Capítulo 42

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Recién regresaba, había tenido una mañana pesada con los abogados después de que se hubiese postergado todo este papeleo más de lo que debería, de soportar todo este asunto de la herencia y de la ex pareja de mi madre que alegaba no merecía nada aunque legalmente todo quedaba muy claro, las cosas mi madre me las había dejado a mí, todo había sido limpio y legal, además había pasado un difícil fin de semana en donde me había sumido en una rara e inexplicable introspección de mi persona, tanto internamente como físicamente, las palabras de aliento que Tom pudiese hacerme se me habían resbalado, habían entrado por un oído y salido por otro. De pronto me preguntaba si ¿No era yo muy delgada? ¿Muy bajita? ¿Demasiado simple? ¿Si mis senos o mi trasero estaban suficientemente levantados? Y para rematar todo esto los malestares estomacales no habían cesado ni un poco, no era que me tiraran y me impidieran seguir mi vida pero eran bastante molestos.

Hoy mismo no había podido desayunar nada por temor a regresarlo nuevamente... necesitaba cálmarme un poco, estaba demasiado preocupada por cosas banales, estaba cansada y cayéndome de sueño pero aun así llegue a tiempo para atender unos asuntos antes de la hora del almuerzo.

Tom tenía la puertas cerradas y al parecer su ex - mujer aun ni siquiera había llegado, lo sabía porque la empleada de limpieza podía entrar a asear la oficina de Sebastian sin ningún problema.

Me senté en mi propio escritorio y encendí mi computador mientras revisaba alguna paquetería que había llegado y luego buscaba en mi cajón unas cuantas galletas saladas para asentar mi estómago, mire mi almuerzo, una ensalada de atún, huevo y pepinillos, el día de hoy David lo había preparado pero la mera idea de comer atún o de siquiera mirarlo me ponía terriblemente mal.

Las puertas de la oficina de Tom se abrieron detrás de mí y yo me volví y levante, alisándome la falda gris y mi saco negro, la primera en salir fue Kiki sonriendo, llevaba puesto el mismo traje blanco que usaba cuando la vi por primera vez y detrás de ella Tom con sus manos en las bolsas del pantalón.

-Muchísimas gracias Tom, eres un espléndido jefe.- se pasó un mechón de cabello detrás de su oreja adornada bellamente con un pendiente dorado.

-No se preocupe Señorita Hudson, es normal que surjan ese tipo de inquietudes respecto a los clientes, pero con el tiempo muy seguramente se va a familiarizar con el trabajo.

-Gracias.- estiro su brazo y le acaricio el ante brazo mientras sonreía, lucia demasiado contenta, Tom volvió su mirada hacia su mano ejerciendo presión en su antebrazo y luego se volvió hacia ella, carraspeo y ella retiro el brazo.

-Hay que volver al trabajo, señorita Hudson.- ella asintió y se retrocedió un poco mientras la sonrisa no se la borraba de la cara.

-Con permiso, Tom.- se dio la vuelta y se fue, yo volví a sentarme e hice como si nada hubiese pasado, pero no se me borraba de la mente la manera en que Kiki había visto a Tom... ¿Por qué habría venido hasta acá a hablar con él? ¿Por qué de pronto lucia más interesada en el que antes?

-Te vez mal Danielle, estas muy pálida.- se me acerco y puso una de sus manos sobre mi cara.

-Estoy bien solo necesito comer cosas que no me causen asco y necesito recordar tomar estas estúpidas pastillas.- tome un frasco naranja de tapón blanco del escritorio y lo mire con fastidio, nunca recordaba tomarlas, luego tire el frasco con suavidad dentro de mi bolso, el lugar perfecto para seguir olvidando tomarlas.

-Quiero que vayas a ver al médico de la empresa, este es el tercer día que estas así, podría incluso jurar que comienzas a verte más delgada.

-No necesito ir al doctor solo por esto.- negué con la cabeza y volví mi vista sobre el teclado, fingiendo que iba a comenzar a trabajar.

-Me gustaría que pudieras comer algo sin que lo regreses.

Million Dollar Man (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora