Capitulo Dos

364 50 28
                                    

Con cada paso que doy alejándome de esa casa y todo cuanto es cercano, me resulta desconocido, todo por completo, no reconociendo ni lo más mínimo por mucho que lo intente, que observe, incluso pudiendo asegurar que aumenta el dolor de cabeza que llevo sintiendo desde hace un rato, uniéndolo a ello el sentimiento de desconfianza.

Sintiendo cierto dolor en mis pies, el cual no remite ni cuando paro a descansar por unos segundos, pienso en si seria buena idea quitarme las zapatillas y seguir descalzo. Viendo la clase de suelo que estoy pisando ahora mismo dudo en que sea buena idea porque acabaría mucho peor y no tengo nada con que curarme. Desde luego volver no es una opción ni para hacerme unas curas necesarias ni para nada.

Continuando por el camino que ya iba, envuelto en mis pensamientos, puedo ver bien cuanto me rodea.

Exactamente me encuentro ahora mismo en una calle amplia, sin apenas casas a mi alrededor. Deteniéndome una vez más, me centro por un momento en ver lo que me rodea. Como bien vi nada más llegar aquí ya veo que se trata de una amplia calle, que los edificios que se encuentran alrededor no son casas sino locales como restaurantes o cafeterías. Incluso algún puesto ambulante de algo que no alcanzo a ver desde donde me encuentro.

Algo de todo cuanto ya he visto que llama mi atención es una inmensa fuente en el centro, la cual en mi vida, en mis diecisiete años, nunca he visto porque si fuese así la recordaría.

Acercándome, recorriendo la amplia distancia que me separa de dicha fuente, me siento nada más llego, pudiendo ver mejor de aquí cosas que antes no veía, como la decoración de la fuente, que no contiene ni una gota de agua pero que en efecto no había visto nunca antes.

— ¿Dónde me encuentro que no puedo reconocer nada? —cubro con mis manos mi cara —es tan frustrante.

— ¿Qué haces aquí solo Plann?

Tenso, en cierto punto, aparto las manos de mi cara y alzo lo suficiente mi vista como para ver a la persona que con tanta libertad se atreve a hablarme de forma informal, sabiéndose mi nombre cuando yo no reconozco en absoluto a la chica que tan fijamente me mira.

— ¿Tu quien eres? —me aparto un poco cuando se sienta —¿y por qué sabes como me llamo?

— ¿Bromeas verdad? —pregunta entre sonoras carcajadas —soy Sammy, la hermana de tu novio.

— ¿De Mean?

— ¿Mean? ¿Ese quien es?

¿Qué quien es? ¿Todos están locos o es que yo me estoy volviendo loco?

Levantándome no respondo a la tal Sammy, esa que asegura ser la hermana de mi novio, un novio al que ni conozco al igual que a ella.

Alejándome de la fuente y de la chica, andando lo más rápido que mis doloridos pies me permiten trato de salir de esta plaza que ahora me parece inmensamente grande, como si fuese un laberinto sin salida, tratando de recordar donde se encuentra mi casa, la de Mean o un lugar seguro.


No se cuanto hace que salí de esa casa, ni cuanto llevo andando desde que salí de esa plaza donde esa tal Sammy me abordó, pero finalmente tras demasiado pasos que he dado de forma acelerada he tenido que decidir a salvar mis pies, quitándome las zapatillas. Ahora me duelen los pies por andar descalzo pero creo que no tanto como cuando tenia puestas las zapatillas.

Mirando a mi alrededor por la calle por la que ahora mismo voy puedo ver que lo que me rodea ahora si parecen ser casas, no recordando una sola. El silencio que me acompaña en cada paso que doy no es interrumpido absolutamente por nada, no durante un rato hasta que parece que llego a una zona más transcurrida.

— Quizá podría pedir ayuda..

Andando todo lo rápido que mis doloridos pies me permiten casi llego a donde toda esa gente que de la nada ha aparecido está, siendo mis pasos más lentos, mis fuerzas más débiles, el dolor tan intenso que me tengo que sostener de la pared de piedra más cercana, perdiendo de tal forma el equilibrio que casi no siento mis rodillas chocar con el suelo.

Moviéndome hasta sentarme, abrazando mis piernas entre mis brazos, pegadas a mi pecho, puedo ver en el suelo algo que hace que me ponga nervioso, que incluso despierta tensión en mi. El rastro de sangre que mis pies han debido de dejar se hace presente en el suelo. Moviendo una de mis piernas puedo ver que efectivamente mis pies son los que han dejado ese camino de sangre, las heridas que tengo y son bastante notables.

Apoyando mis pies en el suelo, intentando levantarme con mis manos en la pared a mi espalda, pierdo de nuevo el equilibrio, golpeándose mi cuerpo por completo contra el suelo, mi cabeza incluso, sintiéndome mareado de pronto por el impacto, por la sangre y el frio en mis pies descalzos, por el hambre que de la nada estoy sintiendo, notando el agrio sabor en mi boca de lo que ahora mismo mancha el suelo a mi lado.

— A..ayuda —veo borroso todo a mi alrededor —ayúdeme por favor.

— Tranquilo que ya estás en buenas manos.

Intento ver a quien tengo enfrente, reconocer su voz, pero me es imposible, más cuando una sensación de sueño me invade, llevándome consigo.


Estirándome, moviéndome, separando lentamente mis parpados veo con algo más de claridad, notándome extraño, no sintiendo tanto dolor aunque si la molestia en mi cuerpo, en mis pies cuando me muevo, en mi estomago incluso al incorporarme, sentarme sobre la cama donde me encuentro y no reconozco en absoluto.

— ¿Dónde..?

— Te has despertado —de nuevo esa voz.

Mirando al frente, hacia la puerta más bien de la habitación donde me encuentro ahora mismo, puedo ver a ese que hace, creo, horas dijo que es mi novio, aún no creyendomelo, apartándome como puedo de él cuando se acerca, frunciendo el ceño en el momento en que sostiene mis tobillos, dedicando su atención a mis pies.

— Parece que están mejor —los aparto —dos días de sueño te han venido bien. Ahora te traeré algo para que comas.

Viéndole salir de la habitación, tan confiado, pienso, desviando mi atención a la habitación, viendo la perfecta forma en la que está amueblada, con un escritorio, una amplia cama para dos, un vestidor..

Destapándome me deslizo por la cama hasta llegar al borde de la misma.

Acercando mis pies al suelo, pisando, rápidamente me arrepiento, volviendo a tumbarme, de lado, de espaldas a la puerta, cubriéndome hasta la cintura, pensando en que puedo hacer ahora que estoy de vuelta en esta casa, como podría salir para encontrar a Mean, una razón de porque todo ha cambiado así, mi vida, mi novio, todo en absoluto.

¿Dónde esta mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora