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—¿Eso crees? —contestó alzando una ceja divertidamente— Pues se nota que has estado mucho tiempo fuera, o es que acaso no escuchaste la parte donde dije que literalmente "mataban" por mí —parecía bastante orgulloso de aquel hecho, pese a que solo era una frase pequeña.

—Los compadezco...Pobres seres al servicio de un demonio como tú.

—No sé por qué tanto odio conmigo mi gatito —su mano derecho acaricio desde los ojos hasta la barbilla del contrario—. Si no me equivoco, tu trabajo consiste en lo mismo que yo; solo que con algunas escasas diferencias.

El jovencito de ojos felinos se quedó callado, con un leve puchero en los labios.

Seoho fue tentado una vez más, se repetía que no debiera hacer eso, pues después de todo, ya se habia divertido mucho...Y, sin embargo, su mano fue directamente a recorrer aquellos labios que probó hacía ya mucho tiempo.

—Te divierte tentar al demonio más codiciado del inframundo, ¿no es así RAVN?

—Eres un demonio, ¿eso no deberías saberlo ya? —el joven de cabello oscuro le sonrió con un brillo diferente en sus ojos, mientras asentía complacido por el atrevimiento de su invitado.

—Tanto odio en ese oscuro corazón que depositó Hwanwoong...—las caderas de Seoho comenzaron a hacer un vaivén lento para ir subiendo la velocidad lentamente—...Cuando si mal no recuerdo, tú no querías dejarme...Tus gemidos eran tan jodidamente excitantes —mordió su labio en tanto guardaba un poco de aire—...y los míos, eran los que te calentaban más ¿estoy mintiendo?

RAVN podía sentir su miembro ir creciendo rápidamente para su desgracia, ya que, al poco tiempo no fue el único que se percató de aquello. El contrario se mordía el labio con tanta intensidad que simplemente se cansó y le rompió la camisa al joven bajo él.

Este rechazó cada toque que le daban, incluso intentó alejarse tanto como le permitía su cuerpo (lo cual no era mucho, a decir verdad) pues la magia que habia utilizado Seoho, aún seguía presente. RAVN gruñía cada que podía, o incluso llegaba a rechazar los besos que le imponía el jovencito sobre él.

—Te voy a hacer tener el mejor sexo que tuviste con alguien —su mirada estaba llena de pasión e intensidad; definitivamente estaba hablando en serio.

—Estás idiota si crees que no gritaré o utilizaré mis poderes...Tus hechizos no son tan fuertes después de todo.

—¿Eso crees? —sus dedos fríos y tibios a la vez, recorrieron el pecho bien definido del contrario— Soy un demonio de la lujuria...¿con cuántos criados crees que me he acostado en este escondite? —sus dientes blanquecinos eran mostrados sin piedad en la cara horrorizada de RAVN.

Pues sabía que ya no habia otra salida.

Rehusándose a todo, ahogó un último suspiro cuando sintió unos dedos tocando sus tetillas tan delicadamente como cuando alguien toca por primera vez algo desconocido; dejándose por fin llevarse a cualquier cosa.

Después de todo...sabía que era peor luchar en el territorio de él, no podría haber ganado tan fácilmente. Mientras que, al mismo tiempo, algo dentro de él le quemaba la sola idea de saber que si Hwanwoong se llegaba a enterar de lo que pasaba en esa habitación...de seguro era seguro que habría tensión en ellos dos.

—Tan limpio y bello como siempre RAVN —volvió a repetir Seoho—. No te tienes que preocupar; tú y yo ya nos conocemos. Piensa en esto como un "desliz" de ambas partes, oh y cierto, si te rehúsas a correrte conmigo...Pues entonces, veremos qué tal lo toma nuestro amigo Hwanwoong cuando se entere que el único demonio en quien confía, lo traiciona con su amigo de toda su vida terrenal.

—Eres un desgraciado —gruñó fuerte—. Un maldito desgraciado sexual.

—Lo que digas cariño.

No habia terminado de insultarlo, cuando sintió unos dedos tocar su miembro ya erecto. Esto le pareció tan horrible, que inmediatamente se obligó a pensar en otra cosa...Para su mal, porque al parecer el contrario lo vio venir y se habia comenzado a quitar los arneses y la camisa de igual forma.

Seoho vio esta reacción y rio por lo bajo.

—¿Ves que he aprendido una que otra cosa de ti?

Esa declaración le pareció más horrible que un simple alago.

Aunque no le dio mucho tiempo a pensarlo, pues cuando menos se dio cuenta. Ya podía sentir que su miembro chocaba con las brisas del exterior, así como también una cavidad lo envolvía por completo.

Un gemido más parecido a un bramido, pero muy tosco, apareció en medio de todos esos sonidos bastante explícitos entre los dos demonios. Ninguno parecía importarle que afuera hubiera más orejas capaces de escuchar todo.

Al cabo de unos minutos, un líquido blanquecino comenzó a derramarse por la boca de Seoho, al que, por supuesto este recogió con su mano llevándosela a la boca, degustándola con tanto cariño y ansia como si fuera un dulce.

—Oh por todos los infiernos...—tragó el jovencito ya mencionado—...Extrañaba tanto este sabor, no tienes la menor idea —sus ojos se depositaron en los del demonio, aún recostado en el sofá—. Ningún demonio tiene este mismo sabor, es todo un manjar —comentó volviendo a relamerse los labios bajo la atenta mirada ajena—, ¡oh! Y ciertamente...te dije que tu pene me cabría en toda mi boca.

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora