Los Escalones de la Muerte Pt. 1

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Las antorchas de la nueva habitación se encendieron e iluminaron un reto muy difícil de superar.

En este caso, la puerta de salida estaba arriba de una plataforma muy elevada, casi a la altura del techo. La única forma de llegar hasta ahí era subiendo siete escalones que estaban amurados a la pared. El problema era que los peldaños estaban muy separados entre sí y había que dar enormes saltos para pasar de uno al otro. Y como si esto fuera poco, debajo, unas hileras de piedras extremadamente afiladas amenazaban con herir o matar a quien no lograse dar el salto.

-Bueno, nietitas mías, ustedes son jóvenes y fuertes -Comenzó a decir la abuela mientras se sentaba en un rincón de la habitación-. Vayan, busquen en tesoro. Yo ya estoy vieja para estos trotes. Después nos dividimos lo que encuentren.

-No, no, no, señora -Le respondió al instante Lyna, con una mirada de desaprobación-. Si querés parte del tesoro, vas a tener que venir a buscarlo.

-¿Pero ¿cómo voy a hacer eso, Lynita? No puedo saltar tanto -Argumento la anciana.

-Ya se nos va a ocurrir algo, pero ahora tenemos que descansar -Dijo Melina mientras sacaba de su mochila una bolsa de dormir-. Ya tuvimos suficiente aventura por hoy.

-¿Dormir? -Pregunto Rita-. ¿ACA? Te juro por los calzones que no tengo que ni muerta paso la noche en esta pocilga -Dijo, y se cruzó de brazos.

-No tenemos otra opción -Intento explicarle Lyna-. Caminamos mucho para llegar, tardaríamos demasiado en volver al auto.

Lyna imito a su hermana y coloco su bolsa de dormir en el suelo. Rita, al ver que ambas chicas y el Pato ya estaban listos, frunció el ceño y, enojada, se preparó para descansar.

Dentro del templo, las horas parecían no pasar.

La noche se hizo eterna, pero así y todo lograron dormir un poco.

Melina fue la primera en despertar. Sacudió a su hermana y a su abuela, que abrieron los ojos al instante, y busco provisiones dentro de las mochilas.

-Tenemos que comer bien ahora -Dijo Lyna entre bostezos-. Para llegar al otro lado vamos a tener que dejar todas nuestras pertenencias acá y buscarlas de nuevo cuando ya tengamos el tesoro.

-¿Dejar nuestras cosas acá? -Pregunto su hermana, sorprendida-. ¿Por qué?

-La abuela tiene razón, ella no puede saltar. Y el Señor Pato tampoco, así que vamos a tener que cargarlos.

Se tomaron su tiempo para comer y trazar un plan de acción. Lyna llevaría en sus hombros a la anciana mientras Melina cargaría a la mascota dentro de una de las mochilas, junto con algo de comida.

El Señor Pato se resistió a meterse adentro de la mochila y picoteo más de una vez a Meli, hasta que se dio cuenta de que no tenía alternativa.

Continuara...

Autor del libro original: Evelyn Vallejos (Lyna)

Fecha de Publicación: Octubre 2018

Una Familia Anormal: En Busca del Tesoro de MinucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora