Hábitos de mi Corazón [AngelHusk]

13. Encrucijada

—¡¿Que hizo QUÉ?

—¡Shhh!

Husk colocó su dedo índice sobre sus labios en un simple gesto para silenciarlo. Myers seguía durmiendo en la cama en forma de corazón, y se movió ligeramente ante el tono elevado de Angel.

—Está bien, está bien... pero de verdad, ¡qué jodido imbécil!—Angel habló en un tono más bajo, pero claramente todavía estaba hirviendo de rabia—. ¡Alguien tiene que ponerlo en su lugar!

—Heh... sí, eso es más fácil decirlo que hacerlo—Husk se encogió de hombros mientras lo veía terminar de ponerse sus botas altas—. Déjame manejar esto, ¿de acuerdo?

Angel hizo una mueca ante eso, y cuando terminó con sus botas, se puso de pie con las manos en las caderas, levantando una ceja.

—Muy bien, aclaremos algo: me salvaste, y estoy agradecido. Pero no soy una damisela en apuros, ¡también puedo lidiar con este tipo!

—No se trata de eso, idiota. Es mucho más poderoso que los dos juntos, pero lo conozco mejor, sé cómo tratar con él.

Angel abrió la boca para replicar, pero escucharon a alguien caminando cerca de la puerta, por lo que guardó silencio. Después de un momento, asintió lentamente.

—Está bien, sólo... no me subestimes.

—No es necesario que me lo digas dos veces—Husk se acercó despacio, colocando sus manos en su cintura significativamente—. No sabía que tenías otro par de brazos.

—Estoy lleno de sorpresas, ¿ves?—Angel liberó su tercer par de brazos para poder envolverlos también alrededor del cuerpo de Husk—. Son para abrazarte mejor.

Compartieron una breve risa baja antes de que la distancia entre ellos se acortara y sus labios se unieran en un beso. Se habrían quedado encantados allí un poco más de tiempo, si no hubieran escuchado aún más pasos fuera de la puerta, esta vez más fuerte.

—Maldita sea—murmuró Angel cuando se separaron, con un suspiro largo y demasiado dramático—. ¿Por qué no puedo tener cosas buenas?

—Vamos, tienes que hacer tu gran regreso—Husk se alejó un momento después, con una pequeña sonrisa en su rostro.