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Era una mañana soleada y la pequeña rubia caminaba por el bosque de vuelta a su casa mientras tarareaba una suave melodía que había aprendido de su progenitora.

La pequeña movía con delicadeza la cesta que traía consigo, había estado recolectando duraznos para hacer un gran pastel para su madre.

En el momento que la pequeña niña llego al lindo riachuelo que solía cruzar, la pequeña empezó a saltar cuidadosamente sobre las piedras para no caer, hubo un momento en el que levantó la mirada al sentirse observada y ahí pudo verlo.

Unos ojos azules que la observaban atentamente, la pequeña lo miro mas detalladamente su cabello era negro y estaba desordenado.

La pequeña rubia se perdió en aquellos ojos era como un hechizo que la hacia mirar aquellos hermosos ojos.

Estaban a casi un metro de distancia y la pequeña sintió una sensación nueva para la pequeña, sentía como en su estomago revoloteaban miles de mariposas de distintos colores.

El pie de la rubia resbalo en una de las piedras, ella solo cerro los ojos con fuerza esperando caer al profunda riachuelo pero jamás se zambullo en el agua.

Fue todo lo contrario sintió como una de sus manos era sujetada fuertemente.

Ella abrió los ojos lentamente y vio como aquel niño que era mayor que ella la sostenía con una de sus manos.

De un momento a otro, sintió como su corazón empezaba a latir fuertemente y a un ritmo irregular.

—Que torpe eres. —Hablo el contrario.

La rubia sintió como su cara empezaba a arder.

El niño la ayudo a llegar a la orilla, ella estaba temblando y su cara estaba completamente roja.

—Mu-Muchas gracias... —Agradeció tímidamente la rubia asiendo una leve reverencia.

—Deberías tener más cuidado, a menos que quieras ir a saludar a los peces. —Bromeo el de pelo negro.

La rubia oculto su cara entre su brazo izquierdo tímidamente, el pelinegro intento ver la cara de la rubia bajando la cara a su estatura.

—¡N-No me mires! —Grito agresivamente la rubia.

La rubia empezó a caminar por el bosque rápidamente mientras que su brazo aun cubría su rostro.

El pelinegro la miro confundido "¿Acaso la rubia tenia problemas mentales o algo así?" Se pregunto a su mismo el pelinegro.

—¿Como te llamas? —Pregunto el pelinegro siguiendo a la rubia.

La rubia se paro repentinamente.

—N-No deberías hablar conmigo. —Hablo la rubia con la voz quebrada.

—¿Y porque no? —Pregunto viendo a la rubia.

—P-Porque estoy maldita. —Dijo la rubia a punto de quebrarse en llanto.

El pelinegro la miro de arriba hacia abajo buscando algún rastro de que la pequeña estuviese maldita.

—¿Maldita? —Se pregunto a si mismo el pelinegro para luego pararse recto. —Yo te veo bastante normal.

La rubia quito el brazo de su cara dejando ver sus hermosos ojos rosados.

—Las personas del pueblo dijeron que mis ojos no son normales, también dijeron que Dios me maldijo por ser hija de una bruja. —Grito lo más fuerte que pudo pero después sólo sintió como su voz empezaba a quebrarse.

Sangre Derramada 【Diabolik Lover x Male!Reader】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora