Hay que tomar una decisión

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Capítulo 29

Hailey

Cuando abro los ojos no reconozco la habitación en la que me encuentro. Mi boca esta pastosa y sabe a alcohol. Una punzada de dolor atraviesa mi cabeza y mi estómago se queja también de la cantidad de alcohol ingerida la noche anterior. ¿Sigo en la fraternidad?

Me levanto como puedo, moviéndose todo a mi alrededor, y comienzo a fijarme en los pequeños detalles de la habitación y empiezo a darme cuenta de donde estoy, sobre todo cuando veo la foto de Jake sonriendo con la que supongo será su madre.

—Mierda, ¿qué coño hiciste Hailey?

La puerta se abre y un sonriente Jake se asoma en la habitación. En su mano trae un vaso de zumo y una pastilla.

—Te harán bien para el dolor— me los ofrece y los cojo.

Tomo la pastilla y el zumo con rapidez.

—Sé lo que estás pensando y tranquila, no ocurrió nada entre nosotros, tan sólo te saqué de aquella fiesta y te traje a mi casa, creo que descansarías aquí mejor.

—Gracias— digo avergonzada.

Jake camina hasta mí y acaricia mi mejilla, posteriormente juguetea con un mechón de mi pelo, todo esto sin apartar su mirada de la mía.

—Lo que dijiste ayer..., me partió el alma— dice Jake en un susurro.

—Yo..., no lo recuerdo...— observo las sábanas y las levanto para confirmar que tan sólo llevo una camiseta que cubre una pequeña parte de mis muslos.

Me sonrojo al instante y tiro de ellas de nuevo para tratar de cubrirme.

Jake se da cuenta de mi reacción y su gesto cambia a uno de incomodidad.

—Sabes, esto me recuerda a aquella noche, en la fiesta de la fraternidad, a la mañana siguiente te despertaste vestida de la misma forma, y al igual que esta vez me hice cargo de ti...

—Si me lo estás echando en cara...— digo molesta.

—No, claro que no, tan sólo..., dios la estoy cagando, ¿verdad?

Una pequeña sonrisa se asoma en mi rostro al ver como Jake trata de darme una serie de explicaciones que yo ni si quiera he pedido, pero agradezco el gesto, y en cierto modo me resulta tierno.

—¿De verdad que no te acuerdas? — pregunta de nuevo.

Sus ojos brillan de una forma especial, y en cierto modo eso me motiva a hacer el esfuerzo de acordarme de todo, pero todo me parece demasiado confuso, y no logro recordar nada de lo ocurrido.

—No, lo siento...

El chasquea la lengua y su rostro parece perder parte de aquel brillo que observe con anterioridad. Entonces se levanta de la cama y va hasta su armario, de donde saca un pantalón de chándal y una camiseta limpia, además de un par de calzoncillos.

—Tienes una toalla limpia en el baño— dice señalando a la puerta de su izquierda— y aquí te dejo esta ropa limpia, se que no eres de usar calzoncillos, pero no me va eso de ponerme ropa interior de mujer.

Sonrío y el hace lo mismo conmigo.

—Prepararé un poco de café mientras te duchas— camina hasta la puerta de su habitación y mientras la abre se gira— estás en tu casa Hailey.

Dice antes de salir de allí y dejarme a solas de nuevo.

Cojo la ropa y me meto en el baño, el cual tiene una decoración bastante bonita. Me miro en el espejo y veo mi pelo completamente desordenado, y unas profundas ojeras que se forman bajo mis ojos. Levanto la camiseta y la tiro al suelo junto con mi ropa interior, antes de meterme en la ducha.

Tratando de no caer, por ti [Libro 3 Trilogía Cayendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora