas horas para terminar el día especial de Iris sin arruinarlo.

—Debemos preparar maletas, creo que no deberíamos llevar tantas cosas. Es solo una semana de viaje y quizás esta vez no paguemos sobrepeso al regresar.

—Siempre pago sobrepeso al regresar de viaje —respondió Rose sin emoción al tiempo que abrió la puerta se la casa haciendo a un lado para que Iris encontrara la sorpresa que le esperaba.

Esa expresión sin aliento y la forma en que llevo sus manos a su boca intentando contener el asombro por la decoración de globos. Al mirar sus pies encontró un rumbo de pétalos que la guiaban como si no conociera el camino.

Rose no le gustaban las sorpresas, pero sí que sabía darlas.

—Gracias —su voz quebrada fue imposible de ocultar—. Gracias por este día y por el momento en que apareciste en mi vida cambiando mi mundo. Eres mi mejor regalo, Rose.

Ignoro la falta de expresión en su rostro, estaba demasiado feliz para prestar atención a lo que sea que tuviera a Rose de poco humor. Se conformo con su compañía mientras abría la docena de obsequios en la mesa junto al enorme ramo de rosas lila.