Fenrir. EN ESPERA HASTA NUEVO AVISO

Capítulo Quince

El primer lugar donde revisé fue en la biblioteca de Alpha cuando Ezra se fuera ver unos asuntos como sustituto de su padre aunque algunos libros se encontraban en un librero con llave pero parecían que llevaban tantos años guardados que a algunos ya se les había borrado el título por lo que tuve que conformarme con los que tenía al alcance pero por desgracia no había gran archivo sobre una combinación de un lobo con cualquier otro ser viviente como lo eran los brujos o las hadas e incluso con vampiros, con aquellas especies si ocurría pero uno en unos cien aunque no llegaban a pasar de la niñez por el simple hecho de que la sangre lobuna al combinarla con la de otros se volvía tóxica para el niño. No supe cuánto tiempo estuve con la nariz metida en los libros gruñendo cada vez al no encontrar la respuesta que estaba buscando y se me iban acabando las opciones lentamente, recargo la cabeza contra una pequeña pila de libros cerrando los ojos en un intento de calmar el ligero dolor de cabeza.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Estoy dormida, no molestes.

—¿En verdad crees que encontrarás algo aquí?

—Si tanto crees que sabes sobre esto, habla.

Levanto la cabeza encontrando a mi gemela recargada en uno de los pilares de madera que habían ahí, ya no me sorprendía en absoluto verla frente a mí porque cada vez notaba cosas diferentes entre ambas.

—Es algo que debes averiguar antes de ser marcada o serás la destrucción de todo.

Y desaparece dejándome aún más confundida. Gruño cerrando el libro y dejándolo en su lugar. Era claro que no encontraría nada aquí, y el dolor de cabeza sólo crecía. Salí de la biblioteca cerrando la puerta tras de mí, aunque no pude llegar a mi cuarto porque me llevaron al comedor donde la comida estaba lista.

—Disculpa, ¿alguien sabe a qué hora regresa Ezra? —pregunto al personal que estaba a mí alrededor.

Pero sólo me dijeron que tardaría más tiempo, por lo que tuve que comer sola mientras mi cabeza era un remolino de ideas y sentimientos tanto así que comencé a sofocarme por lo que decidí salir de la casa sin avisarle a nadie. La nieve aún caía en pequeños copos así que sintiendo el frío comienzo a cambiar rugiendo el final, mi pelaje era gris y sería así hasta que Ezra me marcara como suya, de ese modo sería una loba blanca. Había algo en la mordida del Alpha que forzaba a mi cuerpo a cambiar el pelaje de color. Comienzo a correr disfrutando la sensación del aire y la casi ausencia del frío. Corrí como si aquello fuese lo que necesitaba para sentirme viva y quizá era cierto, era lo mismo a encontrarme cerca de Ezra, esa sensación de ser invencible ante todo sólo por ser lobo o porque estás con una persona por la cual podrías morir con tal de defenderla.

No sabía que tanto había corrido pero me di cuenta de mi error cuando algo me golpeo en el hombro haciendo que la clavícula hiciera un ruido parecido al de un chasquido al terminar la vuelta era una humana y estaba de rodillas sosteniendo mi brazo derecho, sabía que tardaría unos minutos en sanar y que eso me ponía en desventaja con los sujetos que se reían cerca mío. Uno comienza a acercarse a mí con la elegancia que cargaban los hijos de la noche, una elegancia que parecía hipnotizantes pero sólo funcionaba con los humanos.

—Creo que te perdiste, lobita.

No sólo era un vampiro, si no unos cinco más que salieron de entre los árboles, con la piel blanquecina y los ojos rojos, para ellos parecía ser sólo una loba común. Los miro a los seis deseando que me curara más rápido cuando un séptimo salió, parecía el líder de aquel grupo porque el resto inclino la cabeza, una muestra de respeto hacia el recién llegado.

—Que curioso —habla con la voz en forma de un ronroneo acercándose a mí—. No sabía que realmente se era capaz de hacer algo así y más que fuera la elegida.