WEIRD

•Capítulo 32•

Luke

Sus ojos brillan como lo hicieron cuando papá le compró un automóvil para su decimosexto cumpleaños. Orgulloso. Emocionado. Contento. Sorprendido.

Cuando lo mira, lo contempla como si fuera un
regalo que ha estado esperando durante décadas para abrir.

No me gusta el brillo.

No me gusta la mirada.

Especialmente no me gusta la forma en que él le devuelve la mirada.

Como si lo hubiera salvado, lo que de alguna manera él hizo. Como si él sostuviera en la palma de su mano todo lo que él podría querer.

Él sostiene todo lo que yo quiero en la palma de su mano. La pequeña mano de Michael está bloqueada en su agarre mientras caminan por la sala de juegos. Nunca lo he visto lucir tan bonito. Las luces de las máquinas hacen brillar tonos rosas, azules y verdes en su cabello rubio . Como si fuera un parpadeante árbol de Navidad. Nadie en
la sala de juegos le presta atención. Ellos caminan junto a él como si no importara.

Para nosotros, los hermanos Hemmings, él es lo único que importa.

Ojalá fuera como Jack. Desearía poder agarrar abiertamente su mano y pavonearlo, mostrando a todos a quién pertenece. En cambio, tengo que esconderme en la esquina con mi sudadera con capucha por
encima de mi cabeza y mis auriculares ahuyentando el ruido en mi cabeza. Todavía puedo escuchar los sonidos de los juegos y los adolescentes riendo, pero están silenciados de una manera que no me
hagan cerrarme.

Con Michael, no puedo permitirme el lujo de cerrarme. Cada momento con él es un bocado que ansío desesperadamente devorar. Incluso mirarlo desde lejos mientras él disfruta del momento de su vida es suficiente. Esta noche, cuando esté durmiendo en su cama, iré a verlo. Intenté dejarlo solo porque ha dejado en claro que no me quiere, pero no puedo contenerme más.

Estoy nervioso, irritado y frenético.

Solo necesito respirarlolamerloprobarlotocarloolerlosentirlo.

Alguien me roza y me estremezco. No me gusta cuando me tocan.

Solo hay una persona que quiero que toque cada parte de mí. Una persona a la que quiero envolver mi cuerpo desnudo. Una persona que
quiero probar y adorar.

Mierda, odio cómo soy.

A veces, he buscado en Internet durante horas. Muriendo por respuestas. Terapias. Cualquier cosa para ayudarme a ser mejor para él. Michael necesita afecto, adoración y risa.

No puedo darle nada.

Me duele el pecho ante esa noción.

Nada.

Nada.

Nada.

Si de alguna manera pudiera hacerle ver lo que siento por él de una manera que signifique algo. Una acción audaz. Una declaración
romántica. Algo que muestre que lo necesito y que me niego a dejarlo ir nunca.

Mis manos se curvan en puños. Quiero sacar mi teléfono y decirle lo perfecto que es. Estoy temblando por hacer exactamente eso. Y, sin
embargo, mi cuerpo está trabajando en mi contra ahora. Los sonidos, los olores y la gente por todos lados me están abrumando como la mierda.

Necesito ir a casa, meterme debajo de mi pesada manta, acariciar mis hermosos gatos, y luego le mandaré un mensaje de texto para avisarle.

Luego.

Luego.

Luego.

Pero, ¿y ahora?

Mis ojos se levantan y lo busco. Él está en la máquina de pinball golpeando los botones laterales. Jack está apoyado contra la máquina y se ríe. Es un recuerdo que quiero guardar dentro de mi cabeza para siempre. Cuando nunca quieres olvidar, lo guardas bajo llave. Lo mantienes hasta el final. Jack y papá nunca pensaron que recordaba a
mamá.