El monstruo del Norte

918 104 34
                                        

Narra Zoro

"Este Kidd está loco" pensé mientras les escuchaba hablar detrás de la puerta. Tocar a la mascota de uno de los hombres más peligrosos eso sólo se le ocurriría a él.

Pero al fin y cuentas con el destino no se puede luchar...

Me senté en el suelo bostezando podría echarme una pequeña siesta así tampoco escucharía nada raro aún que aun durmiendo estoy alerta en todo.

-Vaya vaya tienes unas piernas hermosas, parecen de porcelanas. - Escuchaba decir una voz que se iba acercando, abrí los ojos para ver de quien se trataba. Era solo un viejo sudoroso que llevaba con el una mujer de cabello rubio.

No sabía que aquí también hubiera mujeres pensaba que solo hombres.

-Que hermoso eres no puedo esperar más a pasar la noche contigo. - Su sonrisa me repugnaba.

-Si... Señor... - La chica se giro para mirarle y cuando pude reconocer aquella ceja algo en mi se detuvo.

No... Ese asqueroso no va a tocar lo que  siempre ha sido mío...

Sanji abrió la puerta cosa que me fastidio ya que quería estampar al hombre contra ella pero en cambio acabe estampandolo contra el suelo dentro de la habitación con la mirada desconcierta de Sanji en mi. Me daba igual dejar mi puesto, me daba igual que alguien viniera, nadie más iba a tocarle.

-¡Se puede saber que estas haciendo marimo!

Reí, siempre llamándome así aún después de verme estampar a alguien.

-¡Que te importa! - Estrangule al hombre hasta dejarle inconsciente, aún que me hubiera gustado matarlo aún que eso sí joderia el plan.

Me levante poniéndome enfrente de Sanji, llevaba maquillaje y un vestido rosa.

-¿Se puede saber que estas haciendo? ¿Con ese asqueroso y vestido así? - Debía calmarme pero esta situación me esta sacando de mis casillas, ¿iba acostarse con él?  No Zoro, no pienses en ello ahora no.

-Tú que crees. - Sanji se cruzó de brazos mirándome con reproche.
Vale Zoro calmate calmate calmate...
-¿Qué te ocurre Marimo? - Me senté en la cama me estaba volviendo a pasar, otra ves todos esos recuerdos se amontonaban en mi cabeza, eran tantos de tantas maneras, quiero que paren no me puede dar un ataque delante de Sanji...

-Quítate esa ropa... - Sanji me miró desafiante como diciendo no te voy hacer caso. - Por favor Sanji...

Parece ser que funcionó ya que suspiro fastidiado y algo sonrojado yéndose al baño. Después de un rato volviendo con su camisa y unos vaqueros, no se como se podía ver tan jodidamente sexy con tan solo dos piezas de ropa.

-Ahora que he hecho lo que me has pedido y pareces más tranquilo, dime que cojones ocurre contigo. Primero apareces y luego desapareces, encima pegando a unos de mis clientes. ¿Estas loco?

Sonreí irónicamente, ¿loco? Si... Yo también debía estarlo después de todo siempre me vuelvo loco cuando se trata de él.

-Tan solo... Estaba escuchando a ese hombre y me enfado. - Aparte la mirada de él, era tan vergonzoso.

-¿Te enfado que me tocará? - Río y acerco su rostro al mío, tenía la necesidad de besarle de nuevo lo deseaba tanto.

-Tal ves.

-Bueno. - Se alejo con una sonrisa de satisfacción. - De todas formas quería verte.

Una estúpida sonrisa apareció en mi rostro, pensaba que me iba a odiar por no venir pero tenía que arreglar un par de cosas para conseguir ser el nuevo guarda espaldas de Trafagal.

El clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora