El pelinegro camino cansado hacia su aula, había tenido una reprimenda por parte del miope, claro que poco le importo.
—Que estupidez … —Murmuro cansado.
En cuanto el pelinegro llegó al frente de su salón indicado por el director del instituto.
No entendía porque rayos debía ir a la escuela si había vivido durante más de 2.000 años y de paso, aguantar los insultos de aquellos seres inferiores.
El pelinegro suspiro aliviado, por lo menos no tendría tiempo libre sin que ninguno de los Sakamaki estuviera cerca de él.
El pelinegro abrió la puerta del salón sonriente pero su sonrisa se desvaneció al ver una cabellera rubia sentada en la ultima fila, este ni siquiera se molesto en mirar al pelinegro.
Sin más, el pelinegro suspiro hastiado ¿Porque el universo se empeñaba en joderle su inmortalidad? Solo quería descansar en paz durante aquellas horas libres.
Empezó a caminar hasta llegar a la fila del centro y tomo asiento ahí, normalmente hubiese elegido la última pero no quería tener que ver al rubio cada vez que estuviese aburrido.
—Entonces no lo hagas. —Habló el rubio con sus ojos aun cerrados.
Los pensamientos del pelinegro se detuvieron por completo y su mente se vacío por completo.
—¿Hacer que? —Pregunto el pelinegro intentando hacerse el idiota.
El rubio chasqueo la lengua fastidiado, no era tonto y odiaba que las personas lo tomaran como tal.
—Mirarme cuando estés aburrido, solo no lo hagas.
El pelinegro soltó una risa seca como si estuviese escuchando un mal chiste o algo parecido.
—Entonces no te hagas el idiota conmigo, eres el único que sabe mi secretito. —Contraataco el pelinegro girando lo suficiente su cara como para ver al rubio. —Me sorprende que tu hayas sido el primero en saberlo, Incluso tenia mas fe en Ayato que en ti.
El silencio reino el lugar mientras que el pelinegro solo pensaba en como pudo olvidarsele tal detalle.
Había olvidado que los vampiros tenían poderes distintivos o algo así y supuso que el del rubio era leer mentes. Sonrió inconscientemente al recordar que podía evitar eso con un hechizo, tal vez lo intentaría a la hora del receso o al terminar las clases.
—Que ruidoso. —Exclamo el rubio haciendo que el pelinegro se levantase y se sentara a su lado.
—Pues ahora podre ser mas ruidoso, nunca haría esto por un sucio vampiro así que siente te alagado de tenerme cerca. —Hablo acercándose al oído del rubio hasta casi rozarlo.
El pelinegro se paro en seco al olfatear un poco al rubio. Su olor natural era bastante dulce, no tanto como el de él pero de cierta forma se le hacia exquisito y tentador.
Se separo de golpe con la cara completamente roja mientras se llevaba ambas manos a la boca, el rubio solo observaba divertido la situación con una leve sonrisa esbozada en sus labios.
El timbre sonó y de un momento a otro empezaron a entrar algunas personas hasta que el salón llegó a su 20% de capacidad.
El pelinegro ladeo un poco la cabeza analizando lo que acababa de pasar pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz gruesa que empezaba a explicar algún tema que pertenecía a la asignatura de Inglés.
La cabeza del pelinegro cayo hasta impactar contra la mesa de su asiento, extrañamente este no hizo ruido alguno. Arrecosto su cabeza sobre su antebrazo mientras observaba la pizarra, si mal no recordaba algunas vez había estudiado ese tema con un demonio soberbio.
Los minutos poco a poco se convirtieron en dos horas y faltaba menos de quince minutos para que la clase llegara a su fin.
«“—¿Porque tengo que desperdiciar mi tiempo en esta clase"»
Pensó el pelinegro llevando sus manos a su boca para así poder bostezar.
El timbre sonó y todos empezaron a recoger sus cosas para salir a comer algo a la cafetería o tal vez solo caminarían por los pasillos hasta su siguiente clase.
El pelinegro no era la excepción, se dispuso a irse pero un grupo de chicas se acerco a él con una sonrisa coqueta.
Los ojos del pelinegro se pusieron en blanco, no quería hablar con ninguna de ellas, por lo que decidió salir por la segunda puerta del salón hasta que sintió unas manos en sus hombros.
—¡Hijo de…! —Exclamo sorprendido.
—Evil-kun~ no digas palabras obscenas o tendré que castigarte. —Hablo coqueto el castaño recostando su cabeza sobre el hombro derecho del contrario.
—No empieces con tus homosexualidades, Laito. —Dijo el pelinegro mientras golpeaba el sombrero del castaño con la suficiente fuerza como para tumbar el dichoso sombrero al suelo.
Lo que el pelinegro no tomo en cuenta fue que el castaño tomara el sombrero antes de que cayera al suelo.
—¿Como sabias donde estaba? —Prrgunto el pelinegro empezando a caminar.
—Ara~ Ara~ Solo seguí el aroma que Evil-kun emana naturalmente. —Explico caminando a su lado con su típica sonrisa gatuna.
—¿Aroma? —Se pregunto en un murmullo el pelinegro olfateandose a si mismo pero no olfateo nada. —No emano ninguno, idiota. —Exclamo frunciendo el ceño.
El castaño se acerco hasta llegar a su cuello, al estar a pocos centímetros empezó a oler el perfume natural del pelinegro.
—¿Que? —Pregunto en un murmullo separándose de golpe del agarre del castaño.
—Ara~ Ara~ Tengo que irme, Devil-kun. —Se despidió el castaño volteo levemente su rostro.
—¿Y a mi que me importa? Has lo que quieras. —Comento el pelinegro pero para su suerte el castaño había desaparecido.
Chasqueo la lengua y metió sus manos en sus bolsillos indiferente para seguir caminando sin dirección alguna.
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Sangre Derramada 【Diabolik Lover x Male!Reader】
Fanfiction『Sinopsis』 Soy uno de los demonios más temidos de la humanidad y la única pregunta que ronda por mi mente en ¿¡PORQUE DEMONIOS TENGO QUE SER NO SE QUE DE UNOS SERES INFERIORES COMO LOS VAMPIROS!? 『Contiene』 ❣ Palabras obsenas. ❣ Lemmon leve. ❣ El pe...