El club

Samurai

Más de 200 huesos y aún no aprendemos a seguir en pie cuando se nos rompe el alma.

*Creditos al autor*

Hace muchos años atrás en la era de los sumaráis.

En una pequeña aldea había un Samurai que era bien temedio su nombre era Zoro Roronoa el segundo mejor espadachín del mundo, el primero era Mihawk o también conocido como ojo de halcón.

Zoro se había pasado toda su vida solo, entrenando para sobrevivir. No le veía sentido a la vida eso a lo que llamaban '' vínculos '' él nunca los ha tenido, por eso cuando empezó a trabajar como sicario no le importaba no tenía familia ni amigos ni pareja, nadie que pudiera detenerle.

Un día Zoro pudo enfrentarse a ojo de halcón, obviamente Zoro fue derrotado. Se puso enfrente de Mihawk listo para morir ya que cuando pierdes en un combate pierdes la vida.

Mihawk quedó sorprendido ante sus ataques pero sobre todo su desicion para perder la vida.

-Chico ¿qué piensas sobre el destino? - Le pregunto Mihawk guardando su espada.

-Que yo decido mi destino. - La firme mirada de Zoro hizo sonreír al pelinegro.

-Te dejaré vivir.

-¡No!

Esto llamo aún más la atension del pelinegro.

-¿No quieres volver a casa?

-No tengo casa, no tengo ningún vínculo en este mundo.

Mihawk se quedó pensando, de alguna manera le recordaba a él cuando era joven antes de aquel incidente.

-¿Qué es lo que más deseas?

-Ser el mejor espadachín del mundo.

-¿Sólo eso?

Zoro lo miro con molestia, no sabía lo que pretendía.

-¿Sea cual sea el precio?

-Si.

-¿Aún que eso signifique perderlo todo?

-Ya te dije que no tengo nada que perder.

Mihawk rio haciendo molestar aún más al peliverde.

-Entonces te lo consedere, te daré toda una vida de ventaja.

Zoro estaba confuso no entendí nada de lo que le estaba diciendo. Pero de pronto ojo de halcón hizo una especie de danza, el sol fue oculto por nueves y empezó a llover bastante fuerte, Mihawk sacó un bote que relleno con el agua que había caído del cielo y luego se hizo una pequeña herida en el dedo y introdujo en el bote también un poco de su sangre. Zoro lo miró sorprendido.

-¿Qué eres? - Zoro volvió a desvainar su espada y se puso a la defensiva.

-Un hombre que quiso jugar con el destino. Yo también era como tú quería ser el mejor fuera como fuera hasta que me encontré con una bruja, si una bruja ¿no es de locos? Y me coincidió la vida eterna y un poquito de su poder, obviamente que soy el número uno tengo una vida inmortal.

Zoro guardo su espada y sonrió, iba a conseguir su sueño. Pero antes de que pudiera coger el bote ojo de halcón le advirtió de algo.

-No tengo tanto poder como para darte una vida eterna, pero si para hacer que lo recuerdes todo. En otras palabras morirás como cualquier mortal con la diferencia que cuando vuelvas a nacer recordarás tu vida anterior y así en bucle, tal ves nazcas ya con los recuerdos o mientras vayas creciendo llegará un momento que lo recuerdes todo.