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Definitivamente el rostro de RAVN estaba algo húmedo y rojizo, pese a que tenía sus ropas desabotonadas y se esmeró por terminar velozmente. Aun así, su pecho iba de arriba a abajo y su pulso estaba acelerado.

—Puedes tener tanto como quieras, porque será lo último que tengas de mi —dijo el ya mencionado con poder en sus ojos.

—Eso ya lo veremos —respondió riéndose el ajeno, acomodándose con más entusiasmo que antes sobre el miembro ajeno—. Porque parece que tu amigo ya desea más.

Era totalmente falso, y estaba dispuesto a recalcarlo cuando de la nada...Sintió que su miembro reaccionaba efectivamente al toque helado de Seoho. Este presumidamente le sonrió para volver a su acción anterior y deleitarse en silencio.

RAVN apretó su mandíbula con enojo, antes de que impidiera emitir un gemido.

Ya no podía seguir soportando todo eso, debía hacer algo...

Con todas sus fuerzas comenzó a llamar a cualquiera que se le viniese a la mente, pues si bien sabía ciertas cosas de clarividencia...No era tan sencillo hacerlo como él mismo pregonaba siempre que podía.

Seoho habia dejado de tocar el miembro de RAVN cuando este volvió a la realidad, notando que todo seguía igual y que su poder mental no habia funcionado.

Nadie le habia oído pedir ayuda, o simplemente no querían ir.

Ya se estaba comenzando a rendir a los besos posesivos del contrario, cuando la puerta de madera se habia abierto de par en par, produciendo un eco increíble. Los dos demonios presentes, observaron como una figura salía de entre las sombras con paso firme.

—¿Dónde estás idiota?

—¿Keonhee? —llamaron ambos al unísono.

La mirada del demonio de cabello azulino se paralizó por un momento después de recorrer los ojos de Seoho, para enseguida correr hacia los de RAVN.

—Keonhee por favor ayúdame —pidió el demonio incapaz de moverse—. Sé que tal vez no lo conozcas, pero definitivamente tienes que salvarme de este idiota sexual.

El demonio de cabello bien ordenado bajó del torso del ya mencionado con frialdad y eficacia, dejándose ver por completo y viendo directamente a los ojos del recién llegado.

—¿Qué es lo que buscas aquí? —su voz era ronca y firme, casi con enojo de su sola presencia.

—Vine por él —señaló—. Déjalo ir, el rey lo está buscando —los ojos de Seoho giraron de un lado a otro con desconfianza— y dice que es urgente —añadió el ya mencionado como para recalcar su punto anteriormente mencionado.

—Si lo dice Hongjoong será verdad ¿no lo crees así, RAVN?

Aquella frase tenía tantos significados que simplemente Keonhee los prefirió ignorar y acatarse a la única misión que habia sido enviado ahí.

—¿Y cómo nos encontraste? —el jovencito de mirada gélida dio unos pasos hacia el mencionado rodeándolo— Este es mi escondite secreto, nadie puede verlo a excepción de dos personas...¿Tienes alguna idea de cómo pudiste llegar aquí?

El ajeno tragó saliva evitando la mirada constante.

Sin darle tiempo a reaccionar, una patada fue depositada en la espalda del mencionado, botándolo así al suelo sin el menor temor o culpa; en tanto el cuerpo del jovencito cayó ensuciándose y raspándose parte de la mejilla.

—¡Seoho!

—¡Como te atreves a mentirme pedazo de basura sin cerebro! —exclamó el ajeno con furia y desprecio en su rostro— ¡Dime la puta verdad! —volvió a gritar, esta vez dejando ver en su mano como un látigo se formaba cuidadosamente— Dime la verdad, o te patearé tan fuerte que desearás morir.

Seoho se inclinó por unos momentos a contemplar el rostro del otro jovencito por unos segundos, sonriéndole con total normalidad.

—¿Ahora vas a hablar? ¿o prefieres que te trate como la basura que eres?

RAVN veía la escena petrificado como piedra, sin poder creer que no solo habia sido él quien ahora estaba bajo el dominio total de Seoho, sino que también estaba un nuevo demonio involucrado.

—Señor Seoho...—imploró.

—¿Señor? —dijo más para sí mismo el demonio inmovilizado.

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora