•Capítulo 20•

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Michael

Jack está callado mientras caminamos hacia los establos. Mi amigo normalmente afectuoso está manteniendo su distancia.

Esta mañana demuestra que no está interesado en mí. La forma en que su cuerpo respondió al mío mientras dormía fue puramente físico. Su voz es la voz normal alegre a la que estoy acostumbrado, pero le falta la misma vida.

Se siente forzada. Una máscara se deslizó en su lugar.

—Rayo es el más tranquilo de los dos caballos. Después de lo que pasó, y que se lastimara, ella no ha montado igual desde entonces. Le gusta caminar a su propio ritmo tranquilo y, en ocasiones, cuando se siente juguetona, trota. Pero me sentiría mejor cabalgando sobre ella —dice, su tono ligeramente recortado.

Al principio creo que es porque está enojado conmigo. Echo un vistazo a su rostro y lo veo. Dolor. Desenmascarado. Desolado.
Aplastante.

—¿Qué pasa? —exijo, aferrándome a su mano a pesar de que claramente no quiere que lo toque.

Su rostro palidece y él niega con la cabeza.

—Maldita migraña. Debería haber recogido algunos medicamentos antes de irnos. —Aprieta los dientes y mira más allá de mí, al establo.

—¿Las tienes a menudo? ¿Las migrañas?

Cierra los ojos y aprieta los labios.

—Sí.

—Tal vez deberías ir al doctor…

—Veo un médico para ellas y tengo medicamentos —dice, distinto del Jack que conozco muy bien.

—Bueno.

Sus hombros se relajan y me mira con una mirada suave.

—Lo siento.

—Está bien —miento. No está bien. Quiero curiosear en su mente y ver qué pasa allí.

—Mikey–Mikey —gruñé Luke, empujando entre nosotros, golpeando nuestras manos enlazadas para separarlas.

—¡Grosero! —grito detrás de él. Estoy enojado con él todavía. No es como si le importara. Observo mientras entra al establo vestido con vaqueros y un chaquetón negro. El abrigo no tiene capucha, lo cual es sorprendente, pero se ha puesto un gorro sobre la cabeza. Mientras camina con confianza hacia el establo, casi lo confundirías por...

¿Alguien normal?

Define normal,Michael.

Me retracto de mis pensamientos. Luke es demasiado complicado para que lo entienda. Toda la situación con los hermanos Hemmings es desordenada y extraña. No sé qué se supone que debo hacer o sentir o pensar. No entiendo por qué estoy aquí.Honestamente, no creo que Jack
tampoco lo sepa.

Pero estoy aquí.

—Vamos —dice Jack mientras seguimos a Luke dentro del establo.

Me detengo, obsesionado con la forma en que Luke prepara a los dos caballos como si hiciera esto todo el tiempo. Es tan diferente de su yo normal, que todo lo que puedo hacer es mirar fijamente. Jack parece aliviado de que Luke esté haciendo todo el trabajo. Y eso no es normal para Jack. Eso me preocupa.

Una vez que Luke tiene todo situado, él se acerca a mí, sus ojos azules  intensos y centrados en mí. Mi piel se calienta ante su atención. Me recuerda anoche cuando estaba presionado contra mí, lamiéndome y mordiéndome. El frío día de noviembre es una añadidura porque soy un infierno ardiente en este momento. Cuando él me alcanza, me estremezco. No puedo evitarlo. No sé qué esperar con él. Pero en lugar de ofenderse, me agarra la barbilla con los dedos, mirándome fijamente.

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