Me internaron en contra de mi voluntad en la clínica del doctor Raymond. Qué vergüenza pasé ese día. Todos mis vecinos vieron el show pobre que di, ya que vinieron a buscarme y como me negué a ir de forma pacífica, salí corriendo y pese a mis ilusiones de escaparme, no contaba con que los enfermeros me estaban haciendo guardia en la entrada del edificio, en donde se generó un forcejeo ridículo, en donde traté de liberarme de dos gorilas que hicieron que mi idea de soltarme fuera absurda.
¡Cómo me arrepentí de haberle enseñado a usar Instagram a la señora Matilde!, Se puso a transmitir todo en vivo para la junta vecinal, en donde ella relataba que me negaba a hacerme el examen de covid y estaba arriesgando a todo el edificio a contagiarse. El video que quedó en IGTV alcanzó 8 millones de reproducciones y lo comentaron en los matinales al día siguiente, en donde la señora Matilde se lució contando que siempre fui un tipo raro, que tenía como fachada una consulta de psicólogo.
Cuando desperté después de un largo dormir tras los calmantes que me inyectaron, el DR. Raymond habló conmigo y me explicó que estaba en un estado de paranoia y que por mi bien debía estar un tiempo internado. Lo primero que pregunté es si podía pasarme mi celular para ver qué había subido la sra. Matilde, pero me aclaró que no podría tener acceso ni a teléfono, internet, ni TV durante mi tiempo en la clínica, lo que me cayó como un golpe ¿y si la Lore me llamaba para saber como estaba? Había leído varios artículos que decían que muchos ex estaban buscando a sus antiguas parejas en cuarentena, no fue mi caso, pero aún no perdía la esperanza. Luego de todo esto, me acordé de Nerón. -No te preocupes, una de tus vecinas se ofreció a hacerse cargo de tu gato- ¡¿LA SEÑORA MATILDE?!- grité de inmediato- No, porque dijo que estaba endemoniado. Una tal Mónica, fue muy amable, así es que Nerón está bien-por primera vez desde que comenzó la pandemia, sonreí.
Mi rutina era sencilla, pero efectiva, ya que me mantenía en calma. Levantarme a las 8 am, ducharme y vestirme, tomar desayuno en el comedor, sentarme en una banca del enorme jardín de la clínica y leer la novela de turno, la cual tenía que ser aprobada por el DR. Raymond, ya que no querían nada que me hiciera imaginar más desastres, por lo que temáticas de fin del mundo, enfermedades, zombies y catástrofes naturales fueron vetadas de mi lista. Así pasaba las mañanas, hasta el almuerzo. Por las tardes iba a mi sesión diaria, a mis distintos talleres y luego a escribir mis cartas, parte de mi proceso de sanación.
Creo que este encierro (dentro del encierro) fue bueno para mí, porque me contaron que estuve convocando gente para un búnker por el inminente fin del mundo, lo que me pareció bastante ridículo y estoy considerando cambiar de nombre, ya que después de esto mi carrera como psicólogo está acabada, y más aún cuando me enteré que mi video se transformó en viral y que niños de 13 años lo suben a Tik Tok para ponerle música e incluso algunos lo replican. Ahora que me dieron de alta, tengo que evaluarlo.
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El vecino del 51 A
General FictionEl hombre del departamento 51 A le genera intriga a una vecina, luego de observar a muchas personas que vienen a verlo con actitudes extrañas. ¿será narcotraficante? ¿tarotista? o ¿entrega placeres sexuales diferentes a pervertidos? Ella hará todo l...