9- Ascenso

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   —67 años desde el fin de la guerra. 67 años en el trono. 67 años que no se olvidarán fácilmente. Que nadie, de hecho, jamás olvidará. La grandeza que este hombre frente a nosotros le ha traído a nuestra Nación es superior a todo honor, orgullo o libertad que anteriores, presentes y futuros mandatarios nos han podido, pueden o podrán jurar.

   Oyendo las palabras del Sabio Mayor, Izumi se halla inclinada no solo ante él sino ante la alta figura de su padre. Un poco más atrás se encuentran también inclinados sus hijos, Iroh y Natsu, y del otro lado del escenario están su esposo Malik y su tía Kiyi.

   Toda la familia real se halla envuelta en trajes blancos con detalles dorados, pues ese día es la abdicación del Señor del Fuego Zuko y la coronación de su sucesora.

   La princesa observa el gran público que ha asistido ese día al Palacio Real. Cerca de 300 personas, con personalidades tales como el Primer Ministro Azfer, el Jefe Sokka de la Tribu Agua del Sur y uno de los concejales de la República Unida, Tenzin.

   Respirando hondo, Izumi termina por escuchar su nombre...


. . .


| MESES ANTES... |

   El Año Nuevo había quedado tres semanas atrás, y ahora Izumi se hallaba de pie ante el escritorio de su padre, el Señor del Fuego aún regente, esperando que este hable.

   —Espero que hayas disfrutado tu viaje a Isla Ember con tu familia. —dice Zuko tras haber tenido a su hija esperando por al menos 5 minutos, y en ella se nota la frustración.

   —Padre, debemos hablar sobre eso que me dijiste aquella noche-

   — ¿Natsu e Iroh disfrutaron la playa? ¿Qué me dices de ti y Malik?

   —Bueno, si quieres que sea así... —dice Izumi, moviendo un cojín y sentándose a un lado del escritorio. —Natsu e Iroh sí disfrutaron la playa, incluso se hicieron unos amigos que no están inclinándose a cada rato ante ellos. Eso les agradó. Malik también la pasó muy bien. Nos reunimos con su familia, sus viejos amigos... Fue muy feliz.

   — ¿Y tú...?

   —Si hubieses deseado mi tranquilidad, no me habrías soltado tal bomba esa noche. —Le dice Izumi rápidamente, con Zuko esbozando una pequeña sonrisa. —Por lo que he de creer que querías que estuviese nerviosa, pero ¿por qué?

   —Ha sido tu primera prueba, hija... Y, bueno, me temo que fallaste. —Le dice Zuko, levantándose de su sillón y caminando hasta el retrato de Mai, que en paz descanse. —Nuestro matrimonio no fue el más fácil y bien llevado de todos. Así como de jóvenes nos separábamos, también nos dábamos nuestros respiros cuando los necesitábamos.

   —Y en uno de ellos- —dice Izumi, cortándose a sí misma al cubrir su boca. Para ese momento Zuko se había girado hacia ella sorprendido. —Lo siento, padre.

   —Hm... no recuerdo habértelo dicho. —dice Zuko.

   —No hizo falta. Él mismo me lo dijo hace ya muchos años. —Le comenta Izumi, con Zuko alzando lentamente una de sus cejas. —Ahí fue cuando entendí por qué lo quisiste como tu más cercano secretario, y bueno, por qué vivió toda su vida aquí.

   —Gael es un buen hombre... Me sienta un poco mal hablar de esto ante el retrato de tu madre, pero su madre fue otra de las más valientes mujeres que conocí. —Le cuenta Zuko, con Izumi asintiendo. —En fin, ¿en qué estaba? Ah, sí... Bueno, como bien sabes, debemos mantener un equilibrio en nuestras vidas. Entre lo superficial y lo espiritual.

Avatar. Corona de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora