Club de Vírgenes (Novela)

Capítulo 18

Capítulo 18

Peta

-¿Me estás diciendo que ese tipo nunca tuvo relaciones sexuales?

Denise preguntó con asombro. Puso su mano sobre sus labios, encontrándolo gracioso.

-¡Eso es extraño!

Ella me miró sentada en la cama y continuó diciendo.

-¡No existen chicos vírgenes hoy! ¡Dios Mío! ¡Eso es una leyenda!

-¡Denise! ¡Sin chistes hoy! ¡Estoy súper mal! ¡Me siento la peor persona del mundo! ¿Dónde está mi valor como mujer en este momento? Probablemente en la basura.

Suspiré y miré hacia arriba.

-Disculpa amiga.

-Lo peor de todo, es que estoy completamente envuelta por él. Me gusta realmente. Me gusta de verdad. Me gusta ese muñequito todo verdadero. Medio tímido, ¿entiendes?

-¡Te gustó ese muñequito!

Denise se acercó y se sentó en la cama también.

-¡El Virgen Perfecto!

-¡Para, Denise! ¡Me estás haciendo mal otra vez!

Murmuré y me eché para atrás, mi cabeza se reunió la almohada detrás de mí. Miré el techo y empecé a imaginar la cara de Natán, su mirada asustada y su sonrisa tímida. Suspiré poniendo su mano sobre mi pecho. Me dolió tanto.

-No sé qué será de mí con nuestra separación. ¡Lo extraño! Pero tengo que olvidarlo, ya olvidé algunas pasiones que pasaron por mi vida.

Denise se acostó a mi lado y me besó en la frente.

-¡Es eso, Miragaia! Como dice el dicho popular. ¡La fila sigue!

Nathaniel

Regresé de misa el domingo en compañía de mis padres. Llegué a casa y corrí a mi habitación. Sólo quería quedarme encerrado en él y tratar de olvidar que había un dolor dentro de mí. Era insoportable.

Agarré a mi notebook y empecé a escuchar a Kings of León la canción, llamada 'Closer'.

Aún de pie me quité la camisa del cuerpo, sentía el calor. La arrojé sobre la cama.

Puse mis manos en mi cintura y quedé en algunos momentos congelado en el tiempo. Mi mente en ese momento trajo hermosas representaciones de Peta. Los destellos de recuerdos que trajeron la imagen de nuevo cuando ella bailó delante de mí y mis ojos corrieron por su cuerpo y por sus mariposas en la espalda.

Mi mano empezó a tocar el cuello incesantemente cuando recordé nuestros besos calientes, serenos, llenos de afecto uno con el otro.

Finalmente, su voz no saldría de mi oído cuando dijo esas frases.

Una cosa es cierta. Tendrás que buscar a otra chica para relación sexual y matrimonio...

Porque no soy la mujer perfecta para ti.

Ya no soy pura...