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El cuerpo de Keonhee iba ya a ceder a los encantos que le hacia su amo, cuando vio horrorizado como una nube oscura se formaba en la esquina lejana. RAVN y Seoho no tuvieron tiempo para ocultar todo lo que pasaba, pues cuando menos lo esperaron, un par de zapatos nuevos y unos lentes inconfundibles hicieron su aparición.

—Y pensar que te dije loco antes; pues sabes qué, olvídalo. Ya encontré a alguien mejor.

Apareció un hombre de gran altura dando pasos calmados hasta acercarse donde RAVN y observarlo de arriba abajo detenidamente.

—¿Y tú quién mierda eres? —se interpuso Seoho, haciendo que el ajeno retroceda para verlo mejor.

—Oh, tienes razón —sonrió falsamente—. No me he presentado, aún que...—su cabeza volteó a la dirección de ambos chicos colgados—...creo que sería una pérdida de tiempo explicarle esto a un loco como tú. Así que si me disculpas...—antes si quiera de poder tomar el látigo en sus manos, alguien lo detuvo nuevamente— ¿Qué? ¿Qué quieres ahora?

—¿Qué quiero ahora? —repitió irónicamente— Quiero que te vayas, porque por si no lo has notado, señor lentes aburridos, este es mi centro especial. Y no cualquiera puede entrar, así que si fueras muy amable...

El ajeno suspiró mirándolo con soberbia.

—Soy Leedo, jefe del sector ajeno a este. Demonio de la Soberbia. Compañero de este idiota conocido como RAVN, así que ahora si no hay nada más...

—Jefe de la soberbia ¿eh? —interrumpió el demonio de menor altura— Eso es bueno, pero no me importa, lo que quiero que sí entiendas. Es que quiero que te vayas de aquí cuanto antes, no liberes a ninguno de mis prisioneros y que por fin nos dejes solos...Además, nadie te llamó en prime...—su voz se fue apagando.

—Tú no me llamaste imbécil —contestó Leedo bajando hasta la altura del otro—. Lo hizo él, y si no te apartas ahora, te golpearé tan fuerte que desearás morir en ese mismo instante.

—Ya desearías...Pero no dejaré que te los lleves, uno es un conocido mío y el otro es mi sirviente. Si lo haces me quejaré con el rey antes de que cualquiera...—inesperadamente, Leedo se acercó más hacia el ya mencionado y lo miró directo a los ojos.

—Si te atreves a tocarme o a volverme a hablar. No te voy a tratar tan amablemente Lee Seoho, principal cortesano del rey.

Tal vez fue el hecho de que mencionaran su nombre sin que él lo hubiese dado, o tal vez fue que hubo algo en los ojos del otro demonio que simplemente hicieron asustarlo, pero la verdad, es que no tuvo si quiera palabras de reclamo después de que vio cómo RAVN y Keonhee eran liberados y envueltos en una nueva nube oscura.

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora