Las intenciones del Rey. [Finalizada].

Transición del Rey

Aquella mañana el alba apenas había salido, el frío seguía siendo un enemigo feroz y los hombres guardaban un silencio temeroso. Indudablemente estaban en un funeral. Pero el muerto, cuyo corazón aun latía pero que pronto ya no. Nisiquiera se sintió intranquilo por lo que venía.

Los lobos guiaron a los forasteros en mudo silencio, con respeto. Pues esto era la gran muestra de valor de un guerrero y los dioses serían invitados a bajar hasta esas tierras para ver su valía.

Ya nada quedaba de aquel aire festivo de la noche. Ya nadie festejaba o se sentía ansioso. Esto debía haber sido una señal. Lo fue para Peter, quien montando su majestuosa bestia, guardaba su temor como buen soldado. Observando a su soberano, sin atreverse a pedirle, nuevamente, que desistiera.

Stiles montaba despreocupado, con un objetivo fijo en su mirada. Sin alardes, sin miedo. Tan solo expectante. Morir no sería lo peor que pudiera pasarle. Peter cumpliría su palabra si algo fuera a pasar. Peter mataría a Hale. Nada detendría la muerte de aquel cobarde, nisiquiera su propia vida perdida.

Extrañamente el único animado al llegar y desmontar fue Salvatore, con sonrisa radiante, despreocupado, preparado. Listo para lo que vendría como si toda la situación le fuera divertida.

— entonces su majestad — hablo el lobo. — usted tiene que escalar esta montaña hasta la sima. — Como ya sabrá que debe hacerlo, necesita desnudarse.

— eso sí quiero verlo. — soltó Salvatore, un gruñido bajo se escuchó, proveniente de Peter.

— no es necesario un espectáculo en público.— aclaró el lobo. Al ver la mala mirada que el Rey dirigió a su aliado.

Quién miró el suelo pateando una piedra invisible que no estaba allí.

— bueno, si eso es todo — murmuró el Rey.

— no te olvides de la flor — soltó la loba rubia.

Stiles asintió, encaminándose a la montaña. Peter lo vio marcharse sin decir nada, guardando silencio desde su caballo.

— bueno, esto será una espera larga — murmuró el rey Salvatore, dirigiéndose a su caballo, cuyo bolsa de cuero amarrada a su derecha contenía una botella de licor.

El la saco sin problema alguno y la destapó enseguida. Peter rodo los ojos, aun preocupado y el alfa lider se acercó a el Rey, preguntándole si le compartíria un poco.

Adentrándose en el bosque Stiles camino cauteloso, el suelo tenia pequeños rincones sin nieve, gracias a los robles cuyas ramas guardaban la mayor parte de nieve que caía del cielo, secuestrando los copos antes de poder llegar al suelo. Cada paso lo llevaba un poco mas lejos, olvidando rápidamente a los hombres que dejaba atrás. Vago por un largo tiempo, siempre caminando hacía adelante, mientras el terreno iba elevándose. El frío lo hacía temblar, pequeñas nubes de vapor escapaban de su boca, cada vez que la abría intentando respirar. Cuanto mas alto llegaba, mas frío sentía.

Pero su objetivo fue fijó, pensó en su hijo y la rabia no se hizo esperar, como si siempre estuviera presente en el. Pensó también en cuántas personas habia matado hasta ahora. Ninguna fue una elección muy clara. Se detuvo un momento, viendo la sangre en sus manos. Estaba enloqueciendo.

Un crujido detrás suyo lo hizo ponerse rígido. Volteó cauteloso de quien pudiera haberlo causado. Nada, no había ser detrás de el. Intentó convencerse de que solo era el en su caída a la locura, pero nuevamente un sonido atravesó sus pensamientos. Volteó nuevamente, menos cauteloso, mas a la defensiva.

Otra vez no había nada. Observó el poco cielo sobre su cabeza, tapado en su mayoría por las ramas. Mas gris que antes. Haciéndolo saber que hacía tiempo vagaba por el bosque y honestamente, se sentía perdido. Peter tenía razón, era una mala idea. ¿Pero que le aseguraba que realmente quería mantenerse con vida?. Lo sospechó cuando aquel alfa estaba frente a el, amenazante y Stiles no tuvo intención alguna de defenderse.