Roto

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Capítulo 3

Jake

— Vamos Jake, cógeme— Amber comienza a correr a lo largo de la enorme pradera llena de flores.

— Oh nena, ten por seguro que te cogeré

Comienzo a correr como un loco para tratar de alcanzarla, pero siempre que estoy a punto de atraparla esta se escapa. Quiero cogerla, quiero besarla, pero me esquiva, es imposible de alcanzar.

— Amber, no lo pongas tan difícil nena, quiero besarte y sé que tu también

La figura de Amber se detiene en la enorme pradera. Ya no sonríe, ya no corre, tan sólo se queda quieta observándome.

— Pero Jake, es que ya no me puedes besar, porque estoy muerta.

De repente la pradera desaparece y ahora estoy en el asiento del copiloto de un coche. Amber lo conduce y veo su cara de terror cuando algo impacta contra nosotros.

— ¡AMBER! — chillo mientras me incorporo de la cama.

Siento algo levantarse a mi lado y entonces me giro descubriendo que es Kristen. Esta me observa con preocupación a la vez que con celos.

— ¿Quién es esa Amber?

— ¿Y a ti qué coño te importa? — quito las sábanas de golpe y me levanto de la cama desnudo comenzando a buscar mi ropa para irme de aquella habitación que por la decoración supongo que es de Kristen.

— Pues me importa, y mucho, porque si estás con otra esto se va a la mierda.

Coloco los dedos en mis sienes y comienzo a masajearlas, haciendo frente al terrible dolor de cabeza que comienza a formarse a causa de la resaca y de la irritante voz de Kristen.

— Mira, no eres nadie para decirme que debo o no hacer, si te gusta bien, y si no también.

Kristen me mira con ira pero termina por hacer un puchero y acercarse a mi rebelando su espléndido cuerpo desnudo.

— Lo siento cariño, es que no puedo evitar ponerme celosa— sus largas uñas de gel comienzan a acariciar mi torso mientras que sus labios se acercan a mi cuello.

— Está bien— coloco mis manos en sus muñecas y las aparto— debo irme.

Y salgo de allí mientras me coloco la camiseta.

Saludo a algunas de las chicas que se encuentran en el pasillo de la fraternidad, ganándome unos cuántos suspiros por el camino. Busco entre mis bolsillos mi móvil y llamo a Zack.

— HEY QUÉ PASA COLEGA— grita al otro lado de la línea.

— Joder tío, no grites, es lo que menos necesito esta mañana, ¿te hace desayunar un café cargado y una buena caja de ibuprofenos?

Zack se ríe al otro lado de la línea.

— Nunca me perdería una de nuestras maravillosas rutinas, te espero en la cafetería en 15 minutos.

Cuando entro en la cafetería me la encuentro casi vacía, excepto por una persona, que sinceramente preferiría no ver, Hailey.

Ella se encuentra con su portátil plateado y un humeante café, escribiendo de forma apresurada. Su cabello se encuentra recogido en un desordenado moño, no lleva maquillaje, o eso parece desde aquí, y su rostro se encuentra adornado con unas redondeadas gafas negras.

— Joder tío, que buena está— susurra el estúpido de Zack a mi lado.

Dejo de mirar a Hailey y lo miro a él poniendo cara de indeferencia.

— No sé que le ves, no es la gran cosa

— ¿Qué no? Joder hermano, es increíble, con ese aire tan misterioso, y esa indiferencia hacia los hombres.

Reprimo una carcajada.

— Créeme, antes no era así, era una alocada que se liaba con cualquiera...

— Vaya, y ahora ese pareces ser tu, quien diría que se cambiarían los papeles— dice Zack antes de indicarle al camarero el café que desea.

Vuelvo mi vista de nuevo hacia Hailey, la cual sigue centrada en su ordenador, y parece ignorar que hay más gente en el lugar.

Parece que fue ayer cuando Amber se mostraba preocupada de la irresponsabilidad de Hailey en cuanto a todo. Me acuerdo lo mucho que temía que su amiga perdiese el norte por completo y mírala ahora, centrada en los estudios.

Sé de buena tinta que es uno de los mejores expedientes de su clase, que casi no va a fiestas y que los tíos ya no son una prioridad.

Amber estaría orgullosa de verla así, y en cierto modo eso me alegra.

— ¿En qué piensas? — dice Zack devolviéndome a la realidad.

— En la noche de ayer, ¿fue buena no?

Zack ríe y palmea mi espalda.

— Pues como todas, y al igual que todas Kristen acabó en tu cama, ¿no?

— Así es...

— Sabes que anda diciendo que sois pareja, y la verdad lo parece, Kristen parece especial para ti.

— No quiero saber nada sobre relaciones— digo de forma cortante, lo que hace que Zack deje el tema.

— Oh dios, viene para aquí, ¿tengo cara de mucha resaca? — dice Zack mientras trata de peinarse.

Yo termino por rodar los ojos y mirar mi café.

Se que Hailey está a mi lado, un dulce olor a fresas inunda mis fosas nasales, un olor que me resulta gratificante.

Me giro y la veo ahí quieta esperando por el que parece ser el camarero.

— Dime Hailey— dice este de forma sonriente.

Creo que la barra se llenaría de babas en este momento a causa del camarero, un hecho que no puede evitar hacerme sonreír.

— Hola Dave, venía a pedirte otro café, pero este para llevar

— Vaya, tiene pinta de ser una larga tarde de estudio— dice este tratando de mantener conversación.

— Si, así es— Hailey trata de ser cordial pero se ve a leguas que sabe de las intenciones del camarero, y que eso no le gusta.

Zack palmea mi pierna y me pone una cara como pidiendo ayuda, así que trato de intervenir por mi colega.

— ¿Qué hay Hailey? — pregunto ganándome una mirada de sorpresa por su parte.

— Oh, vaya, si me hablas— y yo ya acabo de arrepentirme de hacerlo.

— Si, pero me acabas de recordar porque no lo hacía.

— Si, seguro que es por la forma en la que te respondo y no porque seas un estúpido niñato que no piensa madurar.

Cierro mis manos en un puño y trato de mantener la calma. Hailey coge su café y sale de allí, pero siento que esto no se puede quedar así.

Zack trata de agarrar mi brazo pero lo esquivo y salgo de la cafetería acelerando el paso para alcanzar a Hailey.

— ¿De qué coño vas? — pregunto mientras la tomo del brazo y hago que se gire para que me mire.

— No, perdona, ¿De qué coño vas tu? Cuando he pretendido hablar contigo me torcías la cara, me desviabas la vista y seguías caminando o me dabas largas. Así que dime, ¿a qué coño viene que me hables ahora?

— Te hablo porque mi amigo quiere meterse entre tus bragas como ya ha hecho media ciudad

Y sucede, el puño de Hailey impacta en mi nariz haciendo que esta empiece a dolerme de una forma terrible, y me está bien, me merezco ese puñetazo, y aunque en estos momentos quiero decirle que me merezco la mayor paliza del mundo por tratarla así lo único que hago es callarme.

Hailey agita su mano con un gesto dolorido mientras pequeñas lágrimas se acumulan en sus ojos.

— No sé quien coño eres Jake, ¿pero sabes qué? A la mierda la promesa que le hice a Amber, nadie puede cuidar de ti, porque no hay nada que cuidar, estas vacío.

Tratando de no caer, por ti [Libro 3 Trilogía Cayendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora