La guerra²

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Salvatore agudizó su oído en busca del mas pequeño sonido, impaciente y excitado a la espera de algún ruido. Hasta que este llegó. Se escuchó quedamente, apenas como un susurro.

Pero Salvatore podía reconocer este ruido, eran los gritos de los que caían en la arena. Siendo reclamados por la muerte. Entonces sonrió.

—¡Es hora! — grito en orden y dos soldados se pusieron en marcha en la cubierta preparando aquélla gloriosa armá regalada por sus amigos orientales.

Ambos hombres trabajaron forzosamente pará lograr meter la bomba dentro del cañón. Damon miró brevemente a los hombres ya en la arena. —¡esperad a la señal! — ordenó con felicidad y rápidamente caminó por los suelos de madera hasta posicionarse al lado del arma. Uno de sus hombres rápidamente le dió un cerillo y Salvatore no perdió tiempo en prenderlo. Casi pudo escuchar la voz de Stefan en su cabeza. "Esto es una mala idea". Diría el, lo cual solo sirvió para motivarlo a prender la mecha. Se alejó con precaución emocionado.

Caminaban por la arena rodeando las murallas junto a Peter. Lo hacían en silencio hasta que este habló.

—¿Quedó algo de Connor que enterrar?.

La pregunta llegó a Stiles como un baño de agua fría, el se detuvo abruptamente. Y Peter también lo hizo, mirándolo a los ojos. El Omega consideró que responder, mas halla del dolor y de la tradición, el reconoció que tenía el derecho.

— era como un trozo de carbón — respondió con dureza. — estaba tan quemado que apenas podías saber si era un bebe. Pero lo era, nuestro bebe.

Peter frunció el ceño herido y consternado, armándose de valor para digerir las palabras.

— Eh escuchado que ya lo habéis enterrado. — murmuró con voz complicada.

Stiles asintió, por lo que Peter miró hacía el mar, en busca de consuelo. Desechó ahora por no poder despedirse de su hijo. Stiles se apiadó de el. Dudo unos momentos antes de tomar su mano. Llamando la atención del alfa que tenía sus ojos vidriosos por el dolor.

— es mejor así. — susurro. — si lo hubieses visto Peter, como yo lo vi... — Stiles negó.

— era mi hijo. — respondió Peter. — tenía derecho de verlo.

Nuevamente el omega negó, tomándolo del rostro. — te juro que es mejor así. Recuérdalo tan hermoso como era. — consoló. Algunas lágrimas escaparon del Alfa, quien sollozó enfermo de dolor.

— fue mi culpa — dijo Peter entre lágrimas. — yo lo hice.

Stiles sollozó un poco. — fui yo. — confesó, pero Peter negó. — fui yo. — refutó. — estaba tan molestó, quería el trono devuelta y confíe en Derek. Fue mi culpa, yo dejé que el entrará a nuestras vidas.

— si yo no te hubiese lastimado — murmuró Peter en conflicto. — si no hubiese escuchado — susurro para el. Sin embargo Stiles sabía a que se refería, pero no se lo diría, no a Peter, no esta noche. — tu no habrías confiado ciegamente en el.

Stiles lo soltó, miró sobre ellos a la Luna.

— ya no se puede cambiar lo que a pasado. Pero podemos vengar su muerte. Tu y yo, Peter. Lo vamos a hacer pagar por su crueldad.

Peter bajó la cabeza, mirando la arena que los rodeaba, pensó en Salvatore y su voz. "Hay un reino mas halla del mar, y su rey es un omega... ¿No querías un tronó?". De haberlo sabido, pensó Peter, de haber sabido como todo se destrozaría en pedazos. Entonces el no habría escuchado, no habría ido en búsqueda de aquel chico llenó de vida.

Las intenciones del Rey. [Finalizada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora