•Capítulo 25•

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Luke

Desde el momento en que Jack me dijo por qué estaba sufriendo de dolores de cabeza y su salud había disminuido, me obsesioné y aprendí todo lo que pude.

Una cura.

Ellos curan enfermedades todo el tiempo. Este es el siglo veintiuno. Hemos hecho grandes progresos en el avance médico. La polio está casi erradicada de la tierra. Ya casi no se habla sobre el SIDA. Y el cáncer no siempre es mortal si es identificado en etapas tempranas.

Excepto que mi obstinado hermano no lo identificó desde el principio. Y cuando finalmente vio a un médico al respecto, ya estaba fuera de control. Inoperable. Pero no solo inoperable, intocable. Ninguna de las opciones de tratamiento lo podía tocar. Me seguía aferrando a la esperanza, aunque era una minúscula, pero todavía tenía esperanza.

Hasta que él me mostró sus escáneres cerebrales. Esa mierda lo está comiendo vivo. El crecimiento de hace seis meses a hace tres meses era de más del doble. Mi estómago se retuerce al saber cuánto más ha crecido desde entonces.

Mi hermano mayor va a morir.

Pronto.

Expresó sus deseos de no pasar sus últimos días más enfermo de lo que ya está,pasando por la quimioterapia. Quería discutir hasta que investigué y me di cuenta de no ayudaría de todos modos. Tenía razón.

Simplemente empañaría sus últimos días.

Miau.

Abro los ojos y miro mi techo. Anoche, Michael no tomó bien las noticias. Después de que corrió y se encerró en su habitación, fui y lo comprobé a través de la pared. Estaba acurrucado como  bola sobre la cama, todavía con la ropa de la cena que me hacía querer sujetarlo a la pared y frotar mi cuerpo contra el suyo, y lloraba con fuertes sollozos feos.

Fue desgarrador.

Mi alma todavía resuena con los ecos de sus llantos.

Emocionales. Desolados.

Todo en mí gritaba que pasara a través de la pared, subiera a su cama, y lo tirara a mis brazos. Él necesita consuelo y fuerza. Jack ha sido muy bueno en darle eso porque yo no puedo.

¿Qué pasa cuando él muera?

Él se irá.

El pánico se eleva en mí como un tsunami épico listo para aniquilar a todo un país. La ansiedad me apuñala. Me rasga crudo desde adentro hacia afuera. Como si estuviera conectada a mi angustia, Misty, mi gata
favorita, salta sobre mi pecho y comienza a ronronear. Sus garras se retraen y se extienden, atrapando la tela de mi sudadera pero sin perforar la piel debajo.

Tiro de mi pesada manta y la pongo sobre mi cuerpo, cubriéndome y a mi gata. Su ronroneo se intensifica a medida que se pone cómoda.

Miau.

Mi teléfono suena y leo un correo electrónico con algo de información detallada, muy necesaria. Lo sabía. Sabía que el hijo de puta de Guy estaba chantajeando a Jack. Y ahora sé exactamente por qué. Significa que
pronto estaré pagándole dinero a Guy también hasta que sepa qué hacer con todo esto.

Miauuuuu.

Mis otros dos gatos, Luzu y Foggy, se unen a nosotros en la cama. La gata más tranquila, Foggy, se acurruca cerca de mi cabeza,
ronroneando el ruido blanco que necesito para aclarar en mi cabeza.Luzu se pasea a lo largo del pie de mi cama, buscando un buen lugar para plantar su trasero gordo. Muevo las piernas y finalmente se establece entre mis pies. Con mis tres gatos ronroneando al unísono, soy capaz de desacelerar mi acelerado corazón. Soy capaz de pensar sin dejar que el pánico me atrape.

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