•Capítulo 16•

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—Debo decir —le digo a Michael lentamente mientras tomo otro bocado de su pastel. Sus ojos brillan con entusiasmo y esperanza.Tan condenadamente lindo.

—. Es el mejor pastel que he tenido el placer de probar. —Le sonrío antes de tomar otro bocado.

Luke está inusualmente silencioso mientras se sienta frente a mí. Él ha acabado con su puré de papas y su pavo, pero ha dejado de comer para mirarme fijamente. La tensión en el aire es espesa y palpable. De alguna manera, me pregunto si lo sabe.

Me sacudo para apartar ese pensamiento estúpido rápidamente. Incluso si mi hermano corriera a lo largo de sus pasillos hasta mi habitación y me viera pajearme, él aun así no se habría enterado de con
qué pensamientos me hice correr.

Pensamientos oscuros.

Pensamientos prohibidos.

Pensamientos repugnantes.

Aparto esos pensamientos e intento memorizar esta cena. Suave música clásica suena en las bocinas, algo que esperaba que mantendría a Luke tranquilo y ocupado. Las velas que Michael encendió parpadean
sobre la mesa e incluso admitiré que es un lindo toque. Para tres personas que no son los mejores cocineros, logramos una maldita buena comida.

—Ahora supongo que tenemos que planear la Navidad. —Me acaricio el estómago, que podría estallar en cualquier momento.Los ojos de Michael se iluminan y él asiente.

—Jamón. Definitivamente necesitamos jamón.

Luke  hace sonar su cuello y su capucha cae hacia atrás. Atrapo a Michael mirándolo fijamente con curiosidad. Su cabello claro y ondulado está despeinado y cuelga sobre su frente. Le espera otro corte pronto. Sus dos
manos están cerradas en puños ydescansan sobre la mesa. Los músculos de los antebrazos se contraen y flexionan, como si estuviera a punto de salir huyendo en cualquier momento.

Quédate.

Por favor, quédate con nosotros, Luke.

—En Navidad es el cumpleaños de Michael —dice Luke en un tono robótico. La forma en que sus ojos color mar se muestran me dicen que no está aburrido como sugiere su voz.

Él separa sus labios carnosos y parpadea hacia él. Es la primera oración completa que ha dicho desde que él está aquí. Sé que puede hablar hasta por los codos si quiere. El problema es que nunca se sabe cuándo será eso con mi hermano. Pero esta oración sugiere que la presencia de él está haciendo más bien que sus visitas a la terapia semanal.

—Ahh, sí —dice él, con las mejillas encendidas.

En este momento, mi corazón se hunde. Una profunda semilla enterrada de esperanza había hecho su camino dentro de mí, pero puedo decir que estaba equivocado. Mis instintos originales habían sido correctos. Necesito enfocarme en por qué la traje aquí en primer lugar, no en mi propio egoísmo.

Protegerlo. Protegerlo. Debes protegerlo.

—Michael Cocaína nació el 25 de diciembre de 1999. Dejado en el pesebre de la iglesia local. El niño estaba al borde de la muerte, pero un parroquiano escuchó sus llantos de angustia y lo rescató —recita Luke de un
tirón como si estuviera leyendo un informe de noticias para una cámara.

Y lo conozco. Él lo investigó en Internet.

Apuesto todos los ahorros de mi vida que está recitando un video de las noticias que vio y memorizó.

—Luke—interrumpo.

La sonrisa de Michael se ha ido y su cuerpo está tenso. El tenedor en su mano ha comenzado golpetear el plato.

Clank. Clank. Clank. Clank.

—Fue llevado al hospital donde el personal trabajó incansablemente para salvar al pobre infante cuya madre lo había abandonado —continúa Luke, sus nudillos se vuelven blancos mientras aprieta sus puños aún más. Su profunda voz no tiene emoción o inflexión. Sus ojos disparados
de un lado a otro cuentan otra historia.

Dolor. Vergüenza. Horror. Él está triste por lo que le pasó. Diablos, yo también

—.Michael Doe, como los agentes judiciales se referían a él, era adicto al crack.El niño no estaba temblando por el frío, estaba temblando por la abstinencia. Los oficiales
no están seguros si el milagro de Navidad sobrevivirá la noche.

Un sonido ahogado se escapa de Michael y sus ojos han caído a su plato donde sigue haciendo golpeteos con el tenedor.

Clank. Clank. Clank.

—Mike...—murmuro, alcanzándolo.

Luke  golpea ambos puños en la mesa y su intensa mirada se clava en mí.

—Michael Cocaína ha sobrevivido la noche. El hospital fue invadido por donaciones para el bebé. Padres esperanzados se alinean para adoptar al ángel que apareció en un pesebre. Harry, esto realmente es un
milagro navideño. Volvemos contigo para el clima.

Clank. Clank. Clank.

—Esto acaba de llegar, Bob —sisea Luke, su voz es ronca—.Michael Cocaína no está fuera de peligro. Las autoridades médicas dicen que casi murió en mitad de la noche.Debería darle vergüenza a cualquiera que deje que su hijo muera adicto a las drogas en la nieve. —Recita los números precisos para finales de los años noventa de las tasas de
supervivencia de los niños nacidos adictos a las drogas.

Todo lo que puedo hacer es soportar esta tormenta. A Luke le duele volver a contarlo y Michael sigue haciendo sonar su tenedor mientras las lágrimas silenciosas ruedan por sus mejillas rojas. Mi pecho jodidamente
duele, pero no sé qué hacer.

—Luke—suplico.

Él golpea sus puños sobre la mesa de nuevo, las aletas de su nariz se ensanchan.

—Nadie ha adoptado a Michael Cocaína. Bob, ¿sabías que los bebés nacidos adictos a las drogas son extremadamente quisquillosos? No duermen toda la noche y lloran continuamente. Gracias a Dios por las
enfermeras y los médicos que tratan al pobre niño durante este momento crítico. Quizás cuando esté sano nuevamente, el angelito encontrará a sus propios ángeles.

Luke se pone en pie de un salto y golpea sus manos sobre la mesa cerca de él.Él salta pero no lo mira. Cuando él quita sus manos, hay dos centavos en la mesa. Con un rugido frustrado que reconozco de él, se precipita hacia la pared y la golpea hasta que se abre.

Ni siquiera se molesta en cerrarla detrás de él y sus furiosos rugidos lo siguen mientras
desaparece en las profundidades de la casa.
Alcanzo a Michael y él grita, dejando caer su tenedor en el plato con un ruido. Todo su cuerpo tiembla cuando se aparta de la mesa y sale corriendo fuera del comedor, dejando sus dos centavos atrás.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Con una venganza, el trueno en mi cabeza reaparece como unatormenta inesperada en un día de verano. Violento. Oscuro. Furioso. Se agita dentro de mí y me agarro del cabello, desesperado porque me rompa
los huesos y escape.Mierda, cómo me gustaría que se fuera.

Ya sin hambre y vencido por el agotamiento, alejo el postre que Michael hizo y apoyo mi frente en la fría superficie de madera.

Querido Dios, ayúdame a arreglar esto.






•••••••

No tengo mucho que decir...

Pero espero que esten bien y se queden en casita

Lxs amo

Bye😘

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