De confianza

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Llevaba mas de una semana en el interior de su casa. Fue gracias a Alexby que el pudo regresar aquella noche, porque Lolito había estado demasiado ocupado para poder velar por el aunque... para este punto no sabia si le importaba.

"-¡Te quiero lejisimo de mi Mangel!-"

Había sido un accidente, se le había caído una mina ahí, lo ultimo que había querido era reventarle el jardín a Lolito de todas las personas. Pero el no le quiso escuchar, hubiera sido sorprendente que lo hiciera, no era razonable cuando ese tipo de cosas pasaban y solo le superaba Vegetta en arranques de ira. Desde ese día solo se habían visto nuevamente en las elecciones, y aunque pensó que al nombrarle su primera dama le estaba tendiendo una rama de olivo y la oportunidad de volver a acercarse a el, la realidad probó lo contrario.

Ahora estaba ahí, con las heridas aun demasiado frescas como para que fuera buena idea salir, con la única compañía de sus lobos acurrucados a su alrededor. Tenerlos encima le resultaba de lo mas incomodo y algunas veces presionaban alguna herida accidentalmente y era como una pequeña puñalada de dolor, pero el no quería quitárselos de encima. Mangel se sentía muy solo tras todo ese tiempo sin que apareciera nadie para visitarlo sabiendo que estaba herido, ni siquiera Lolito, tanto que cuando los perros le rodearon y se acomodaron a su alrededor como si quisieran protegerlo casi se largó a llorar.

Tuvo que levantarse de la cama, el hambre ya lo estaba matando. Uno de los perros gimió en sueños y movió la pata, dejando justo un hueco por el que Mangel pudo deslizarse sin despertar a ninguno. Su cuerpo estaba rígido de días sin levantarse, pero de tantas heridas que tenia Mangel se había preguntado si es que al moverse las reabriría, por eso mismo no había podido hacer prácticamente nada desde que Alexby lo dejó ahí.

Llegando a la cocina Mangel tuvo que sostenerse cuando una punzada de dolor especialmente fuerte en el costado le paralizó, pero eso no lo detuvo, se empujó hacia adelante ya que el hambre estaba pudiendo mas esta vez. Abrió la heladera, y casi se cae de lado por el olor horrible a carne podrida que había. La cerró de un portazo, maldiciendo en murmuros mientras se recordaba a si mismo que tenia que conseguir alimentos que no fueran tan delicados como el pollo, que se pudría rápido. Miró por los ventanales de su casa, suspirando al ver que continuaba lloviendo ahí fuera, tenia que ser un torrencial especialmente fuerte, Mangel había pasado días durmiendo y despertando de forma intermitente, pero en ningun momento escuchó que parara un segundo.

"-No mojes las heridas, así solo vas a lograr que se reabran-"

Eso es lo que le había dicho Merlon cuando le atendió ese día. Le gustaba su casa apartada y con bellas vistas, casi nadie iba a molestarle ahí, pero por una vez estar tan lejos del pueblo era algo negativo. Si saliera seguro que se empaparía y no quería morir desangrado en el bosque, sin embargo, tampoco quería morir de hambre, y en vista de que nada había de comer que fuera comestible le quedaban dos opciones: o ir al pueblo a buscar provisiones o ir a la casa de Alexby a mendigar algo de pan. Se acercó a la puerta principal y miró a través de sus ventanas las escaleras que conectaban a la casa del comisario, y frunció el ceño al notar que seguían reventadas.

"No debería haber puesto una mina ahí"

Arrepentido por su broma se preguntó por unos momentos si es que no podía subir de otra manera, pero la montaña que tendría que trepar era tan empinada que dudaba sobrevivir si se caía. Dioses, entre el agua y el esfuerzo seguro que se desangraría antes de llegar a la mitad. Miró hacia adelante, hacia donde antes había estado la casa de Lolito. Seria una subida costosa, pero mas fácil que la otra, y si lo combinaba con una armadura, quizás podría evitar empaparse del todo.

Lluvia EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora