Un número desconocido llama a mi celular. Contesto preparado para escuchar la propuesta de un crédito, o un súper plan de telefonía, de internet o alguna otra perdida de tiempo, pero uno nunca sabe, puede ser alguna oferta de trabajo o mi ex queriendo volver. Sólo por ese 1% de posibilidades hago el esfuerzo de escuchar detrás de la línea, pero esta vez fue distinto. Primero oí un murmullo, que se repetía después de mi tercer aló y luego una voz profunda, casi del inframundo que dice "es tiempo" y corta.
Al principio pensé que era una nueva forma de los retail de hacer promociones especiales en Halloween, lo que no me extraña, ya que la publicidad ha ido reinventándose con ideas cada vez más ingeniosas, por no decir invasoras y terroríficas, pero si ese era el caso, estaban provocando el efecto que querían, no el de salir corriendo a comprar porque ya "es tiempo" de ir por esos pantalones que tanto me gustaron el otro día, sino por el escalofrío que me hizo sentir escuchar esa voz pronunciado algo que no puedo descifrar.
Traté de que durante la tarde se me olvidara esa extraña llamada, mientras me alistaba a recibir a la señora Matilde, una de mis vecinas que había entrado a mi casa junto a la PDI, pensando que tenía mujeres encerradas como esclavas sexuales. Conversamos de cómo su imaginación comenzó a dispararse desde que leyó la saga de Cincuenta Sombras de Grey, y que desde entonces tenía en su mente pensamientos un poco retorcidos sobre quienes la rodeaban. Ya había tenido un incidente en el trabajo de su marido, cuando entró en su oficina a mediodía, pensando que lo encontraría dándole nalgadas a su secretaria, pero sólo lo interrumpió en plena reunión con sus socios, lo que fue un episodio incómodo para la Firma de su esposo.
Luego de terminar esta sesión y empezar a revisar las notas sobre Matilde, pensé nuevamente en la llamada y esa voz. ¿Y si era mi ex tratando de decirme que volviéramos de forma encubierta? No, descarte pronto esa posibilidad, ella siempre fue una mujer muy directa, no usaría jueguitos de ese estilo. Estaba absorto en mis pensamientos cuando volvió a sonar el teléfono. Era un número desconocido nuevamente.
Contesté muy alerta, y se escuchó el mismo sonido extraño de la otra llamada, una especie de voces entrelazadas sin sentido, hasta que al quinto aló, me respondieron.
-Buenas tardes, es usted el señor Luciano Rodriguez
- Sí, soy yo- contesté un poco nervioso.
-Lo estamos llamando de la compañía de seguros para ofrecerle un nuevo producto que cubre catástrofes de tránsito...- Respiré profundo, no sé si aliviado o desilusionado, un poco molesto porque una persona que no conozco me anunciaba desgracias, pero me contuve y pregunté si ellos me habían llamado antes para decirme solamente "es tiempo", pero la chica del otro lado quedó un poco confundida, me dejó esperando un rato y volvió para decirme que no había registro de eso. Ella seguía preguntando si me interesaba el seguro, a lo que contesté que no, mientras sonaba una llamada en espera, por lo que colgué a la insistente señorita y contesté la otra. Había mucho ruido que no distinguí, pero de pronto apareció la voz gutural diciendo "es tiempo" y colgó.
Esa noche no pude dormir pensando en aquella frase. La palabra muerte se atravesaba en mi mente y me hacía temblar. Tal vez era tiempo de morir y alguien me estaba avisando. No pude evitar levantarme a las tres de la mañana a fumar en mi balcón. Mientras trataba de despejar mis pensamientos, vi como un vecino de más abajo lanzaba una caja a alguien que esperaba en la calle. Me pareció muy extraño, pero no quise meterme en eso, estaba ahogado en la angustia de saber qué significaba esa llamada.
Nerón me lanzó un maullido molesto desde el sillón, porque con mis paseos y fumadera no lo dejaba dormir. Me tomé un sorbo de vodka para sentir algo de fortaleza. Está bien, fueron 10 sorbos, pero al menos me envalentoné para hacer lo que había decidido hace una hora. Devolver el llamado.
El sonido que marcaba cada tono me parecía eterno y provocaba que la sangre se me congelara, pero no quise colgar hasta obtener respuesta. Alguien levantó el auricular -Buenas noches, Instituto Psiquiátrico de Santiago. Si llama por una emergencia, debe hacerlo desde las 8 de la mañana, son las 4 - Se apresuró a decir una mujer con muy poca paciencia. Pese a ese detalle le expliqué de las llamadas que había recibido desde ese número. Aunque me costó convencerla de que no era paciente, sino psicólogo clínico, finalmente aceptó darle mi nombre y número de contacto al médico de turno y colgó.
Desperté en el suelo, con mi cabeza apoyada en el sillón y con Nerón sobre ella. Pensé que tal vez todo había sido una pesadilla y me prometí no ver más American Horror Story, ya que mi mente era muy influenciable. Estaba en estas recriminaciones cuando tocaron a la puerta. No esperaba a ningún paciente. Me levanté en estado de alerta, o lo que más podía con la caña que tenía, abrí con la cadena puesta y pregunté quién era.
-Soy Fernando Pérez, te llamé antes de venir. Cumplí mi tiempo en el manicomio al que me mandaste. Es tiempo de que hablemos.
Mis manos comenzaron a sudar y mi mente recorrió un largo camino de imágenes pasadas, hasta llegar al momento en que Fernando y yo cruzamos nuestros caminos en la universidad, de cómo fuimos amigos, de cómo empezó a obsesionarse conmigo y de cómo había entrado al dormitorio de la pensión que arrendaba con un arma de su papá, amenazando con suicidarse si no le declaraba mi amor y nos íbamos del país a casarnos a Las Vegas. Después de que usé lo poco que llevaba aprendiendo en psicología, logré calmarlo y mientras esperábamos en el aeropuerto, con la excusa de ir al baño, fui directo a la oficina de la PDI y pedí desesperadamente ayuda. Lo tomaron por sorpresa, encontraron el arma, lo detuvieron, los análisis entregaron el resultado: Esquizofrenia, y lo encerraron en el instituto Psiquiátrico, más conocido como El Peral. Nunca más supe de él hasta ahora.
Claro que sí, es tiempo, es tiempo de que él tenga su venganza.
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El vecino del 51 A
Ficción GeneralEl hombre del departamento 51 A le genera intriga a una vecina, luego de observar a muchas personas que vienen a verlo con actitudes extrañas. ¿será narcotraficante? ¿tarotista? o ¿entrega placeres sexuales diferentes a pervertidos? Ella hará todo l...