3. Encuentro de Medianoche

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—¡Creo que se ve muy bien! Ahora solo necesitamos que los estudios de televisión lo transmitan...


Charlie, Vaggie y Alastor habían pasado los últimos días filmando un anuncio para el hotel. Husk había decidido no aparecer en este ni siquiera por un milisegundo, mientras que Niffty trató de ayudarlos cuando era necesario y cuando no era tan necesario también.


—Yo me encargaré de eso, querida—Alastor le quitó la cinta de las manos con delicadeza pero también firmeza, con una amplia sonrisa en su rostro que solo titubeó ligeramente cuando Vaggie le arrebató el objeto.


—¿Tú? ¿En serio? ¡Todavía lo llamas 'el show de imágenes'!—replicó ella, rodando su ojo con molestia—. Además, de todos modos solo nos darás mala publicidad.


Husk habría seguido escuchando sus disputas, no porque tuviera ningún interés en ello, sino por aburrimiento. Sin embargo, pudo sentir a Niffty picando con su dedo su pierna derecha de manera insistente, y cuando miró hacia abajo, no pudo evitar poner los ojos en blanco.


Habían pasado casi tres días desde que había visto a Angel Dust en su casino. Estaba haciendo todo lo posible para no pensar demasiado en ello, pero no tener casi nada que hacer en el hotel y Niffty molestándolo constantemente lo hacía mucho más difícil de lo que podría haber sido.


—No, por última vez, no tengo idea de dónde está.


—Bueno, ¡su habitación necesita limpieza después de todo este tiempo!—Niffty había salido corriendo a toda prisa, y unos segundos más tarde regresó con productos de limpieza y una sonrisa de dientes afilados—. ¡Abre la puerta!


Husk suspiró profundamente, claramente aferrado a la última gota de paciencia que aún le quedaba. Niffty había estado ocupada limpiando cada rincón de ese maldito hotel, incluso las partes que ya había limpiado. El único lugar al que no podía acceder era la habitación de Angel, porque no tenía llave.


Solo Angel y Husk tenían una. Así que lo había molestado desde la mañana en que Angel no había aparecido por primera vez.


—¡Ugh, está bien! ¡Pero solo si prometes dejarme en paz después!


—¡Promesa de dedito!


Ella le ofreció su dedo meñique, con un brillo emocionado en su ojo. Husk resopló por lo bajo, pero aún se inclinó lo suficiente como para enganchar cuidadosamente su propio meñique con el de ella por un breve segundo, asegurándose de que nadie viera la interacción.

Hábitos de mi Corazón [AngelHusk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora