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En menos de lo esperado, el mencionado se paró de la mesa sujetándola fuertemente y mirando furiosamente al ajeno.

—Por favor contrólate, no estás en el mundo humano. Estás aquí, en el infierno —no servían de nada todas sus palabras—. Y si quiero, puedo encargarme personalmente de ustedes dos.

No bastó más que eso para hacer que ambos jovencitos se calmasen y dejen de hablar o mirarse entre ellos con más desprecio que antes.

—RAVN te dij...

—Creí que éramos amigos —aquellas palabras fueron expulsadas sin el menor temor.

—Lo dejaste de ser cuando te fuiste con mi amo, imbécil —su dulce voz, habia pasado a ser una fuerte y seca.

—¡Él me obligó a eso! ¡Tú lo viste!

—Yo solo vi que tú no hiciste nada.

La voz tan calmada pero tan llena de odio que tenía Keonhee, estaba comenzando a hartar a RAVN, quien hacia lo mejor que podía para evitar quemar o destrozar algo.

—¡BASTA! —una mano fue a parar a la mesa dejando un golpe.

Una figura estaba parada delante de los ajenos y sus ojos se encontraban bañados en un color azulino cielo casi neón. Se podía ver como una esencia negra lo recorría de pies a cabeza y sus manos apretaban el delicado mantel color guinda.

—Solo les pedí que se controlen...Pero en vez de eso, solo recibo más furia que antes...—sus ojos recorrieron a sus invitados— Si alguno de ustedes piensa volver a lanzar pólvora de sus asquerosas bocas, yo mismo le quemaré la lengua frente al otro.

Poco a poco, la nube oscura se fue disipando hasta desaparecer por completo, así como la figura de Leedo volvió a tomar asiento tranquilamente en tanto se llevaba una mano a la cien.

—Ninguno va a hablar —se apresuró a decir en cuanto observó que RAVN se disponía a decir algo—. Yo haré las preguntas. Y si alguno de ustedes quiere hablar, tendrá que esperar su turno ¿Entendido? —ambos asintieron— Bien, entonces empezaremos.

Dio un suspiro antes de seguir dando leves ojeadas a sus ajenos. No tenía la menor idea de lo qué estaba haciendo, pero tenía entendido que si no se arreglaba esto ahora...Causaría más problemas en el futuro.

—Keonhee, tú eres el único sirviente de Seoho ¿verdad?

—No —su respuesta pese a ser cortante, sonaba bastante real—. Él tiene más sirvientes a lo largo del castillo de Hongjoong, así como en su hogar, donde estábamos, por cierto. Si él me llama sirviente "fiel o leal", es porque fui el primero que le sirvió.

La contestación dejó sin palabras a RAVN, quien esperaba poder darle una golpiza, y a Leedo quien pensaba poder dejar en claro que esas cosas estaban alejadas de su "pequeño mundo".

—Pero tú trabajabas junto a Hongjoong ¿no? Eso dijo él —aclaró apuntándolo con su mano—. Dijo que tú trabajabas en la oficina de recepción para poder tener una cita con el rey.

—Así era hasta hace un par de semanas —sus manos ya habían dejado la tasa a un lado, para cuando dos pares de ojos se agrandaron en silencio.

—Y cómo fue que...—RAVN no pudo aguantar estar un segundo más en silencio, así que habló, pese a la mirada molesta de Keonhee. No se dejó intimar y siguió mirándolo, expectante de una respuesta.

—Sí, temo que sí. Ahora ya no trabajo ahí, porque ahora solo le sirvo a mi fiel amo.

—¿Tú renunciaste?

—Oh, no, no —dejó una sonrisa casi culpable, pero sin dejar su lado cómico—. Yo no soy de esos, la verdad es que tal vez sea por obra de Seoho.

—¿Seoho? ¿El mismo Seoho que conocemos? —sonaba estúpido incluso para el presente, pero debía asegurarse.

—Sí, el mismo. La razón de perder mi trabajo fue por un descuido mío —sus ojos se habían agachado momentáneamente—. Si hubiese sido más cuidadoso, Seoho habría podido tener más poder que antes.

—¿Qué? —dijeron al unísono los ajenos.

—¿" Tener más poder"? —volvió a cuestionar Leedo, ahora con más interés que antes— ¿A qué te refieres? Explícate bien Keonhee.

El demonio de cabello azulino rodó los ojos antes de contestar.

—Sí, en fin, verán las cosas no son tan fáciles como les estoy contando ahora...—dejó escapar un suspiro cansado y casi aliviado—...Ustedes no saben del "pasado" en sí de Seoho...Y no —se apresuró a contestarle a RAVN antes de que lo interrumpiese—, eso que de seguro les contó o lo escucharon de otras bocas, no es verdad. Él no ha contado esa verdad a nadie más que a mí, y fue porque...solo me tiene como una cosa, ni siquiera por otro ser...—su mandíbula se quedó quieta un momento, antes de poder moverse de nuevo—. Qué completa mierda...

—Keonhee concéntrate —rogó el más alto con ojos atentos.

—Sí, sí. Bien, la cosa es esta, Seoho no es un demonio cualquiera. Él tiene poder, uno inimaginable...no de una manera tan agradable, pero la tiene...Y eso lo hace un enemigo bastante difícil en mi opinión —sus ojos marrones fueron en un vaivén completo.

—¿O sea que antes no tenía esos poderes?

—Seoho no lo sabe del todo porque se lo oculté, pero si él quisiera...el mundo podría caer con un solo chasquido en una sola noche.

—Keonhee, deja de hablar. Ve al punto de una vez —RAVN no lo dejó ver, pero los ajenos habían visto cómo sus puños se forzaron cuando Keonhee dijo eso último.

—No, no, cálmate Leedo —su voz era tranquila, así como su perfil—. No todos pueden controlar la calma en momentos de temor.

Un gruñido se escuchó por el sitio del mencionado, en tanto este no despegaba la vista del peliazul; cualquier cosa que intentara, no se le escaparía.

—Como decía, yo encontré a Seoho cuando recién era un demonio inexperto...Recuerdo que llegó a mi sala, sin conocimiento de nada y pensando que un amable chico le iba a salvar —los ojos de todos se posicionaron en una única figura—. Pedí especial atención a él, pues cuando lo vi...realmente me parecía más un ángel que un demonio, así que, viendo tal cosa, no me lo permití y decidí tenerlo como mi "pupilo" por un tiempo —se llevó la tasa a los labios, tomando un poco más rápido el té—. Le conseguí un lugar pequeño para que se recuperase, pese a eso, él parecía no poder encajar en ningún lugar que lo llevaba para que se adaptara. Así fue por unos días, antes de que en una caminata como cualquiera...pasáramos por un prostíbulo, bar, como le digan —deslizó una mano por el cabello, antes de poder seguir con la historia—, lo cierto es que me convenció de ir y echar un vistazo. Y ahí fue la perdición.

El cuarto si ya era frío, entonces habia bajado más la temperatura porque tanto RAVN como Keonhee sostenían fuertemente sus manos en todo momento, así como al poco rato de retomar su tasa, el joven de cabello más oscuro se dio con la sorpresa de que su bebida, ya se encontraba fría hasta el punto de compararla con pedazos de granizo.

Una mueca se mostró en su rostro antes de que bajara la tasa.

—En cuanto le dieron para que vea los objetos o juguetes que utilizaban con cualquier demonio que estuviera de acuerdo con ello, pude ver como una luz interna lo llenó por primera vez. El cuidado con el que sujetó por primera vez ese látigo...fue inigualable, casi como si matase a su primera víctima a sangre fría.

Se mantuvo en silencio unos segundos mirando la tasa entre sus dedos, con la mirada baja y casi perdida en la esencia colorida.

—¿Y...qué pasó después? —la voz gruesa del contrario, lo hizo alzar la vista.

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora