Capítulo 19

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Capítulo 19

Peta

16:30 hs

Hacía algunos días que no veía a Nathaniel. Él se había ido de la universidad. Por un momento creí que estaba evitando encontrarme en algún lugar en la universidad.

Aunque yo estaba sufriendo de nuestra separación, pero permanecí firme en mis estudios de rutina. Asistía a las clases con normalidad. No siempre estaba con la cabeza para entender las explicaciones de los profesores.

Al final de las clases el miércoles, decidí a ir a la biblioteca de la universidad. Resumir otro trabajo necesario para entregar la próxima semana.

Mis dedos hojeaban páginas y mis pensamientos estaban muy lejos. Habían crecido alas y decidieron viajar lejos de la realidad que estaba viviendo en ese momento.

Nuevamente algunos destellos invadieron mi mente y trajeron las imágenes de Natan, su mirada, su sonrisa, de sus enfoques inesperados en mi vida.

Bajé la cabeza y cerré los ojos. No quiero llorar, solo quería centrarme en esta porquería de síntesis. Sólo necesitaba eso. Concentración.

Unos segundos más tarde, mis oídos estaban atentos al ruido de una silla arrastrada alrededor de una mesa detrás de mí. Alguien se sentó en ella.

Mi corazón latía con fuerza dentro de mí. Mientras murmuré en voz baja.

-Es él.

Oí ruidos de libros colocados en la mesa y luego una pastillas de menta se abrieron.

Inmediatamente miré por encima de mi hombro. Ya imaginaba que Natán estaba allí, justo detrás de mí.

Mis ojos se detuvieron en la imagen de un muchacho tratando de abrir los libros. Estaba con la cabeza inclinada.

Sin embargo miré para adelante, completamente decepcionada con la escena. Ese muchacho no era Natán. Tenía la piel blanca y cabello claro. Sus edades podrían incluso emparejar, sin embargo, su imagen no. Eran bastante diferentes entre sí.

Sostuve mi pluma con mis dedos y empecé a jugar con ella sin siquiera darme cuenta. Dando vuelta una y otra vez. Como si se tratara de la mano de un reloj que estaba diciendo mis malditas horas de agonía y sufrimiento.

Nunca pensé que la ausencia de Natán podría hacer un lío en mi vida.

18:40 hs

Peta

Con mucha persistencia y dificultad, por fin logré terminar mi resumen dentro de esa sala de lectura. Entonces me levanté y tomé los libros y el bolso. Me acerqué al mostrador y devolví el libro a la empleada de la biblioteca.

Abatida comencé a caminar hacia la entrada de la biblioteca. Era de noche afuera estaba oscuro.

Ociosamente miré para adelante y vi una sombra oscura, de pie en medio del pase biblioteca. Era un joven con camisa azul marino, pantalones vaqueros oscuros, zapatillas de deporte y tenía algunos libros bajo el brazo izquierdo.

Parecía que esperar a mi llegada. De pie en el mismo lugar. Sus ojos vigilaban anestesiaron a mis pasos suaves en sandalias altas. Ese día yo llevaba un vestido negro con un estampado de flores de color rosa.

-Hola.

Nathaniel dijo cuando finalmente paré delante de él. Al oír su voz, miré al suelo.

-Hola.

Miró a su alrededor, mirando un poco perdido.

-¿Vine a saber cómo estás?

Levanté la cabeza y miré a un lado.

-Cómo puedes ver, estoy... bien.

Mi voz sonó poco convincente. Natán me miró con desconfianza y no dijo nada por un momento.

-Qué bien.

Habló, mostrándose preocupado por mí.

-Me voy a casa ahora. –le informé. - Buenas noches.

Pasé rápidamente por él y Natán giró hacia el lado para mirarme. Me vio bajando las escaleras exteriores de la biblioteca en un apuro. Decidió venir tras de mí, parecía precipitado en sus movimientos también.

-¡Peta! ¡Espera!

Incluso escuchando sus gritos, seguí caminando. Yo no quería hacer frente a su mirada, su cara otra vez. Esto sólo me angustiaba, todavía me causaba más dolor. Lo que yo sentía por él era demasiado fuerte.

Por último, se detuvo en medio del patio y gritó en mi espalda.

-¡No puedo soportar alejarme de ti!

Inmediatamente paré de caminar. Continué de espaldas, llevé la palma de mi mano derecha por debajo de la nariz y empecé a sollozar.

Natán corrió hacia mí y se detuvo en mi espalda. Su mano derecha tocó suavemente mi hombro derecho. Miró a mi hombro y vio algunas mariposas en mi piel.

-Mírame.

Su voz era baja. Poco a poco giró a mi cuerpo a través de mi hombro y miró a los ojos húmedos de lágrimas. Eran tan azules y alrededor de ellos tenía manchas de lápiz negro. El maquillaje de ojos se había corrido con mis lágrimas saladas.

-Creo que es innecesario mantenernos alejados el uno del otro y con sufrimiento por algo que es menos importante que nuestro amor.

Confesó mirando hacia mí. Su brazo derecho se levantó en el aire y sus ojos miraron a su alrededor.

-¡Qué se vaya al infierno todo! ¡Que se jodan nuestras diferencias! ¡Al diablo con los ética moral!

Sus ojos miraron al suelo.

-No me importa si ya no eres pura y no voy a ser tu primer hombre en la cama...

Su voz se ahogó. Sostuvo mi brazo y me llevó con él. Miró fijamente a mis ojos azules, completamente tristes.

-Te Amo.

Su barbilla estaba encima de mi cabeza y la nariz absorbía el agradable aroma de mi pelo.

- Así tal cual es que te quiero como mi novia.

Sonreí. Él también sonrió.

-E irás a conocer a mis padres mañana por lanoche.

Club de Vírgenes (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora