Capítulo 25♥

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Tocaron la puerta. Miré mi celular cuando Sonic se levantó a atender. No habían mensajes de Shadow ni de nadie, aunque lo que más me preocupaba era que Sonic me hubiera mirado con temor en cuanto sonó la puerta. Me acerqué a la ventana del living, esperando a que Sonic regresara. Pasaron dos, tres, hasta cinco minutos. Noté que algo andaba mal, sabía que lo estaba, porque nunca fue lo contrario. Tomé el diario y lo metí en mi campera, no importaba sí era algo parecido al hurto, este diario era importante. Evidencia muy importante. 
Me asomé por la puerta, y recorrí  el mismo camino hasta la puerta, donde daba la conexión a las otras partes de la casa. No escuchaba nada, solamente un leve susurro que provenía de la cocina. Me acerqué con cuidado, sin hacer ningún ruido. La puerta entreabierta, sin pestillo. Sonic estaba apoyado contra la mesada, con otra taza que no era la misma que tomó conmigo. Mientras, miraba disimuladamente hacia mí, se rascaba la cabeza, actuaba normal, sonreía como hacía él. Sí no hubiera sido por el movimiento de manos que hizo cuando pasó su mano por su nuca, hubiera entrado sin pensarlo dos veces. Piedra, tijera, papel. De manera muy disimulada, hizo la señal secreta y casi extinta que habíamos creado cuando niños, una señal muy simple; Corre.
¿Lo debía de dejar ahí? Corrí mi vista hacia el otro invitado, con un poco de esfuerzo, logré ver los ojos amatistas de el desquiciado. Mi primer acto fue congelarme. Lo tenía ahí, estaba ahí. El culpable de todo lo malo, el psicópata grotesco que hizo que Mina Mongoose se suicide. Aquel que mató al pequeño gato, quien acosó a Shadow por cuánto tiempo alguien sabrá. Lo tenía frente a mí, y mi primer movimiento fue no moverme. Sonic quería que me vaya, pero no quería. Esa pizca de valentía que me corría por las venas de vez en cuando, quería salir y... Hacer algo, no sabía qué, pero hacerlo. Sin embargo, tenía el diario conmigo. Un mal movimiento y todo se iba a la mierda. Absolutamente todo, Sonic, la evidencia y yo.
Lo pensé mejor, aunque no había nada que pensar; Por obvio raciocinio, era mejor correr. Y eso iba a hacer, hasta que, al momento de darme la vuelta, veo como el rojizo saca de su espalda una daga de plata, con la cual apuñala a Sonic en el estómago. Su camisa blanca comienza a teñirse de rojo, mientras su cara de asombro se torna pálida. Knuckles le saca el artefacto de un tirón. Aquella persona que era mi mejor amigo, coloca sus manos sobre su abdomen, con cierto dolor cae al piso, mientras que el desquiciado lo mira desde arriba. Satisfecho, totalmente satisfecho. Le susurra algo, y Sonic le responde. Para no llorar, tapé mi boca. Debía correr, llamar una ambulancia, a Shadow, a quien fuera para que lo salve. Sin embargo, Sonic me miró. Piedra, tijera, papel; Corre. Asentí, a la vez que lloraba, salí disparada del apartamento.Sin querer me llevé por delante las macetas que habían en la Numero 53, haciendo el mayor ruido de mi vida. Pero no importaba, tenía que correr. Debía correr. El portero me miró alarmada, a lo que le pedí que llame una ambulancia para el piso de mi moribundo amigo. Me detuvo porque estaba llorando, y me estaba yendo como quien se fuga de la escena del crimen, y no me dejaba irme. Pensé en tumbarlo en toda la desesperación, no era buena idea, pero necesitaba llegar a un lugar seguro.
El timbre del ascensor sonó, abriéndose ante nosotros, un poco lejano. Se abre paso, silbando como sí fuera normal, haciendo resonar las llaves del departamento de Sonic que, seguramente, había robado. Levantó la cabeza sonriendo, como sí le hubieran contado un buen chiste, y el fuera un niño con buenos gustos cómicos. Sonrisa que se borró al verme a mí tratando de salir con desespero, aún más desesperada que cuando me buscó en el callejón. Aún más cuando supo la dirección del hotel en Green Hills. Empujé al empleado y corrí a la calle, entre la gente que me pasé a llevar, y la que me gritaba que no empujara, no sabía cuán lejos había llegado. El alto de los edificios me hacía pensar que podría estar a salvo. Llegué a una agencia de taxis, y les pedí con urgencia un auto, cualquiera, con quién sea. Inmediatamente me lo dieron, y al subirme simplemente guardé la calma, no quería sufrir un accidente de tráfico ahora que estaba yendo tan lejos. Llamé a Shadow, necesitaba que nos encontráramos en la policía, rápido.

Amancay. (Shadamy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora