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De repente las caricias pasaron a un segundo plano.

—¿Quién te dijo eso? —el cuerpo del mencionado se alejó velozmente.

—Te enteras de varias cosas estando dentro del castillo —fue la respuesta de Seoho—. Algunas bonitas, algunas feas. Algunas que quieres ocultar, algunas que quieres descubrir; de todo un poco...pero eso ya lo sabes muy bien tú ¿no?

—Hablo enserio.

—Y yo también. Pero enserio, que esa mirada de odio y repulsión me prende como no tienes idea —una mirada pervertida pasó a recorrer el pecho al descubierto del demonio más alto, en tanto sus labios se relamían placenteramente—. Desearía ser tuyo una vez más RAVN, por favor, haz ese favor.

El ajeno se quedó anonadado por la extraña petición del demonio sobre él, pues era lo último que se le hubiese pasado por su cabeza. Sin embargo, ladeó la cabeza sonrientemente.

—Sí que eres un demonio hasta el alma —el ajeno lo miró extrañado en silencio, obligando al otro a continuar—, pues claro; engañar, desafiar las leyes, lujuria extrema, fetiches...Y yo que pensaba que eras el Seoho que conocí una vez.

Seoho sonrió cómicamente para luego dirigir sus manos al lazo, haciéndolo desaparecer. Mas en cuanto el otro demonio intentó escapar, lo miró con ojos vibrantes en odio.

—No pensaste que te dejaría libre tan fácil ¿o sí? Que tierno eres a veces.

Los oscuros ojos de RAVN comenzaban a despertar, sin embargo, aun así, no era posible liberarse de ese encantamiento que habia pronunciado el ya mencionado.

—Aunque me obligues a tener sexo contigo, jamás te amaré —una gota de esperanza fue la que expulsó el más alto.

—No necesito tu amor; tengo muchos otros demonios que matan constantemente por tener una cita conmigo...Y, sin embargo, aquí estoy...cuidando al estúpido demonio que me metió en esto, y ahora prefiere irse con un novato. Porque admítelo, tú y yo sabemos que Hwanwoong es un inexperto en el sexo...—el cuerpo de Seoho se recostó en el pecho ajeno—...entonces...¿por qué lo prefieres a él, que a mí?

—Eso debería decirte a ti. ¿Qué haces queriendo sexo en un momento como este, cuando dejaste inconsciente y solo a tu amigo? —su ceja alzada logró que la pierna de Seoho presionara el miembro de RAVN bajo el pantalón.

—Si vuelves a mencionarlo una vez más, te ataré boca abajo y te obligaré a hacerme sexo oral ¿me entendiste? —aquellas palabras dejaron en completo silencio el lugar— Ahora, regresando, para que te enteres de una vez por todas. Sé que tienes una conexión diferente con Hwanwoong, lo sé porque lo he visto, no tienes que decir nada. Así que, mientras cuido a su querido demonio en un lugar donde nadie pensaría encontrarlo y lo dejé calmado; por lo menos, tengo derecho a algo de diversión aquí ¿no?

Un bufido se logró distinguir, captando la mirada de Seoho.

—Esa es la peor excusa que he escuchado.

La molesta expresión que tenía el joven demonio, cambió radicalmente a una sonriente en cuestión de tan solo unos escasos segundos.

—Considéralo como un pago que me estoy haciendo a mí mismo, por adelanto, por haberles ayudado.

Aquella charla cesó, en cuanto después de que Seoho hablara. Su pierna siguió frotando el mismo sitio, hasta hacer que unos pantalones se mojasen involuntariamente.

Una risita se escuchó debajo de la barbilla de RAVN, haciendo que este mirase molesto a otro lado. Estaba comenzando a cansarse de esos juegos que le hacia el otro demonio.

—Que me odies no será un impedimento para que tu cuerpo reaccione a mi toque, lo sabes ¿no? —relamió sus labios y los junto con los ajenos.

Ambos eran diferentes entre sí, mas aun así se podía ver que la química entre ellos era mucho más sexual que cualquier otra cosa. Y exactamente esa era la verdadera razón por la que se rehusaban a separarse del todo.

—¿Ahora quién quiere irse? —preguntó sonriente Seoho, mientras se limpiaba el labio húmedo y resbaladizo.

El contrario le lanzó una mirada, para luego limpiarse como pudo sus labios.

—Pues yo...sigo queriendo que me sueltes —sus palabras eran mucho más simples que anteriormente, lo que alegró inmensamente al ajeno pues eso solo significaba que sus poderes estaban debilitándose.

—Muy pronto mi pequeño travieso.

Enseguida sin dejar de verlo directamente a los ojos, abrió su mano en su dirección, tomó una bocanada de aire y ya se estaba disponiendo a soplar, cuando un ruido fuerte hizo que los presentes voltearan a ver en donde supuestamente estaba el ruido.

Seoho rodó los ojos y chasqueó la lengua.

—Por favor ignóralo, mis sirvientes son algo torpes —sus manos estaban de nuevo en un sitio donde RAVN podía verlas completamente.

—¿Tienes sirvientes?

—No lo sé, ¿tú pene cabe dentro de mi boca?

Un bufido hizo que Seoho riera por lo bajo una vez más. Volviendo así a la posición inicial; sus rodillas casi podían aplastar sus costillas, en tanto sus piernas rodeaban su delicada pero flexible cintura.

—Dudo que alguien trabaje aquí, nadie es tan idiota. 

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora