Ruinas

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Su cabello creció varios centímetros, jugo con el mientras disfrutaba de un poco de licor

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Su cabello creció varios centímetros, jugo con el mientras disfrutaba de un poco de licor. Relajo su cuerpo dejando inclinar su cabeza hacia atrás cerrando los ojos. Pronto sus mejillas recibieron una caricia que completo con un beso encendiendo su calor. Jugueteaba con su lengua, entremezclando el sabor del licor. No dudo en llevar su mano hacia atrás enredándola en el cabello castaño.

—¿Descansaste? —pregunto a penas se separaron.

—Sí —su respuesta salió casi como un jadeo—. No tan bien como tú —se burló un poco—. Estabas roncando.

Sus mejillas se pintaron de carmín ante aquel bochornoso acto, intento huir, pero la detuvo animándola a sentarse en sus piernas.

—Estabas cansada, es normal —reposo su cabeza contra su pecho—. Los bebes comen y duermen mucho.

Iris comenzó a hacerle mimo en su cabello, uno que Rose adoraba. La parsimonia del momento la envolvía logrando que olvidara su alrededor. Volver a casa fue la mejor decisión que tomo, un mes más fuera y Rebecca se muda con tal de estar detrás de las faldas de Nathalie. Quien diría que ella seria la doctora que conoció en París, el mundo le demuestra una vez más lo pequeño que es. En cada rincón, siempre hay alguien que nos conoce o nos guarda en su memoria de una forma que no sabemos.

El vientre estaba más redondo, comenzaba a tomar más forma y los movimientos nocturnos eran incontrolables. Deseaba que la invitara aquella fiesta dentro del vientre de Iris.

—Nathalie se ira —comento de pronto, un tanto casual y sin mucha importancia—. Rebecca ya compro una casa en Málaga, pues ella no se quiso ir a Barcelona —guardo silencio por un segundo suspirando luego cansada—. Dice que quiere estar cerca de mí.

—Es tu hermana —respondió—. La única familia que tienes, deberías tratar de limar esas asperezas —le entrego su vaso, y llevo su mano por fin libre a su vientre acariciándolo—. Es tu melliza, igual que ellos. Tienen una conexión especial, ¿cierto? —busco la mirada de Iris esperando seguridad—. Me da curiosidad eso.

—Es mi hermana mayor, por cinco minutos... la verdad, es que no debía vivir en ese momento.

—¡¿Que dices?! —pregunto alarmada—. Iris no desees la muerte.

Entre Tus Espinas [L]GTBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora