¶22¶

35 5 0
                                    

Leedo ya habia bajado su tasa para seguir hablando, cuando una figura ajena se levantó en silencio con mirada solemne.

—Ya cumplí con lo acordado, así que ahora paso a retirarme —avisó confiado.

—Hey, hey, ¿tú a dónde crees que vas? —RAVN también se habia puesto de pie, llegando a retenerlo por el brazo.

—Suéltame, ya hice mi parte del trato. Ahora suéltenme —sus ojos se atenuaron un momento antes de que Leedo lo notara en silencio.

—No, no, Leedo, esto no nos soluciona nada...Necesitamos que hables más o te podr...

RAVN intentó continuar, pero antes de que se diera cuenta...Ya estaba en el piso, durmiendo y en completo silencio; algo que los contrarios estaban felices de escuchar por primera vez desde que se vieron.

El demonio de anteojos miró al otro sin decir una palabra; no las necesitaba.

—Él me provocó —eso era cierto, no podía reprocharle eso—, así que no me mires así. Tú me prometiste dejarme en paz si decía la verdad.

—Y no he roto mi promesa —alegó firmemente mirándolo de frente—. Obviamente esto —sus ojos cayeron al suelo chocando con alguien— no era parte del trato, pero igual se te agradece por prestarnos tu ayuda.

Ambos presentes se quedaron en silencio, a excepción de unos suaves ronquidos de parte de RAVN, no despegaban la mirada del otro. Los dos tenían cosas que decirse al otro, pero al mismo tiempo no querían tentar la buena amistad que habían construido rápidamente.

O al menos eso fue en un principio.

—¿Qué pasa si Seoho llegase a tener más poder del que tiene ahora? —Leedo sabía que era una pregunta difícil, pero también sabía que era necesaria.

—Seoho es una clase de demonio un tanto difícil...una que cuanto poder tiene, también crece sus deseos, sus ambiciones, sus pesares, sus riquezas...es como un humano; solo que esta vez es inmortal, y si mal no tengo entendido...—tomó aire un momento— Él último demonio que fue esa clase de demonio...llegó al poder, sí...pero no duró mucho. Su deseo de poder lo hizo caer en una batalla con muchos demonios...Y al final, solo quedaron cenizas de él.

—¿Hablas del mismo demonio que creo? —Keonhee asintió con lentitud— ¿Él mismo que fue el único demonio que murió a manos de su gente? —los ojos de Keonhee dieron un tintineo—Ya veo...

—Ya respondí una de tus preguntas, así que lo correcto debería hacer una yo también ¿no?

—Adelante —sus labios respondieron, antes de que su mente volviese a la realidad—. Es lo justo, ja, al menos un poco dentro de este mundo tan raro —sus comisuras se levantaron un poco.

—¿Por qué tienes a Xion contigo? ...¡Oh, no!, no, es nada, tranquilo. Me lo contó Seoho, él dijo que tenías un chico que iba contigo a todas partes. Sí te conocía antes...solo que debía asegurarme que eras tú, verdaderamente. Ahora sí, dime —sus brazos estaban cruzados encima de su pecho.

—Xion fue...un error cuando yo recién comencé en esto...—su mano se fue inmediatamente a su cabeza, rascándose un poco—...Yo estaba en casi lo mismo que RAVN, solo que mientras a él lo llevaron directamente al puesto...Yo tuve que ganármelo —sus caderas ahora eran sujetas por sus grandes manos—. Pero claro, en el proceso me indicaron que, así como él, trajera a un humano hasta aquí. Y lo hice —la sonrisa de victoria, se esfumó antes de poder volver a respirar—; pero lo hice de la peor manera...Xion enloqueció y cuando me di cuenta...su pulso no daba y no abría los ojos, los paramédicos y doctores dijeron que fue un exceso de pastillas, antes que el corte en su cuello. Pero nunca se investigó a fondo, y tampoco vieron todo el sufrimiento que pasó antes de morir...—llevó una de sus manos a sus ojos y los cubrió un segundo, antes de volver a la postura anterior— Y bueno, ya sabes...No tenía un lugar, persuadí a los demás para que me sirviera como ayudante, y aquí estamos.

Keonhee pareció procesar la historia mucho más lento de lo que habia escuchado, pues se quedó viéndolo en silencio unos momentos más antes de ser captado por el ajeno y quitar la vista rápidamente.

—Pero a todo esto...¿por qué preguntas?

—Seoho suele ocultarme cosas, quería comprobar.

No era una respuesta que realmente sirviera, incluso se podría considerar falsa muy rápidamente, pero el implicado prefirió omitir eso y solo dejarlo ahí.

—Bien, si eso es todo creo qu...

—¡Espera! —lo intervino esta vez otra voz— Solo una última cosa —el jovencito de cabellos azules suspiró, mas eso no le impidió que asintiera de inmediato— ¿Si tanto "amas" a Seoho...por qué no le dices la verdad a él de frente, antes que a nosotros?

Leedo podría jurar que vio como los ojos del ajeno se movían de un lado a otro con gran velocidad, como si intentase no responder esa pregunta. Y ya pensaba mejor decirle que olvidase esa última pregunta, cuando alguien comenzó a hablar.

—Como dije, nadie conoce bien a Seoho. Sé que, si intento decirle, solo lo rechazará y me hará más daño...Lo quiero...—sus palabras sonaban desgarradoras de cualquier forma—...y por eso no quiero que termine como sus otros iguales. Así como sé que, si estoy con él así de cerca, no causará tanto daño como quisiera...Pero no lo podré detener mucho tiempo —sus ojos se habían encendido con mucha prisa—, por eso es importante que encuentren al siguiente rey del infierno. Si lo tienen a él, Seoho no podrá competir por el poder, ni el puesto, ni nada...Porque al paso que va, si bien la mayoría de demonios que estuvieron con él siguen vivos...tampoco es que siguieran totalmente "vivos" —sus dedos temblaban levemente—, están de una u otra manera bajo su poder.

—No quieres que termine como el último rey que también fue como él —Leedo no tuvo piedad con escupir aquellas horrorosas palabras que decía el contrario, para simplificar.

—Exacto.

—¿Al menos puedo contar con tu ayuda desde ahora? —los dos demonios se vieron fríamente y alzaron sus manos, ya iban a estrecharlas, cuando Keonhee se detuvo— ¿Sucede algo?

—¿Prometes no matarlo? —esa pregunta hizo que Leedo se mordiera la lengua.

—Sabes a lo que nos estamos enfrentando ¿verdad?

—No has respondido —el ya mencionado ladeó la cabeza, para enseguida volver a su postura de origen.

—Trataré de no matarlo, pero si me provoca. No tendré piedad.

Keonhee volvió a alzar la mano, y el trato se selló.

Habia humo azul con toques negruzcos saliendo de aquel apretón de manos, mas ninguno parecía realmente sorprendido.

—Solo tienen que encontrar al rey, y él hará todo.

—Me sorprendería que él acepte tus peticiones —su afilada lengua salió una vez las manos se separaron por completo. Dándole una sonrisita de lado.

—Confió en que el nuevo rey sepa cómo lidiar con Seoho de manera civilizada, y no se repita la historia.

—También comparto el sentimiento, también lo hago.

Y sin decir más, sin observarse un segundo extra; el cuerpo de Keonhee fue envuelto en una nube a observancia de un solo jovencito que mantenía su cuerpo, solo con la parte inferior de este.

—Esperemos tengas razón Keonhee...porque tu querido Seoho, no es carne dulce —habló mirando a su compañero aún recostado en el suelo.

Con lentitud caminó de nuevo hacia la mesa y cogió su tasa, llevándola hasta la altura de la cabeza de RAVN y vertiendo el líquido sobre esta. El demonio de cabello ahora mojado se levantó con prisa mirando a todos lados.

—Tranquilo, ya se fue. 

𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora