Cuando vi el Joker y justo a los pocos días después fue el estallido social, me di cuenta que el fin del mundo era inminente. Estuve encerrado más tiempo del necesario y mis amigos tuvieron que llamar a mi abuela del Sur para que me viniera a santiguar, porque había quedado traumado y los ataques de pánico venían constantemente.
Escuchaba una bocina y saltaba, sentía un grito y me tiraba al suelo. Creo que me sugestioné más de la cuenta, por lo que la visita de mi abuela me sirvió para calmarme un poco y tratar de seguir adelante, pese a mis miedos.
La vida comenzó a estabilizarse y yo también, hasta acompañé a mis amigos a una marcha un rato y me sentí parte del cambio que estaba sucediendo, sin sentir el terror de los primeros días. Volví a atender pacientes y mi sorpresa fue cuando el aumento de personas pidiendo hora a mi consulta fue abismante. No es que quiera hacer un negocio de esto, pero necesitaba terminar de pagar mi baño fancy y las clases en la universidad no eran una posibilidad por esos días.
Nerón, medio molesto con tanta gente que circulaba por la casa, empezó a hacer cosas para llamar la atención, como cagar fuera de la caja, lo que comenzó a irritarme y sus maullidos a las 3 AM tampoco me dejaban en paz, por lo que decidí regalarlo...¡no,mentira! Opté por un tratamiento holístico para que calmara su ansiedad, así es que me contacté con los del grupo del eclipse y me dieron el número de una veterinaria alternativa, muy conocida en el medio de los místicos, que veía el tarot a las mascotas, hacía sanaciones con los espíritus de los animales de los santuarios del Tibet y en ciertos círculos se rumoreaba que te conectaba con tu perro o gato desde el más allá. De hecho tenía prohibida la entrada al cementerio del Buin Zoo, porque la pillaron haciendo una sesión espiritista a media noche con un grupo de personas.
Miau Austral tenía todos los antecedentes para poder tratar a Nerón en este momento de crisis, así es que llegó al departamento y comenzó de inmediato a prender velas en forma de felino, y dijo que tenía que poseer el lugar en cuerpo de gato y se tiró al suelo para gatear por todo el living, se acostó en el sillón tal como lo hace Nerón, se fue a la cocina donde lamió su agua y comió su comida y tuve que detenerla cuando intentó subirse a la caja de arena, porque ya me pareció raro.
Se levantó y me dijo que había sido suficiente para determinar que los problemas de Nerón eran mi culpa. Que mi ansiedad y mi constante miedo a las catástrofes habían hecho que el gato absorbiera todo y se volviera loco. Le hizo unos masajes con piedras calientes, una limpieza con unas ramas de laurel (lo que costó bastante, porque Nerón trataba de agarrarlas y quitárselas) y le dejó unas gotitas de bach, además de unas hierbas del amazonas para que cada vez que botara bolas de pelos, salieran los malos espíritus, que al parecer se los contagié yo. Me dijo que podría tomarlas yo también para que me sanara en conjunto con mi gato. Luego de eso me dio su cuenta rut para que le depositara las 150 lucas que costó la sesión. El uber se lo tenía que pagar aparte.
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El vecino del 51 A
General FictionEl hombre del departamento 51 A le genera intriga a una vecina, luego de observar a muchas personas que vienen a verlo con actitudes extrañas. ¿será narcotraficante? ¿tarotista? o ¿entrega placeres sexuales diferentes a pervertidos? Ella hará todo l...