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Las clases iniciaron un viernes, por lo que Lance tuvo dos días libres para sentirse completamente miserable

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Las clases iniciaron un viernes, por lo que Lance tuvo dos días libres para sentirse completamente miserable.

Tratando de entender su nuevo poder había salido de su casa a varios lugares e incluso había seguido algunos hilos rojos. Cuando fue al registro civil, las parejas que conformaban un matrimonio estaban unidas por un solo hilo en sus pechos. Las personas que iban a citas estaban unidas por sus muñecas, tobillos a alguien en el pecho, y algunas parejas estaban unidas por sus pechos y ya.

-Es tan complicado -se quejó habiendo tenido una resolución y un poco más de entendimiento, pero el nudo en su pecho no se deshizo.

A nadie le gustaba, así que sus tobillos estaban ligeros y a él no le gustaba nadie o no tenía realmente una oportunidad como con Allura, por ejemplo... Entonces, ¿estaría sólo por siempre? Ni su personalidad alegre y coqueta podía salvarle de tal sentimiento, pero Lance aprovechó el fin de semana para ajustar su humor exterior y que nadie se diera cuenta, por lo que el Lunes volvió a actuar como él mismo y hasta coqueteó con un par de chicas que tenían algunos hilos.

-Luces de muy buen humor, ¿te pasó algo bueno? -preguntó Hunk levantando una ceja.

Lance solo sonrió y pasó un brazo por sus hombros.

-Ah, Hunk, compañero, ¿has visto esta cara? -se señaló con un gesto suave- ¿Cómo no voy a estar feliz al haber nacido con semejante bendición? -suspiró en un tono coqueto.

-Eh...

-Alguien amaneció con el ego por las nubes -murmuró Pidge.

-Y con el sexappeal también -dijo guiñándole un ojo a un par de chicas que pasaron y soltaron risitas.

Hunk rió.

-Es bueno tener confianza en uno mismo -asintió entrando en el salón para ocupar sus respectivos puestos.

Una vez que ocuparon sus lugares, Pidge se acercó a sus dos altos compañeros para charlar con Hunk sobre cierto proyecto que estaba planificando.

Excluido de la charla de cerebritos, Lance simplemente echó una mirada a sus compañeros de clases... Deteniéndose por un momento en Allura, de quién un hilo salía de su pecho. ¿Ya tendría una pareja destinada de forma definitiva?, se preguntó antes de solo suspirar y sacar su celular para jugar algún juego mientras llegaba el profesor, pero mientras la pantalla cargaba, pudo ver cierto mullet entrando al salón.

-¿Por qué de todos los salones él tenía que tocar aquí? -se quejó recostándose más en la silla.

Nunca le había agradado Keith y sus aires de "soy el mejor". Bueno en los deportes y en las clases, ¡alguien simplemente no podía ser tan bueno! Seguro tenía algún oscuro secreto, como que su fea greña era una peluca. Las docenas de personas que ataban hilos a sus tobillos en definitiva deberían de estar ciegos.

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