El grito del pueblo.

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A las puertas del reino, el Rey ingreso majestuoso. Tras el un séquito de casi mil hombres, todos emocionados por la sangre. Festejando una guerra que todavía no iniciaba. Pero creyentes fieros de su próximo triunfo, pues junto a ellos estaban los dioses.

Stiles sintió las miradas de los aldeanos, todos temerosos observando su nuevo y llamativo aspecto. Incluso Peter le miraba de reojo sobre el corcel. Pareciendo igual de incómodo que el. De echo y para barear, el único que parecía disfrutar la atención era Salvatore que con elegancia y bien erguido se asemejaba a un vencedor. Triunfante.

Stiles lo miro de reojo. No confiaba del todo en el, nuevas dudas habían crecido. Una vez cerca de las puertas del palacio escuchó el bullicio y la voz de un hombre, Stiles se tomo la molestia de desviar su camino y a unos pasos en su semental encontró el punto del escándalo. En medio de la gran plaza, un tumulto de personas escuchaban atentos el discurso de un joven.

No parecía mas de veinte años, con ropas gastadas y pobres. Hablaba de la guerra.

—¡... El pueblo será el primero en sufrir esta historia, moriremos de hambre, trabajando para ellos, creando sus espadas. Mientras el Rey se resguardará en su castillo, comiendo manjares, devorando mas comida de la que podría tragar!. ¡Esto ya esta comenzando, estan reclutando a los hijos de granjeros para enviarlos a morir!.

Stiles frunció el ceño y busco rápidamente una explicación con un anciano en las últimas filas.

—¿Que es lo que se pretende con esto! — exijo. El anciano retrocedió, enconguido en su miedo, temeroso de responder.

—¡Tu señor le esta hablando! — intimidó Peter a su lado.

— mi rey — murmuró el anciano, tras el el discurso del plebeyo proseguía. Stiles frunció mas su ceño. — mis reyes — corrigió entonces mas asustado. — no lo tengo entendido sus majestades. — excusó. — solo soy un simple hombre que caminaba por aquí.

La mentira fue comprendida por el Rey a solo segundos de ser escuchada. Entonces miró nuevamente al campesino que hablaba. Tras de ellos un nuevo corcel llegó, uno de los guardias reales, quien habló con Salvatore. Stiles gruñó, dispuesto a desmontar, sin embargo Salvatore lo detuvo con palabras.

— el Rey Winchester se encuentra en el palacio — aviso. — el estuvo presente por mas tiempo. Me imagino podrá daos una explicación mucho mejor que la de este miserable anciano.

El hombre mantenía su mirada en el suelo temeroso. Stiles pensó antes de atender a la razón de aquellas palabras. Con total seguridad tiro de las correas obligando al manso animal a voltear. Los pocos hombres que lo siguieron abrieron paso para su señor. Los salvajes ya habían sido guiados dentro del castillo.

El rey inicio la marcha allí mismo, Peter le siguió primero y tras el los soldados obedientemente. Salvatore aguardo unos minutos, observando al plebeyo por unos instantes mas. Entonces el anciano llamo.

— le agradezco mi señor — susurro con alivió. Damon lo miro desde su caballo y sonrió como respuesta antes de iniciar su marcha. Intuía que esto le sería interesante.

Cuando Stiles desmontó el rey Winchester ya estaba allí para recibirle. Stiles le tuvo compasión, pero reconoció la ira que abarcaban sus ojos.

— Sir Winchester — llamó una vez frente a el. — lamentó mucho su perdida — tuvo la necesidad de decir.

El niño trago con rabia el dolor que presentaba y respondió con orgullo. — Hale lo lamentara mas. — se limitó a decir, dando por terminado aquel tema que tanto dolor le causaba.

Stiles lo comprendió enseguida. —¿Has recibido ya a los salvajes?. — murmuró comenzando a caminar.

— lo he hecho su alteza. — contesto enseguida. — pude ver su fuerza en cuanto ingresaron aquí. Honestamente me hallé sorprendido, no se me ocurre como habéis logrado reclutar a temibles hombres. Pero viéndolo ahora puedo imaginar que es una historia digna de contar.

Las intenciones del Rey. [Finalizada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora