•Capítulo 38•

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Luke

Lo miro fijamente.

Lo miro, lo miro y lo miro.

Michael.

Mío.

En mi espacio.

Misty está acurrucada junto a él y me da su mirada petulante como desafiándome. Sin embargo, no lo desafiaré. Michael pertenece aquí con nosotros. Quiero que se quede para siempre. Sus ojos verdes perforan los míos mientras observa mis movimientos.

Michael es como si fuera un ángel enviado solo para mí. Cuando no aparto la mirada ni me muevo, sus mejillas se tiñen de rosa y da palmaditas en la cama al lado de él.

-Aquí.

El zumbido en mi cabeza se ha ido. Solo él. La nieve. Consistente. Constante. Michael. Es fácil olvidar quién soy y ser quien quiero ser cuando estoy atrapado en su mirada. Mi cuerpo, el hijo de puta codicioso, obedece, y camino alrededor del otro lado de la cama. Foggy y Luzu se
quejan de tener que moverse, pero lo hacen. Una vez que estoy acostado sobre mi espalda, se acomodan en mis piernas. Miro hacia el techo, aunque todo lo que quiero hacer es darme la vuelta y clavarlo debajo de mí. La cama se mueve cuando él se desliza más cerca. Cuando su palma se extiende sobre mi pecho, mis ojos se cierran.

Mierda.

Su toque es todo. Desearía poder agarrar un puñado de su cabello y atraerlo a mi boca. Desearía poder besarlo o murmurar todas las cosas que me gustaría hacerle. Pero no puedo. Lo que puedo hacer es permanecer quieto para que él pueda tocarme. Jesús, cómo deseo que me toque.

Misty se mueve de su lugar y salta de la cama, dejando nada entre Michael y yo. Michael toma el momento para envolverse a mi alrededor como solía hacerlo con Jack. El orgullo surge a través de mí. Así debe haber sido cómo se sintió cuando él hacía esto. Como si su mundo estuviera
a punto de explotar. Como si el universo fuera a abrirse a la mitad.Cósmico y abrumador. Demasiado e insuficiente.

-Tu corazón está acelerado -murmura, sus dedos continúan su exploración.

No respondo porque no puedo. No ahora. Cierro los ojos y rezo porque no se detenga. Sus dedos avanzan sobre mi barbilla y recorre la almohadilla de su pulgar sobre mi labio inferior. Quiero morderlo como a veces le muerdo el cuello. Aun así, permanezco inmóvil.

-¿Alguna vez alguien te ha dicho que eres sexy? -pregunta, con irritación en su voz.

Abro los ojos y lanzo mi mirada a la de él. Nadie. Nadie me dice que soy atractivo o bien parecido. Me dicen cosas como "retrasado" o dicen cosas como "deja de mirar, bicho raro". Nadie, además de mi hermano, se ha tomado el tiempo de llegar a conocerme.

-Quiero besarte -dice, su voz es triste.

Quiero gritar desde las malditas cimas de las montañas que puede besarme. Quiero su lengua en mi garganta y su pecho contra mi pecho. Quiero devorarlo. Vivir jodidamente en él.

Presiono mis labios cerrándolos.

Momentos como este me hacen odiar mi jodida vida.Él desliza un muslo sobre mi estómago y luego su cuerpo lo sigue. Su cuerpo delicado se extiende sobre el mío. Sus miembro se siente dura, lo que hace que mi polla cobre vida. Pone sus palmas sobre mis pechoy me mira fijamente, su desordenado cabello rubio adorna su rostro.

-¿Quieres tocarme?

Con cada maldita fibra de mi ser.

Aprieto mis manos en puños.

Momentos como este hacen que realmente odie mi jodida vida. Sus mejillas se vuelven rosadas de nuevo, pero él se sienta derecho. Por un segundo, temo que me dejará. Pero él no se va, sin embargo, se quita la camiseta y revela su pecho desnudo para mí.

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