Ya habían pasado días desde que habían bajado al infierno para buscar respuestas; sin embargo, estos aún seguían sin poder tener algo en concreto.
—Te digo que la verdad la tiene ese que tú dices —arremetió el rubio apuntando al ajeno de la chaqueta de cuero—. Y tú, sin embargo, te importa más quedarte aquí que ir ahí.
—Iría si pudiera, pero ya te lo dije: No–pue-do —respondió de igual manera RAVN.
Ninguno estaba feliz con la situación actual.
RAVN por su parte ya no deseaba seguir con ese plan, pero siempre que decía irse, una fuerza mucho más pequeña pero poderosa lo controlaba y lo hacía volver. Y por la parte del nuevo demonio Hwanwoong, si bien se habia adaptado bastante fácil a su nueva vida, también le era irremplazable quitar su lado humano con el que habia vivido gran parte de su vida, por ende, no entendía toda la red de mentiras y secretos que llevaban los demonios más avanzados.
Los cuales siempre se rehusaban a dar información que los pusiera al fuego.
Chasqueó la lengua y levantó su flequillo molesto.
—¿No crees que es tiempo de parar? —una mirada lo atravesó, haciéndolo volver a hablar apresuradamente—Lo digo por el hecho de que si alguno de esos que has interrogado suelta la lengua...estarás en problemas, y ni yo podré solucionarte.
Hwanwoong lo escuchó atentamente y dio una palmada.
De inmediato, una nube oscura envolvió el cuerpo del contrario convirtiéndolo en un gato de color oscuro.
—Ahora eres más lindo. Callado y bonito, perfecto —mostró sus dientes calmadamente.
El gatuno le intentó rasguñar solo para que un segundo después, escapara perdiéndose en alguna parte de los demás cuartos del departamento.
Los ojos del demonio rodaron con molestia y volvió a recostarse en el sofá para pensar una vez más, su plan de acción. Puesto que nada le habia servido hasta ahora, y por más extraño que pareciera...sentía que alguna presencia extraña le seguía los pasos o que alguien sabía sus pasos, pues RAVN se notaba nervioso siempre que hablaba con otro demonio. Como si intentara pasar desapercibido lo más que pudiera.
Lo habia visto cansado, así que tan pronto como regresaron decidió mantenerlo callado y calmado, y qué mejor manera que convirtiéndolo en algo que les daba paz a ambos seres: un gato.
Lanzó un suspiro al aire y casi sin pedirlo, una ráfaga de viento corrió por la ventana recién reparada, se apresuró a cerrarla, pero sintió que ya era tarde para lo que fuera que hiciera eso, pues la presencia habia vuelto.
Giró tranquilamente alzando la vista hasta donde un jovencito de cabello negruzco y un uniforme del mismo color con varios adornos estaba parado.
—Oh, lo siento, creo que ha sido un error, pero si has visto a alguien llamado RAVN —comenzó a sacar una tarjeta de su bolsillo cercano al pecho; negra con grandes letras doradas—. Por favor llámame...o debería decir invócame —rió por su propio chiste, antes de deslizarse y dar unos cuantos pasos inspeccionando el lugar.
—Park Seonghwa —leyó el rubio.
—A tu servicio —el ya mencionado se apresuró a hacer una inclinación elegantemente—. O más bien dicho, al servicio del rey infernal, pero esa es otra cosa.
—Espera, ¿trabajas para el rey del infierno? —su desconfianza habia crecido, sin embargo, intentó mantener el tono de su voz monótono. Al parecer habia fallado, pues el ajeno le mostró una sonrisa muy familiar.
—Pues claro. Mi trabajo es velar por una sociedad sin mentiras y engaños, llevando así mensajes que podrían perjudicar al rey. Únicamente para que él los resuelva formalmente.
Era increíble la manera en que decía todas esas palabras tan convincentemente de su labor, que simplemente no se equivocaba en pronunciarlas tan formalmente.
Era como escuchar una balada de música clásica, pero en palabras.
La mirada desconfiada del más bajo chocó con la del más alto; por un segundo sintió que su respiración se hacía más lenta conforme el cuerpo ajeno se acercaba a él.
—Sé qué piensas como la mayoría de demonios, que soy un simple mensajero mentiroso y buscador de peleas —su caminata era relajada y fina—. Un chismoso que lleva siempre el caos a donde va —se habia detenido.
Sus rostros estaban a diferente distancia, empero, los ojos de Hwanwoong podían sentir como los contrarios le quemaban hasta el alma.
—Pues no te equivocas —continuó hablando—. Ese es mi labor, al igual que el buscar nuevas presas para alimentarme o para llevarlas a prisión por andar de metiches en donde nadie les dijo que lo hicieran. ¿Te suena familiar?
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𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞
أدب الهواة𝑆𝑖 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑛𝑔𝑎𝑛𝑧𝑎 𝑦 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑥𝑜 𝑛𝑜 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑖𝑔𝑢𝑜𝑠...¿𝑄𝑢𝑖𝑒́𝑛 𝑓𝑢𝑒 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠 𝑒́𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑠𝑎𝑏𝑙𝑒? 𝐍𝐎𝐓𝐀 ¶ 2° 𝙻𝙸𝙱𝚁𝙾 𝙳𝙴 𝙻𝙰 𝚃𝚁𝙸𝙻𝙾𝙶𝙸́𝙰 [...