Esperaba que el mensaje hubiera sido lo suficientemente claro para quien estuviera al otro lado de la línea.
Violencia lo había esperado, por lo que los dos se dirigieron al nivel inferior de su casino, donde la espía que habían atrapado estaba siendo retenida.
Husk detuvo a uno de sus empleados cuando estos salían de la habitación.
—Ve a ver si mi cita está en el casino. Dale bebidas gratis o algo así, mantenlo entretenido.
El demonio asintió antes de alejarse, y Vio lo miró con picardía.
—¿Tu cita?
—Vete a la mierda. Ahora no es el momento.
—Ajá, claro...
Husk puso los ojos en blanco, ignorando su tono burlón, y finalmente se volvió hacia la demonio retenida por ellos. La misma camaleón que había visto fuera del hotel.
—No eres muy buena en esto, ¿eh?—murmuró, quitándole bruscamente la mordaza de su boca.
—No es mi culpa que no estuvieras lo suficientemente distraído—la camaleón parecía bastante desafiante para alguien atada a una silla en territorio enemigo—. Estoy acostumbrada a trabajar con profesionales.
—¿Qué mierda se supone que significa eso?
Su rehén se rió a carcajadas ante eso, sacudiendo la cabeza. Parecía que sabía algo que él no, y eso realmente lo estaba sacando de sus casillas.
—Muy bien, cortemos el espectáculo—Violencia se adelantó y se paró detrás de la silla, sacando una daga bendita de su liguero y sosteniéndola contra el cuello de la camaleón—. Dinos para quién estás trabajando y podríamos dejarte vivir.
—Tendrás que esforzarte un poco más que eso, cariño. No voy a hablar.
—Mhm ... tal vez no necesitamos que lo hagas. Tenemos tu teléfono después de todo. Estoy segura de que podemos obtener algo de eso.
Una sombra de miedo apareció en su rostro ante las palabras de Violencia, pero desapareció tan pronto como llegó.
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Hábitos de mi Corazón [AngelHusk]
Fiksi PenggemarDos demonios solitarios. Un par de tragos de más. Y un vacío que ninguno puede llenar. Husk había perdido la habilidad de amar hacía años, según sus propias palabras, y eso no iba a cambiar muy pronto. Angel Dust no cree merecer el amor verdadero de...