1- Primogénita

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| AÑO 114 DG |

   —No. Si desplegamos ese grupo creerán que les intentamos acorralar, y lo que menos necesitamos en estos momentos es que sientan que son oprimidos. —dice Zuko.

   La sala de reuniones más privada del Palacio Real está llena de diplomáticos que se hallan examinando mapas, con el secretario más leal al Rey justo a su lado.

   —Según los expertos en crisis, de no hacer ningún movimiento las cosas podrían ir a extremos... violentos. —oye Zuko a su mano derecha, alzando la vista de inmediato.

   — ¿Expertos en crisis? Que recuerde yo no solicité expertos en crisis. —dice Zuko entonces, dejando a su secretario un poco boquiabierto. —Escucha Ilay, esto no es más que una pequeña revuelta que se resolverá en un par de horas. Estaremos bien.

   —P-pero, señor... con todo respeto, pero ya no está en Ciudad República.

   Aquello no solo llamó la atención del Rey treintañero, sino también de todos los demás presentes en la habitación, con un silencio que se instauró al instante y que permanece a la espera de las próximas palabras del máximo soberano de la Nación del Fuego. No obstante, lo único que el Señor del Fuego hace es una señal para que Ilay continúe.

   —Su reciente visita a la República Unida, puede que le haya... descuidado un poco. Aquí no tenemos la presencia del Avatar o sus amigos que defienden la justicia con total fervor. La paz no se respira frecuentemente. Las calles son cada vez más peligrosas, y si los expertos predicen una pronta crisis, tal vez podría intentar escucharla.

   Sí. Ilay se acaba de jugar no solo su puesto laboral y toda su carrera, sino también su propio pellejo... pero Zuko sonríe, sabiendo que el anciano no le habría dicho todo eso si no llevara trabajando consigo desde que subió al trono, hace ya 14 años.

   Solo un hombre como Ilay podría habérsele plantado de tal forma y sobrevivir.

"Y no te equivoques, pues mi padre no era un tirano que acaba con quienes iban en su contra. Solo que... ¿cómo decirlo? Cuando te ganas una reputación como Rey siguiendo los buenos términos, es difícil que alguien te lleve la contra y tú no le des unas cuantas lecciones de grandeza al mismo tiempo que dejas en claro tu superioridad. Sin embargo, el Señor del Fuego Zuko nunca hacía uso de su ego, el cual no extrañaría que estuviese por las nubes tras tantos años trabajando arduamente para que su nación prospere, y obteniendo resultados excelentes."

   —Supondré que si tú lo dices es por algo, mi buen Ilay. —dice entonces Zuko, con su sonrisa desapareciendo. — ¿Quién es el más capacitado de estos "expertos en crisis"? —pregunta a continuación, con un cierto jugueteo en su voz en cuanto dice sus puestos laborales y viendo con suma atención a una hilera de tres ancianos a unos metros.

   —Me atrevo a decir que yo, Señor del Fuego Zuko. —habla entonces uno de ellos.

   El del centro. Zuko siempre supone que el del centro es el mejor.

   No se equivoca.

   —Puede que ya tenga 87 años, pero llevo trabajando en el Palacio desde el segundo año de reinado del señor Azulon, y sé muy bien cuándo una crisis se aproxima o no a la nación. —continúa el hombre de barba blanca y calva brillante.

   A esto Zuko le hace cierta gracia, pero claro que lo disimula a la perfección.

   —Y usted prevé una próxima crisis.

   —Así es, y según cómo están los ánimos de la gente, sería una inmensa.

   — ¿Y qué nos recomienda hacer al respecto? —Le pregunta Zuko, con sus dos manos extendidas sobre la mesa y su mirada fija en el diplomático ancestral.

Avatar. Corona de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora