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El rey de los vampiros estaba sentado sobre un sofá de color rojo localizado al frente de un escritorio hecho de madera de caoba en el que se encontraba un hombre de cabello negro.

-Entonces ¿Estas dispuesto a aceptar mi trato? -Pregunto sonriendo el hombre de cabellera blanca.

-Yo soy quien debería preguntarte eso, Tougo Sakamaki. -Comento divertido el contrario con una sonrisa juguetona.

-Por eso estoy aquí. -Río amargamente ante los juegos del contrario, ya se sabia todas su jugadas o casi todas.

-Bien, ya entiendo. -Dijo serio para después llevar sus manos a su mentón.

Pareció pensarlo un poco y luego se levantó para buscar algunos papeles en su escritorio, al encontrarlos saco una lapicera junto con los ya mencionados papeles.

Los extendió para que el contrario los tomara y leyera por un largo rato.

-¿Que es lo que quieres? -Pregunto serio el hombre de cabello blanco.

El hombre de cabello negro sonrió mostrando sus afilados colmillos mientras se levantaba para caminar peligrosamente por la habitación.

-Muchas cosas pero lo único que me interesa obtener de ti... -Intento seguir dando vueltas pero fue detenido por el hombre de cabello blanco. -Eso te lo diré cuando lo necesite.

El hombre de cabello blanco levanto una ceja algo fastidiado ¿Acaso lo estaba jodiendo? Aunque a decir verdad el no se podía esperar menos de un sucio y tramposo demonio.

-La verdadera pregunta aquí es, ¿Tu que necesitas? -Pregunto juguetón el de cabello negro. -¿Poder?, ¿Fama?, Dime lo que necesitas y yo te daré lo que quieras.

-¿Bromeas? No necesito nada de esa mierda. -Exclamo escribiendo en cada uno de aquellos documentos.

-¿Entonces que quieres? -Preguntó sínico.

El de cabellera blanca termino de firmar uno de aquellos papeles para después llevar su vista al contrario.

-A tu hija como prometida. -Dijo serio.

El demonio quedo estático al escuchar aquello para después reaccionar y empezar a reír descaradamente al frente del rey vampiro, el cual lo miraba con enfado combinado con confusión.

-Creo que te has informado erróneamente, Tougo. -Comento divertido para después pararse al lado del vampiro con una sonrisa.

-¿Cual es el problema? -Pregunto el vampiro.

-Que yo no tengo una hija, sino un hijo. -Comentó divertido.

-¿Y eso importa? -Termino de firmar sobre el ultimo documento con una sonrisa burlona.

La sonrisa del rey demonio se desvaneció al escuchar aquella respuesta tan descarada y desinteresada.

¿Acaso ahora el cazador estaba siendo acorralado por la presa? La verdad, ni siquiera el lo tenia claro pero un trato era un trato y aunque ya no le gustaba nada la idea el trato ya estaba hecho.

-Eres todo un maldito Tougo y sabes muy bien que el diablo no cancela sus tratos. -Comento algo ofendido pero después sonrió amargamente. -Pero espero que allás leído el limite de tiempo.

El vampiro abrió los ojos para después leer nuevamente el contrato en busca de aquello y al encontrarlo realizo una neve sonrisa algo molesto.

-Buena jugada, Maldito tramposo.

-1 Año es el limite después de eso mi hijo tendrá que comprometerse con alguna tus pestes y si no lo hace regresara aquí para tomar su puesto como mi heredero. -Explico volviendo a su cómoda silla.

El diablo era un tipo difícil de engañar y un tramposo de todas las formas en que lo vieras, muy pocas personas han hecho tratos con él y sobrevivido para contarlo a pesar que al final terminan en el infierno.

-Supongo que nos veremos nuevamente cuando finalice el plazo acordado. -Se levantó del sillón mientras acomodaba su saco de vestir. -Espero con ansias volver a verte, Lucifer, Estrella de la mañana.

El rey vampiro desapareció sin siquiera esperar alguna respuesta del rey del infierno, dejándolo solo en su oficina en el mundo terrena.

El demonio sólo sonreía satisfecho, había logrado su cometido después de tantos milenios aún si tuvo que vender a su único hijo para realizar su cometido.

Sangre Derramada 【Diabolik Lover x Male!Reader】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora