Million Dollar Man (TERMINADA)

Capítulo 60

Danielle P.V

Toque a la puerta de David con un ramo de flores en una mano y en la muñeca de mi mano libre, con la que toque la puerta, llevaba una bolsa de regalo. David me abrió la puerta, lucia desvelado y pálido pero feliz, llevaba una pequeña toalla en el hombro y me sonrió, entre a la casa y Clarissa estaba en la sala, cubierta con la manta mientras sostenía a la bebé, ambas nos sonreímos y no pude evitar emocionarme. La niña aunque era solo una bebé se parecía muchísimo a David, pero mucho más rubia. Me senté junto a ellos y cargue a la niña, increíblemente se quedó dormida entre mis brazos y David ayudo a Clarissa a subir a la habitación junto con la bebita, quería descansar, estaba agotada todavía, después bajo y me invito una taza de té, nos sentamos en la sala e hizo la pregunta que más temía que hiciera.

-¿Y el anillo?- inquirió mientras le daba un trago a su té.

-¡Por Dios!- me reí por puros nervios.

-¿Por qué te ríes así?- él se rió también.

-Dave ¿Que acaso él no te cuenta nada?- negó con la cabeza y yo suspire, pensé que podría ahorrarme las malas noticias incomodas.

-No le he contestado, no sé cuándo podre darle una respuesta.

-¿Quieres casarte con él o no?- no conteste nada y me quede mirando el líquido verde en la taza, sobando el haza con mi pulgar.- No quieres... yo sabía que era muy pronto, pero el insistió.

-¿Y si sabias por qué no lo evitaste?.- David se puso rojo, se sonrió y se encogió de hombros mientras yo me rascaba la frente pensando en el terrible lió en el que nos habíamos metido.

-Yo lo intente pero él estaba muy, muy convencido de que dirías que sí. ¿Por qué simplemente no le dijiste que no?

-No sé, David no es tan fácil, es que, Robert es encantador, es perfecto...- resople y masculle un par de maldiciones por lo bajo.

-¿Pero?.- inquirió David, gran conocedor de mi sentimientos y pensamientos y por supuesto de mi lenguaje corporal.

-Pero creo que el espera cosas de mi que yo no sé si pueda cumplir, me parece un hombre chapado a la antigua y creo que el espera que deje todo para irme a Boston y ser solo su esposa y que después sea la madre de sus hijos, pero solo eso... Además que, bueno desde que le dije que no estaba segura a aun de mi respuesta está actuando muy raro, como distante y en realidad no lo culpo, yo me he hecho la ocupada por que temo que me vuelva a preguntar.

-¿Por qué no le dices que no?- inquirió y yo por fin volví a degustar el té.

-¿Por qué tuvo que arruinar todo?-masculle.

-No puedes culparlo por estar tan enamorado, supongo.- David se bebió lo que le restaba del té, quizás tenía razón, quizás tendría que decirle lo que pasaba y que pasase lo que tuviese que pasar... de todas maneras ya estábamos raros.

-Esto no está bien David, lamento ponerte en una encrucijada de amigos.- Le sonreí y luego le di otro trago a mi bebida, la mirada se me quedo fija en la ventana, pensando en un montón de cosas que a veces por la noche no me dejaban dormir.

Me sentía nerviosa de tener que hablar en frente de todas estas personas, quizás era mi novatada, porque yo era la profesora más nueva de todo la universidad y este evento no era cualquier cosa, además me habían avisado prácticamente en el último momento, ni siquiera sabía si mi discurso estaba bien pero ya no había tenido tiempo de corregirlo. Me arregle la solapa del saco negro y mire nerviosa el público, sentí vértigo.

Mi nombre fue anunciado y suspire como pude, pero sentí que el aire no había sido suficiente para llenar mis pulmones, me subí al podio y abrí mi carpeta, carraspee e hice un leve contacto visual con la gente cuando salude y felicite a los graduados, no imagine nunca lo difícil que era estar de este lado, viendo a todos esos estudiantes con sus togas y birretes. Al principio había comenzado leyendo pero entre más me acostumbraba a esto me iba relajando y comencé a recitar mi discurso de manera más fluida y por mi propia cuenta, decidí mirar a un punto fijo en la pared y olvidarme de todos.